La heroicidad de Rüdiger va más allá de marcar su penalti: lleva semanas jugando con dolor
El alemán tiene problemas físicos, pero no ha querido dejar tirado al equipo.

Antonio Rüdiger es uno de los nombres más queridos del vestuario del Real Madrid además de uno de esos futbolistas en los que el cuerpo técnico y el resto de la plantilla confía a pies juntillas. Contra el Atlético volvió a ser el héroe marcando el quinto y definitivo penalti que le dio el pase a cuartos de final al equipo. En defensa dejó dudas, como en los últimos partidos, pero resolvió la papeleta con un Raúl Asencio que se ha convertido en su mejor compañero de batallas.
El bajón del alemán en su mejor faceta tiene motivo. El alemán lleva semanas con diferentes dolores que no le dejan jugar al 100%. No se trata sólo de una molestia, sino de diferentes problemas que arrastra. Trabaja con los fisios y recuperadores a diario para estar listo en los partidos, porque no quiere dejar tirado al equipo en un momento tan importante de la temporada. Una demostración de liderazgo que aplauden en la caseta.
Una lesión muscular le apartó de los terrenos de juego un par de semanas. Volvió para la vuelta contra el Manchester City, pero después descansó contra el Girona (jugó cinco minutos). Desde entonces, sus dolores han lastrado su rendimiento, pero siempre ha dado la cara. Contra el Rayo cayó enfermo y aprovechó para mejorar su condición física, pero necesita algo más de tiempo para estar en plena forma.
Él mejor que nadie sabe los problemas que tiene Ancelotti en defensa y que lo necesita para no caer en la carrera por los títulos. Con Militão fuera de combate y Alaba todavía en fase de recuperación, Rüdiger y Asencio se vuelven insustituibles. Más aún con un Tchouameni que ha demostrado rendir mucho mejor en el centro del campo que en el eje de la zaga.
El ex del Chelsea es uno de los hombres fuertes del técnico italiano. Tienen una confianza total el uno en el otro y el futbolista le está muy agradecido por la manera en la que lo acogió en su llegada y cómo poco a poco le fue dando las llaves de la defensa. Toda esa fe que ha depositado en él ahora se la quiere devolver jugando, incluso, tocado y poniendo en riesgo su estado físico para ayudar al equipo.