Un exclusivo trofeo franquista, un anacronismo en el palco y una foto de Ladislao Kubala evocan el pasado más oscuro del Girona
Montilivi conecta al club catalán con sus tiempos en el barro.

Se despide el Girona de la Champions League. Este miércoles ante el Arsenal, los focos de la mejor competición de clubes del mundo apuntarán por última vez hacia Montilivi, uno de los estadios más sencillos de la presente edición del torneo continental. Tan modesto es que en verano estuvo en duda que el conjunto catalán pudiese disputar sus encuentros como local en su campo. El club acabó logrando la aprobación de la UEFA, que no le permitió utilizar las gradas supletorias y le obligó a realizar algunas reformas para adecuarlo a sus exigencias.
Pese al remozamiento llevado a cabo hace unos meses, Montilivi, que fue inaugurado en 1970, mantiene la apariencia de campo antiguo y rústico, de equipo humilde. No hay que olvidar que cuando se levantó la instalación, el Girona era equipo de Tercera División. Y todavía hoy, pese a formar parte de la élite europea, hay distintos elementos en su estadio que evocan los tiempos del club en el barro del fútbol regional… y el franquismo.
El primero de ellos se encuentra en la zona más exclusiva del estadio, el palco. De la parte frontal sobresale un mármol de grandes dimensiones, visible desde prácticamente todo el campo, con la inscripción Girona CF, una versión antigua del escudo del club y el año de inauguración de la instalación. Se trata de un evidente anacronismo, pues desde hace casi 50 años el club oficialmente se llama Girona FC, y no CFs.
Marbre actual de la llotja de Montilivi, amb l'escut del club, les lletres de Girona CF i any de inauguració del Nou Estadi del GiFC (1970)
— Albert Mateos Poch (@MateosPoch) March 6, 2024
Al principi hi figurava el nom de Gerona CF, el 1978 es va fer el canvi de la I, però deixant encara el CF i no FC
Història del @GironaFC pic.twitter.com/yIPhUOKHCx
Se aprecia además que la pieza de la letra I es de un gris distinto al resto, lo cual se explica porque cuando se construyó el campo, la denominación de la entidad era Gerona CF. Y en 1978, después de que la entidad recuperara su denominación original, se cambió la piedra de la E por una con la I, más nueva y brillante. El CF no se modificó y ahí sigue.
Cuando el Girona FC era el Gerona CF
Como a otros muchos equipos españoles, tras la Guerra Civil al Girona FC se le modificó el nombre por dictamen del régimen franquista, que procedió al "cambio de denominación de clubs, sociedades y entidades de toda índole en cuyo nombre figuraran palabras extranjeras" por decreto de la comisión ejecutiva del Comité Olímpico Español, presidido por el general Moscardó y celebrada el 20 de diciembre de 1940.
En el deporte se prohibieron los vocablos ingleses como Sporting, Racing o Athletic y eso afectó a muchos clubes de fútbol del norte, renombrados, algunos de ellos, como Real Gijón, Real Santander o Atlético de Bilbao. El FC, originario del Football Club, fue sustituido por el CF, de Club de Fútbol; y el FC Barcelona, por ejemplo, se convirtió en el Club de Fútbol Barcelona.
También se vetaron los nombres en las otras lenguas del país y eso impactó en muchos clubes catalanes, que tuvieron que traducir sus denominaciones. Así pues, el Sant Andreu pasó a ser el San Andrés; el Martinenc, la UD San Martín; y el Girona FC mutó en Gerona CF. Y de ahí, el anacronismo actual en el palco de Montilivi. El decreto ley que obligaba a la 'españolización' de los equipos, por cierto, estuvo vigente hasta 1972.

Un 'museo' escondido y un exclusivo trofeo franquista
Una de las exigencias que le puso la UEFA al Girona es que construyera una sala de prensa más grande y moderna. Así lo hizo la entidad, que la ubicó debajo de la tribuna principal del estadio, cerca del córner del gol sur. Se accede a través de una sala grande, donde se reparte el catering y se sirve café caliente para periodistas y fotógrafos en los días de Champions.
Decidió el club adornar esa estancia de paso, que es de color blanco inmaculado, con decenas de banderines, la mayoría de clubes modestos como Riuprimer, Singuerlín, Torrelles o Tona; algunos de esos equipos ya ni existen. Al otro lado colocó una estantería repleta de trofeos menores y de categorías inferiores, en una especie de exposición sin orden ni criterio, tan romántica como inusual en un club de Primera, que supone para el transeúnte curioso un viaje al pasado más modesto de la entidad, un verdadero museo.

De entre todas las copas, sobresale una con el escudo de la federación catalana que no cabe en las estanterías de lo grandes que es y que por ello va cambiando de ubicación. Mide más de un metro, como si fuera un Carranza o un Teresa Herrera, y con casi total seguridad es el más exclusivo de los títulos que tiene la entidad. Se trata del Trofeo Moscardó, que lleva el nombre de José Moscardó, un destacado militar español clave en el golpe de Estado de 1936 que durante el franquismo fue capitán general de Cataluña y presidente del COE, entre otros cargos de importancia en la dictadura. Es también el que ejecutó la 'españolización' de los equipos de fútbol en los cuarenta.
El Trofeo Moscardó, ideado como homenaje póstumo al militar, fue un prestigioso campeonato amistoso organizado bajo el auspicio de la federación regional que disputaron los equipos catalanes de Tercera División entre 1958 y 1969. Tan afamado era que todavía hoy hay clubes que presumen de haberlo ganado. Es el caso de la UE Poble Sec, campeón de la primera edición, tal y como atestigua la bio de su Twitter oficial.

El Girona lo levantó en 1966 y fue uno de los once campeones del torneo -el Europa lo ganó dos veces- que en 1971, dos años después de que se pusiera fin al campeonato, disputaron una edición especial del Trofeo Moscardó, llamada Finalísima, para decidir qué equipo se quedaba la copa en propiedad. Y venció el conjunto gerundense, que desde entonces conserva el exclusivo título, el único que hay, en las entrañas del estadio de Montilivi… y en los días de Champions está ubicado paradójicamente junto a un cartel indicativo con la pelota de estrellas.
Cuando Kubala jugó con el Girona
En la misma estantería donde se agolpan copas y placas destaca una fotografía de Ladislau Kubala, uno de los mejores jugadores de la historia, con la camiseta del Girona. Es una imagen tan icónica como desconocida. Fue tomada en 1960, cuando el futbolista del FC Barcelona se vistió de rojiblanco en un amistoso contra el Real Jaén con motivo de las fiestas de la ciudad de los cuatro ríos, durante las celebraciones de Sant Narcís.

Entonces, el equipo era de Tercera y jugaba en Vista Alegre, la primera casa de un club de Champions que tiene memoria y sigue conectado a su pasado más humilde y oscuro a través del estadio de Montilivi.