REAL MADRID

Florentino se carga de razón tras su obsesión en Sevilla que incomodó al vestuario

Insistió, sin apoyo, en dormir allí tras la Copa para celebrar lo justo y descansar. Salió victorioso tras el despliegue físico ante el City.

Florentino Pérez, junto a José Ángel Sánchez./GETTY
Florentino Pérez, junto a José Ángel Sánchez. GETTY
Alfredo Matilla

Alfredo Matilla

Visto el empate del Real Madrid ante el Manchester City, sobre todo por las formas y analizando algunos detalles desconocidos en las horas previas a este encuentro, se podría concluir que hubo un único y claro vencedor, con permiso de Rüdiger y Vinicius: se llama Florentino y se apellida Pérez. El presidente del Real Madrid llevaba inquieto, y hasta obsesionado, desde que se conoció la fecha y la hora de la final de Copa del Rey y el cruce de la ida de las semifinales de la Champions. El motivo era el poco descanso que iban a tener los jugadores entre un partido y otro. Por eso, decidió cambiar de motu proprio la rutina de la plantilla. La respuesta física de los futbolistas anoche en el Bernabéu, tras 69 horas de descanso, le dio la razón.

Florentino pactó con Ancelotti hace semanas que el Madrid pernoctara en el NH Collection de Sevilla tras la disputa del encuentro frente a Osasuna. Algo impopular y, por encima de todo, innegociable si ganaban. No quería que las celebraciones, por muy comedidas que fueran, se alargaran hasta el amanecer teniendo el martes el partido más importante de la temporada.

El presidente estaba tan obcecado con llevar a buen puerto esta misión que en la protocolaria cena previa a la final, la que organiza la Federación con los dos finalistas, se dirigió a Luis Rubiales enfadado por el horario (22:00), tal y como desveló 'El Chiringuito' y ha podido confirmar Relevo. Pese a que le dieron todas las explicaciones pertinentes (más que la petición de esa franja por la televisión que tenía los derechos se debió a la agenda del Rey, que estuvo ese mismo día por la mañana en la coronación en Reino Unido de Carlos III), Florentino siguió erre que erre. No entendía que el Madrid no recibiera la ayuda y comprensión que creía merecer. Varios testigos presenciales aseguran que hubo mucha tensión en este careo.

El vestuario del Madrid, por su parte, no encajó nada bien la propuesta de quedarse a dormir en Sevilla cuando se lo transmitió el club. Esa nueva medida suponía romper con sus horarios habituales, además de no estar en un momento tan señalado con la familia. No regresar a Madrid tras jugar no es una practica habitual. Sólo se lleva a cabo en momentos muy puntuales. Esta opinión mayoritaria del equipo fue ratificada después de alzar la vigésima Copa del Rey el mismo sábado.

El Real Madrid, ya en domingo, celebrando la consecución de la Copa 22-23 en Sevilla.
El Real Madrid, ya en domingo, celebrando la consecución de la Copa 22-23 en Sevilla.

La felicidad era desbordante y no hubo, ni mucho menos, malas caras. Pero el runrún estaba ahí. La plantilla, después de levantar la Copa a eso de las 00:25 del domingo y de la pertinente celebración en el césped de La Cartuja y en la caseta, llegó al hotel (a siete kilómetros del campo) a las 2:15 de la madrugada. Fue entonces cuando la expedición se dispuso a cenar junta y sentada. Por un lado el cuerpo técnico y en otra mesa alargada y diferente, aunque bien cerca, los futbolistas. En las entrañas del estadio sólo algunos habían picoteado algo mientras se hidrataban. La cena tan tardía en el NH Collection se alargó más allá de las 3:00 de la madrugada sin excesos alimenticios que pudieran dificultar el descanso y sin que corriera casi una gota de alcohol, algo que es más que habitual cuando se tiene un título en la mano.

De dormir ocho horas, a tres o cuatro

Más tarde, ya cenados y después de fotografiarse mil veces entre ellos, algunos futbolistas se retiraron para realizar ejercicios de estiramiento más exhaustivos y varios de ellos, los más tocados, se pusieron en manos del cuerpo médico y de los fisioterapeutas. Aquellos que habían tenido menos exigencia se marcharon a sus habitaciones para dormir cuanto antes. En algunos casos, los masajes se alargaron hasta pasadas las 4:30 de la madrugada. 

Teniendo en cuenta que costó conciliar el sueño y que sonó la corneta a primera hora de la mañana del domingo para desayunar, enfilar el aeropuerto y regresar a la capital de España para entrenar a mediodía en Valdebebas, la sensación del grupo fue unánime: el remedio, aunque no se aireara porque era comprensible la preocupación de los directivos, había sido mucho peor que la enfermedad. Con el plan habitual (vuelta en el día), los jugadores hubieran estado a las 4:00 en Madrid, con ocho horas para dormir por delante antes de volver a ejercitarse bien cerca de casa.

Pero no fue así. Una vez aterrizados en Barajas, la tarea del domingo se centró en una corta sesión de recuperación. Hasta para los que no jugaron. Los suplentes no se exprimieron en exigentes partidillos ni recibieron la típica paliza compensatoria por-partido. Todo el mundo acusaba el cansancio y no se quiso arriesgar. Muchos de los jugadores dedicaron la tarde del domingo a dormir una larga siesta y no volvieron a trabajar hasta el lunes por la tarde. Ancelotti andaba preocupado con la recuperación pero, después del partido ante el City, se mostró orgulloso de la respuesta colectiva e individual. El Madrid acabó encerrando a su rival, un coco, en el último minuto.