PSG - GIRONA

Cuando Míchel debutó en Europa con un 0-10 ante un club andorrano desaparecido: "Aquello fue lo más grande"

El entrenador del Girona jugó su primer partido europeo en la previa de la UEFA del año 2000. Marcó el primer gol, que dejó una celebración especial, y estuvo cerca de plantarse en la final.

Míchel durante el partido contra el Lokomotiv de Moscú de aquella UEFA./EFE
Míchel durante el partido contra el Lokomotiv de Moscú de aquella UEFA. EFE
Marc Mosull
Jordi Cardero

Marc Mosull y Jordi Cardero

Míchel debutará este miércoles en Europa como entrenador. Como jugador lo hizo hace ya muchos años, la temporada 2000/01. En aquellas fechas, Miguel Gutiérrez, Arnau Martínez, Bryan Gil o Abel Ruiz todavía no habían nacido. Lo hizo con el Rayo Vallecano, después de que la UEFA les diera un pase para la previa gracias al fair play, a ser un conjunto sin apenas amonestaciones. El sorteo les emparejó contra el Constel·lació andorrano, un equipo desaparecido.

Cota, el capitán de aquel equipo, estaba de vacaciones en Benidorm cuando sonó su teléfono. Le llamó una periodista para darle la noticia. "Cuando me llamaron pensaban que estaban riendo de mí. Me dijeron: has conseguido tu sueño", cuenta en Relevo. "Pegué un grito de alegría tremendo. Imagínate lo que era para mí que te dieran la noticia de que ibas a jugar en Europa con el Rayo, el equipo de tu barrio, donde me crie", explica.

A Cota siempre le llamaban loco cuando decía que jugaría la UEFA con el Rayo. Debutó con la franja en Segunda B y acabó jugando en Europa. "Para mí aquello fue todo", dice. "Fue la primera y única vez que el Rayo estuvo en Europa, era algo impensable un año atrás. Fue especial porque todos éramos novatos en competición europea", añade Juande Ramos, entrenador de aquel equipo.

Míchel abrió el marcador... con una celebración especial

En la previa, el Rayo tuvo que viajar a Andorra para jugar contra el Constel·lació. "Lo recuerdo con mucha alegría, mucha gente del Rayo se desplazó para vernos. Viajamos super mentalizados, fuimos con todo, con unas ganas bárbaras. Salimos con tantas ganas que arrasamos", cuenta Cota. Y así fue. El Rayo ganó 0-10. Todavía a día de hoy es la goleada más abultada de un equipo español en Europa.

Míchel marcó dos goles. El primero, el 0-1, tras un delicado y precioso golpeo desde la frontal. Lo primero que hizo fue ir a abrazar a Cota. El capitán, incomprensiblemente, fue suplente en aquel partido. Venía siendo titular y en el partido más bonito de la historia del club Juande Ramos lo sentó. "Fue una gran desilusión por mi parte y me quedé perplejo, con cara de tonto", explica Cota.

Míchel, que todavía era un niño al lado del capitán, le regaló una imagen que el 'capi' guardará para siempre. "No había hablado nada ni con Míchel ni con nadie, estaba cabreado. A Míchel le salió del corazón, lo tendré grabado en mi memoria para siempre", reconoce. "Seguro que el sentimiento que tiene un canterano no es el mismo que el del resto, que veníamos de otros equipos", subraya Juande Ramos.

Al final del encuentro, Teresa Rivero tuvo que consolar al presidente del club andorrano, que rompió a llorar. El Constel·lació, que en pretemporada había perdido en un amistoso 2-1 contra el Alavés de Jordi Cruyff que acabaría llegando a la final, no esperaba un golpe tan duro. "Afrontamos el partido con mucha ilusión, pero siendo conscientes que pasar la eliminatoria era imposible. Y fue imposible. El Rayo fue un vendaval", relata Richard Imbernón, jugador local.

