Un cyborg desafía a la historia
City e Inter se enfrentan en la final de la Champions a partir de las 21:00 en Estambul. Los ingleses buscan su primera corona.

Estambul. 21:00. Desde la primera nota del himno, el planeta quedará petrificado y dirigirá su mirada al césped, que otorgará la corona europea una temporada más. Es año de Mundial, pero el ambiente generado anhelando la 'Orejona' poco le tiene que envidiar a la cuna de sueños de Catar. Manchester City e Inter (Olímpico Atatürk, 21:00, La 1 y Movistar Liga de Campeones), el nuevo fútbol contra la historia. Dos aspirantes desiguales. Uno ha impuesto la lógica, el otro ha dado la sorpresa. Uno cuenta con vitrinas plagadas de éxitos. El otro lidera el nuevo orden europeo con un fútbol total.
Un proyecto magnánimo, forjado bajo el dinero de Arabia Saudí y una brillante gestión impulsada por Txiki Begiristain, Pep Guardiola y el refuerzo a la estructura de la cantera. De su mano, el City ha conseguido dominar con puño de hierro en Inglaterra y ha chocado contra el peso de la historia en Europa, donde rozó el título en la final de 2021 frente al Chelsea y el año pasado fue apeado en semifinales por el carácter sobrenatural del Madrid en Europa. Ahora, reserva una nueva oportunidad, con más ahínco y un mayor grado de favoritismo. Parte de esa expectativa corresponde a un cyborg noruego que convierte lavadoras en goles. Un depredador llamado Erling Haaland.
Enfrente una afición entregada a la causa, la del Inter de Milan, con más fe que realidad, en una final en la que parte como cenicienta. Ni el mayor de los optimistas esperaba que Inzaghi y los suyos pelearan por el cetro continental. Menos todavía cuando quedaron encuadrados en un grupo con dos potencias como Bayern de Múnich o Barcelona. Lo han logrado, eliminando por el camino al Milan, su eterno rival. Una inyección moral que da alas, como también lo hacen los 13 años de espera, cuando Mourinho pilotaba la nave.
Soñar despiertos. Tras las 23:00 horas, nada será igual. El City puede estrenarse como campeón y, ya saben, el primer beso siempre es el que más cuesta. El Inter, por el contrario, aspira a un oasis para la posteridad. Sería su cuarta copa y una oda a la nostalgia. El fútbol de siempre. Aquel Ronaldo. Aquel Diego Milito. Aquel Sandro Mazzola. Aquel Giuseppe Meazza. Aquel Javier Zanetti.
Cuando el Inter ganó su última Champions en el Santiago Bernabéu en 2010, España no sabía lo que era conquistar un Mundial, Contador se llevó el Tour de Francia, se acababa de producir el apagón analógico, se lanzó el Fruit Ninja o 'Bad Romance' de Lady Gaga ganó el Grammy a canción del año. Tanto ha llovido desde entonces que se preguntarán si es posible que el City tuviera la siguiente alineación: Given; Zabaleta, Kolo Touré, Kompany, Bridge; Gareth Barry, Nigel de Jong, Wright-Phillips; Bellamy, Adebayor, Tévez. Lo era. El tiempo nunca pasa en balde. Pero ahora no importa. No son más que once contra once.
Frenar a Haaland
Carlo Ancelotti, con Rudiger, ya mostró un camino para parar lo imparable. Haaland, a sus 22 años, disputa su primer gran partido europeo. Todos los focos apuntarán a su melena rubia y sus botas sinónimo de gol. 52 tantos esta temporada. Casi nada. Enfrente encontrará a un Inzaghi que ya planea cómo frenarlo. Por el momento, existe una certeza casi total de que repetirá su habitual 3-5-2, con Bastoni, Acerbi y Darmian como centrales. Queda por ver si alguno de ellos persigue al noruego como perro de presa o controlan en bloque a los magos.
"Vigilaremos especialmente a Haaland, hemos preparado algo, pero el Inter tendrá que ser bueno limitando al resto del City", explicó el técnico en rueda de prensa. Por supuesto, no todo será defensa: Dumfries y Dimarco buscarán aportar profundidad por los carriles; Barella y Calhanoglu son indiscutibles en el medio e Inzaghi duda entre Mkhitaryan o Brozovic para completar la medular.
Por delante, Lautaro tiene el puesto garantizado. Le acompañará, en principio, Edin Dzeko, un veterano curtido en mil batallas. Como Lukaku, que esperará su oportunidad en el banquillo. No se puede descartar que el belga, un 'killer' en horas bajas que poco a poco retoma sensaciones, sea de la partida. En cualquier caso, Inzaghi guardará una bala de calibre en la recámara.
El 0-0 italiano, Messi y Haaland
"Un consejo para el éxito es tener buenos jugadores. Tener a Messi en el pasado, a Haaland ahora... Ese es mi éxito. No estoy bromeando, es la verdad". Así de rotundo se mostró Guardiola horas antes del pistoletazo de salida. Un discurso plagado de modestia no le puede quitar mérito alguno. Ha transformado al City en una máquina absoluta, prácticamente infalible. Lo ha mostrado al mundo en la Premier y en algunas eliminatorias brillantes que dejaron la impresión de estar viendo a un novato del FIFA contra el rey del videojuego en modo sencillo.
Haaland no es su único robot. De Bruyne, Grealish, Rodri... El técnico catalán tiene el don de transformar a grandes futbolistas en potenciales Balones de Oro. Si conquista la Champions, su equipo podría copar el Top 10 con justicia. Aun así, con un micrófono delante evita pronunciar favoritismos y cuenta con la cautela por bandera.
Es más, no se fía lo más mínimo de su adversario... "Es un equipo habituado no solo a defender. Hay una teoría de que los italianos solo defienden. Para ellos, ir 0-0 es como si van ganando, nunca se ponen ansiosos. En defensa son muy efectivos y tienen la capacidad para conectar con sus atacantes. El Inter tiene capacidad de tenerla y son peligrosos", analiza.
Eso sí, no parece que vaya a variar su plan habitual a la exigencia rival. De carrerilla Ederson, escoltado por Walker y Stones por los carriles y con Ruben Dias y Akanji por delante. Rodri es el eje sobre el que todo gira; Gundogan y Bernardo Silva, las almas libres e imprevisibles a las que Pep ha brindado alas; y De Bruyne, su jugador total. Arriba, en busca del gol, la pieza que le faltaba a su puzle. El que convierte un truco en magia.
"Puede haber momentos en que no hay táctica y solo es deseo". Una definición certera para un mínimo de 90 minutos que marcarán para siempre el resto de sus vidas. Solo puede quedar uno. El día que se enfrentará el nuevo fútbol con la historia. Una final de Champions para los románticos. La tercera de Pep. La cuarta de los italianos. La primera del súper proyecto inglés. La estadística solo baila acompañada las primeras canciones. Desde entonces, no existe más que un balón, una copa y 22 aspirantes. Inter o Manchester City. El ganador se lo lleva todo.