CHAMPIONS | REAL MADRID - MILAN

Yo negocié con el Milan de Berlusconi: "Es simple... Tú pides y ellos siempre dicen 'sí'. No reparaba en gastos"

Dos importantes representantes relatan a Relevo el modus operandi del gigante lombardo a la hora de negociar por futbolistas.

Berlusconi, junto a Inzaghi./REUTERS
Berlusconi, junto a Inzaghi. REUTERS
Julio Ocampo

Julio Ocampo

"Silvano, buongiorno sono Adriano Galliani". Silvano, en realidad, es Martina, exportero del Inter, Torino y Lazio, entre otros clubes de Serie A. En Italia jugó 20 temporadas y después se convirtió en representante de jugadores con la envergadura de Edin Dzeko, Nemanja Vidic o el mismísimo Buffon, quien pudo fichar por el Milán cuando la Juventus terminó ahogada en Serie B tras Calciopoli (2006). "En el momento que estalló todo apareció el Milan. Quería fichar a Ibrahimovic y Gigi inicialmente", adelanta a Relevo.

"Paradójicamente, creo que fue el propio Silvio Berlusconi quien bloqueó la operación. Ya había comenzado su política de reducir costes. Por otra parte, Buffon tenía claro que se quería quedar en Turín… Decía que la Juventus era el club que le había convertido en un personaje rico y famoso. No podía traicionarla ¿entiendes? Pero sí, le querían todos", asevera.

El mítico cancerbero -junto a Del Piero o Trezeguet- jugó un año en las arenas movedizas de la Serie B, a diferencia de Cannavaro, Emerson, Zambrotta o Thuram, que arribaron en España con más nombre que fútbol. "Buffon incluso se bajó el sueldo para ayudar a los bianconeri. Yo siempre hablaba con Galliani, y en realidad con él resultó siempre todo fácil. Cuando charlas de futbolistas con esta magnitud la fórmula es simple: tú pides; ellos siempre te dicen sí. No se negocia. Un millón arriba o abajo da igual. Quieren cerrar la operación, y basta", explica tajantemente.

Imagen de Berlusconi. REUTERS
Imagen de Berlusconi. REUTERS

Aunque Ibra -entonces propiedad de Raiola- recaló finalmente en el Inter y Gigi se quedó en casa, "lo cierto es que, repito, Galliani quería a los dos. Buffon al club de Moratti lo rechazó también porque estaba involucrado en el escándalo. Eran dos entidades que se llevaban mal. Además, era icono juventino, y yo esto también se lo expliqué a Galliani. Ambas partes, por diferentes motivos, comprendimos que no era el momento de ir al Milan. Años después, volví a hablar con Adriano… Estaban interesados en Dzeko, que entonces jugaba en el Wolfsburgo. Costaba 25 millones, pero ellos no podían llegar a esa cifra. Repito que Berlusconi no se metía nunca en la parcela deportiva. Era de Galliani y Braida. Obvio, conocía todos los detalles, pero permanecía fuera casi siempre", rememora.

Efectivamente Silvio, cuatro veces primer ministro, permanecía al margen. Probablemente en su villa de Arcore, escuchando la Cabalgata de las valquirias mientras tomaba un vino de Jerez de la Frontera (vendimia de 1775). Con un valor estimado de 150.000 euros la botella, es de hecho la que descorcharon él y Putin en 2015 cuando 'Il Cavaliere' viajó a Crimea. Porque sí, cuando dejó de coleccionar Balones de Oro prosiguió, junto a sus adorados animales, con gustos más mundanos: cuadros de Tintoretto o Tiziano, entre otros, y buenas sobremesas.

Vuelos privados para todos

Giovanni Branchini, el hombre que trajo Romario al Barça y Ronaldo al Inter, también se sentó en la mesa varias veces con Galliani para negociar futbolistas. Amante del buen vino y el marisco, inició como manager de boxeo, una especie de Don King en Europa. "Nunca hablé directamente con el presidente de estos asuntos, porque el alma del Milan era Galliani, a quien conocía incluso antes de llegar al fútbol. Tratábamos (con el grupo Fininvest) los derechos de televisión para el boxeo. Toda mi familia viene de ese mundo", relata al teléfono.

Eran tiempos dorados los que atravesaba otrora el club lombardo, siempre en primera línea. Era el primer Milan de Berlusconi, el de los años ochenta y noventa. "De mis jugadores, allí estaban Pietro Paolo Virdis, Massaro o Donadoni. Después llegaron Rui Costa o Boban. Hemos colaborado durante años, y más que anécdotas puedo decir que ese Milan fue el primer club moderno del mundo en todos los sentidos. Un pionero. Después le siguieron todos". Branchini desglosa perfectamente los aspectos a los que se refiere: "la ciudad deportiva, el transporte, la logística, la atención a cualquier detalle… El salto de calidad fue tan grande que a los futbolistas les hacían sentir en deuda con el club. Todo tipo de facilidades y comodidades. Vuelos chárter, incluso para los representantes. El sector médico y de fisioterapia a la vanguardia, los mejores hoteles para dormir. Sí, fue el primer club en dar el salto de calidad hacia la profesionalización del fútbol. A nosotros nos invitaban siempre cuando jugaban fuera en Champions", recuerda.

Berlusconi levanta el trofeo de la Champions. REUTERS
Berlusconi levanta el trofeo de la Champions. REUTERS

La pirámide estaba dirigida por Berlusconi, aunque esa estructura la sostenían otros personajes relevantes, como Ariedo Braida o el propio Galliani. "Sin olvidar Silvano Ramaccioni o el contable Montanari", considerado el primer director deportivo del calcio italiano. "La visión empresarial era extremadamente moderna, y no reparaba en gastos. Eso le llevó a escribir una época única", reconoce el hombre que hizo llegar Kroos a España. Eso sí, jamás cerró una negociación entre Milán y Real Madrid, que de nuevo se verán las caras en la máxima competición europea. "En mi época, eran dos realidades que competían, y que por lo tanto se respetaban en materia de fichajes o intercambio de futbolistas. Sí, hubo un momento en que, con Albertini, antes de fichar por el Atleti, hablamos con el Real Madrid. Lo mismo con Rui Costa, aunque ni siquiera comenzamos a negociar verdaderamente. Piensa que tampoco era habitual todo esto entre grandísimos clubes", afirma.

Cuando está a punto de sonar el himno de la Champions en el Santiago Bernabéu, el Milan se prepara para, de alguna manera, honrar un linaje apoyado ahora con alfileres. Eran otros tiempos cuando Berlusconi mandaba a Galliani o -si era necesario- levantaba el teléfono directamente para llamar a Luciano Moggi, entonces director deportivo de la Juventus. Así fue la conversación que le contó a Relevo mientras se preparaba para degustar un pescado en Nápoles:

- Luciano, quiero contratar a Carlo Ancelotti para el Milán.

- Presidente, tiene que darse prisa. Lo acabo de mandar a Parma para fichar por un club turco.