"Si te meten un 16-0 no te van a tirar piedras, para nosotros fue una fiesta"

Richard Imbernón Ex jugador del Constel·lació

En la vuelta, 6-0 para los de Vallecas. "El resultado es anecdótico porque ya sabíamos que no pasaríamos", sigue Imbernón, a día de hoy entrenador del juvenil del Inter Escaldes. Fue un partido mágico. Al principio nos silbaban y tal, pero más adelante se creó una atmosfera muy bonita hacia nosotros también… claro, si te meten un 16-0 no te van a tirar piedras, pero lo recuerdo con mucho cariño. Para nosotros fue una fiesta", añade.

Aunque si por algo es recordado aquel duelo de vuelta no es por el resultado, sino por la grave lesión que sufrió Cota. "Aquel día estaba un poco tocado de cabeza y salí con más ganas de lo normal. Choqué con el central del Andorra y me fracturé la tibia. Allí acabó mi UEFA", recuerda emocionado el capitán. "Fue una desgracia", subraya el técnico. "Todavía lo recuerdo, aquello me entristeció mucho, además no fue titular en la ida", añade Imbernón. Al siguiente partido, los rayistas salieron con una camiseta de apoyo a su capitán.

Un partido a -20 grados en Moscú

La vida siguió para Cota, que viajó con sus muletas y como un aficionado más por toda Europa. "Cualquier rival que nos hubiera tocado hubiera sido exótico porque no habíamos salido nunca de España", dice Juande Ramos. El sorteo les llevó a jugar contar el Molde, el Vibord, el Girondins de Burdeos o el Lokomotiv de Moscú. "En Rusia jugamos a 20 o 22 grados bajo cero. No nos podíamos ni sentar. Yo tenía dolores, me dolía toda la pierna, el hueso, porque acababan de sacarme la escayola. Pero no lo cambiaría por nada del mundo", cuenta Cota. "Vi a mis compañeros competir contra el Girondins de Dugarry… Aquello fue lo más grande", dice.

Cuando Míchel debutó en Europa con un 0-10 ante un club andorrano desaparecido: “Aquello fue lo más grande”

El Rayo de Míchel acabó cayendo ante el Alavés. Los de Vitoria se enfrentaron en la final al Liverpool. "Nos quedamos a un paso de cumplirse el sueño del cántico de Vallecas, el de 'el año que viene Rayo-Liverpool'", señala Cota con una sonrisa. Además de hacer historia, aquella UEFA le sirvió a Míchel para dar un paso adelante en su carrera. "De él siempre se decía que le faltaba cuerpo, un poco de carácter. Y sin embargo tenía una zurda envidiable, era un jugadorazo. Aquella temporada se destapó, hizo una UEFA buenísima. Fue su año, me quedé impresionado", asegura Cota.

"Míchel era un jugador joven, técnico y con una calidad muy depurada. Teníamos un equipo de mucho físico y presión, y él ponía calidad. Él y Luis Cembranos marcaban la diferencia a nivel técnico. Aportaba otras cosas al equipo", sigue Juande. "A nivel personal era muy buen chaval, muy cercano. Muy de barrio, muy de Vallecas. Era y es muy fácil llevarse bien con él. Un chaval muy sencillo, pues como lo vemos ahora en televisión, no le gusta ser el foco de todo lo que ocurre y es natural. Y eso tiene un valor incalculable", comenta el entrenador.

"Todos los éxitos de Míchel son los de la gente de Vallecas"

Cota Ex capitán del Rayo

"Míchel ha dedicado su vida al fútbol y ahora está recogiendo la recompensa", señala el que fuera su técnico. Cota lo ve con una mirada distinta. Como vecino, compañero y amigo. "Todos sus éxitos son prácticamente nuestros, de la gente de Vallecas. Lo consideramos nuestro. Ha tenido unos inicios como yo. Ha salido de la cantera, sus padres eran fruteros como los míos, hemos tenido muchas coincidencias. Yo era un veterano y él todavía un niño. Siempre le he podido apoyar en todo lo que he podido, como a todos los de la casa", detalla.

