CHAMPIONS LEAGUE

Un importador de productos alimenticios que no sale en Google pone la Champions patas arriba

Arni Frederiksberg ha liderado con un doblete el triunfo heroico del KÍ Klaksvik ante el Molde. Serán el primer club de Islas Feroe en jugar una fase de grupos de competición europea.

El KI, lanzado en Champions./KI
El KI, lanzado en Champions. KI
Jonás Pérez

Jonás Pérez

El milagro del KÍ Klaksvik, parte II. Si se perdieron la I, para entonces, este equipo de Islas Feroe era un simple desconocido, aquel que miran con condescendencia desde los tronos bañados en oro de la cúspide del fútbol, el que apenas tenía derecho a que el icónico balón de la Champions rodara por su modesto campo. Ahora, ay ahora. El KÍ ha alcanzado la tercera ronda previa, consagrándose como el primer equipo de la historia del país en jugar fase de grupos de una competición europea (en el peor de los casos, al menos, caerán a Conference League). Pero no han dicho su última palabra y este martes han tumbado al Molde noruego, un equipo que ya sabe lo que es competir de tú a tú con los mejores en la fase final. Y gran parte de ese mérito y del llegar hasta aquí lo tiene un tal Frederiksberg, un trabajador como tú, como yo, como él, al que el nombre de Haaland le suena a videoconsola y que ha festejado más goles en el campo de su barrio que con dinero de por medio.

Para el público general, Frederiksberg es un auténtico desconocido. Para los aventureros que vivimos desde una redacción estos calurosos días de agosto, es un extremo potente y rápido que ha firmado ya la friolera de seis goles en lo que va de competición. Sí, sí, seis goles. Si contaran para el pichichi, Haaland se tendría que poner las pilas. Pero no, desde la cima de la pirámide solo se cuentan los tantos anotados a partir de la primera jornada de la fase de grupos. Tan lejos no llegan los prismáticos.

Mérito tiene, desde luego. Si la estadística fuera la única locutora del relato, el tal Chitalu que tanto se viralizó en su día estaría comiendo en la mesa de Cristiano y Messi como comensal de excelencia. Por ahora, Frederiksberg no firma esos más de cien goles en un año, pero sí un doblete contra el Ferencvaros para asegurar la clasificación, otro contra el Hacken por el mismo objetivo y otros dos tantos en la ida de esta tercera ronda ante el Molde. Si una de las Islas Feroe llevara su nombre, no sería de extrañar.

Seis goles en una Champions es algo al alcance de muy pocos. Como casi todo en esta vida, si algo te llama la atención el siguiente paso es buscarlo en Google. Bien, allá vamos. "Frederiksberg". Resulta que es una comuna en Dinamarca, con página de Wikipedia incluida. Allí nació Laudrup, por cierto. Las 15 mejores cosas que ver, los diez mejores planes, un paseo por Escandinavia, que si las mejores ofertas, blablabla...

Asumimos y entonamos el mea culpa. Buscar "Madrid" en Google tampoco ofrecerá resultados esclarecedores sobre el club. Añadimos "football". Y bingo. Tampoco. El Frderiksberg Boldklub es un club danés, con sede cercana al Copenhague. Quizás es lo más cerca que ha estado el bueno de Arni de una Champions, tener un nombre similar. Incluso avanzando en la baraja de resultados seguimos sin premio. "Copenhague - Gimnasio al aire libre - Frederiksberg", rotula un titular de la segunda página. ¿Acaso nadie sabe quién es el héroe de esta Champions?

Un empresario de éxito para “dar de comer” a su hijo

No falla. Escribir un nombre junto al concepto "Transfermarkt" es tan eficaz como lanzarse de cabeza a la piscina para combatir el calor. Ahora sí, decenas de resultados nos hablan de este carismático extremo derecho, que está despuntando en toda una Champions. A sus 31 años, tiene un valor de mercado de 175.000 euros, es natural de las Islas Feroe y ha sido once veces internacional. Solo once veces, sí. ¡Y no es titular habitual!

No lo es desde la goleada recibida ante Suecia en 2019. Meses antes lo fue ante España, con otra contundente derrota por 1-4. Que un traspiés no estropee una gran historia. Es una máxima indispensable para hablar de estas pequeñas grandes hazañas. Esperar éxitos rotundos de jugadores de piel, terrenales, como tú y como yo, es impensable. Ellos viven de los milagros, de ese "¿y si...?" que acaba en sueños rotos en el 99,99% de las ocasiones y en libros de éxito el 0,01% restante.

Arni Frederiksberg vive en ese cuento de hadas y hasta ya concede entrevistas. En este caso a Eurosport, medio que tiene sede en diversos países del continente. Allí podemos conocer en profundidad a este superhéroe, protagonista indiscutible de la primera clasificación de un club de las Islas Feroe para la fase final de una competición europea. Anhela con enfrentarse al Madrid, aunque reconoce tener especial predilección por el Liverpool. Para ello, claro, tendrían que caer a la Europa League y a ver quién le para.

Si su vida fuera algo sobrenatural, podría ejercitarse las 24 horas del día para luchar por cumplir ese sueño. A ver, hay que dormir. Dejémoslo en 16. A ver, hay que trabajar. ¿Trabajar? ¡Es futbolista y juega la Champions! Pues resulta que no, que es jugador y trabajador al mismo tiempo. En su equipo hay incluso un electricista. Él tiene algo más de fortuna y es director ejecutivo de Kjolbro Heilsola, una empresa importadora de productos alimenticios.

"Aquí el sueldo de los futbolistas no es muy alto. Hay que mirar un poco más allá. No ganaré dinero con el fútbol hasta el final de mi vida. Tengo una familia que alimentar, a mi hijo. Me encanta el fútbol, pero tengo otras cosas que manejar en mi vida y eso requiere dinero", reconoce en la cita entrevista a Eurosport.

También en ella expone su agobiante vida. Antes de que frenen unos segundos esta lectura para pensar aquello de "cómo que agobiante, ¡es futbolista!", cabe recordar que sus ingresos por el balón son mínimos, incluso aunque llegue a jugar la Champions. Arni Frederiksberg, al menos, cuenta con ese plus de ser jefe que le facilita no tener que estar tantas horas en la oficina. Si hasta tiene el Instagram privado. ¿Qué futbolista tiene el Instagram privado?

En la previa de la anterior eliminatoria, trabajó ocho horas diarias, de 8 a 16, y una hora después ya se encontraba ejercitándose con el equipo. Es la vida de un trabajador normal, como todos aquellos que juegan la Copa del Rey contra gigantes. Es la epopeya, el David contra Goliat. Esas historias que todos queremos que salgan bien. Ese 99,99% de no y ese 0,01% de escribir el libro. Un empresario de una empresa importadora de productos alimenticios ha puesto patas arriba la Champions con seis goles y una clasificación histórica. Como en las mejores fábulas, no busquen en Google. No la van a encontrar.