"Lo que no nos esperábamos era que como entrenador consiguiera todo esto. Me sorprendió como jugador, pero casi más como entrenador", asegura el capitán. Míchel debutó en Europa como jugador dejando un maravilloso gol de falta. Aunque lo realmente recordado será lo vivido cuando el fútbol se pausó: el abrazo con Cota. Los dos de Vallecas. Uno redebutará en Europa, esta vez como entrenador. Lo hará en la glamurosa París. Y Cota, su capitán y a día de hoy admirador y amigo, lo seguirá desde el barrio.

El Constel·lació, un proyecto pionero y efímero

El partido del Constel·lació Esportiva en el campo del Rayo fue el último de su historia, que duró apenas un par de años. "El club se fundó en 1998 y la mayoría de los jugadores veníamos del CE Principat, que había ganado las tres últimas ligas de Andorra. En la primera temporada fuimos campeones de Segunda y ascendimos. En nuestro segundo curso, ganamos la Copa, la liga de Primera División y nos clasificamos para competición europea", detalla Richard Imbernón, que fue parte de aquel equipo desde su nacimiento hasta su defunción.

El club, propiedad de Robert Massot, tenía una academia en Camerún y, por intermediación de Thomas N'Kono, su objetivo era traer a talentos del país africano para que jugaran con el Constel·lació en Europa. "Nosotros lo sabíamos, nos lo habían explicado cuando firmamos. Pero no fue tan fácil ficharlos por tema de autorizaciones y papeleo. Y no terminó llegando ningún camerunés. Tampoco hubo tiempo porque inhabilitaron a la entidad justo después de la eliminatoria ante el Rayo", desvela un Imbernón que ha pasado, como entrenador o jugador, por la gran mayoría de clubes del Principado.

Aquel verano del 2000, la Federación Andorrana de Futbol (FAF) impuso a los dirigentes del Constel·lació una sanción de siete años de inhabilitación, lo cual fue una sentencia de muerte para el proyecto. ¿Por qué acabaron con ellos? "Los clubes del país se asustaron porque vieron que seríamos imparables. El caso es que el Constel·lació fue el primer equipo del Principado que pagó a sus jugadores y el resto pensaron que terminaríamos firmando a los mejores futbolistas del país. Tampoco te creas que nos daba para mucho; yo cobraba 25.000 pesetas, que al cambio son 150. Era una compensación económica, más que un sueldo", puntualiza.

"Ahora, los equipos más grandes de Andorra son profesionales y sus jugadores se dedican exclusivamente al fútbol. Y al Constel·lació, que fue precursor en ese sentido, lo mataron. Fue un club pionero", destaca el exjugador de la entidad.

La otra razón que adujo la FAF para inhabilitar a los directivos del Constel·lació es que el club no cumplió el acuerdo verbal que había para repartir entre los equipos de Andorra los ingresos recibidos por parte de la UEFA por la participación europea, una medida que todavía hoy sigue vigente en el Principado.

"Esa temporada, tras la sanción, todos los futbolistas nos negamos a jugar en ningún otro equipo como medida de protesta, aunque no sirvió de nada. Y al siguiente año, creamos un club que se llamaba Racing de Andorra. Jugamos en Segunda División con prácticamente toda la plantilla del Constel·lació y ganamos la Liga. Subimos a Primera y ahí lo dejamos, no competimos más. Quisimos dar un golpe sobre la mesa. Era decir algo así como '¿no nos dejáis jugar? Pues lo hacemos con otro nombre'", desvela el exfutbolista andorrano.

"Fue efímero, pero lo recordamos con mucho cariño. Fuimos un club avanzado al tiempo y a nivel deportivo nos salió todo redondo. Nos dolió mucho que se lo cargaran porque podríamos haber hecho historia; la envidia y el miedo de otros no nos lo permitió", lo cierra un Imbernón que, como el resto de los integrantes del Constel·lació siente nostalgia de aquel equipo que marcó un antes y un después en Andorra y que fue el primer rival europeo de la historia del Rayo Vallecano de Míchel, "el chaval de barrio" que este miércoles debuta en la Champions ante el PSG.