El camino de Albert Rudé en Polonia conectado a su hermano: "Cada día me preguntaba por qué se había ido"
El entrenador repasa con Relevo su etapa en Cracovia, marcada por la muerte de su hermano, a la espera de empezar una nueva aventura en los banquillos.
En la vida hay que tomar decisiones. A veces en cuestión de segundos. El entrenador Albert Rudé (Girona, 1987) es el pequeño de tres hermanos. Su vida está marcada por la muerte de su hermano mayor, Jordi, músico reputado, poco antes de quedarse a las puertas del ascenso a la actual Liga Hypermotion con el CD Castellón. Seis meses después puso rumbo a Cracovia, la tercera ciudad más poblada de Polonia, para hacerse cargo de un histórico del país, el Wisla, que, por cierto, en agosto de 2008 fue el rival del Barça de Pep Guardiola en la previa de la Champions League camino del triplete y del sextete.
"Decidimos que me iría sin la familia y nos equivocamos sin saberlo", cuenta Albert. En Polonia ganó la Copa. "Me quité un peso de encima. Era para mi hermano". El técnico milagro atiende a Relevo en el hotel Hyatt Regency Barcelona Tower antes de recibir uno de los premios extraordinarios otorgados por el Comité Técnico de la Federación Catalana de fútbol por su buena labor al frente del Wisla. A la espera de volver a los banquillos tras finalizar en verano su etapa en Polonia, Albert se abre en canal.
Felicidades por el premio.
Gracias.
Fruto de una experiencia especial en Cracovia.
Sí, muy chula.
Y con un título de Copa
Por fin.
¿Eso ayuda a que la experiencia sea mejor?
Es la culminación de la experiencia, pero si no disfrutamos del proceso, ahí es donde empieza el problema para el entrenador porque se gana pocas veces.
Lo imagino. No debe ser fácil. ¿Qué recuerdas de aquella etapa?
Hay mucha afición intensa, por decirlo de alguna forma, con bengalas en el campo. Nosotros teníamos 35.000 asientos y estaban casi siempre llenos, y entonces esto para un entrenador es un escenario exigente, por una parte, pero motivante por la otra, tan pasional. Yo soy muy pasional y conectaba mucho con esa pasión. Me ayudaba a seguir creciendo y fue la primera vez que fui sin la familia a Polonia. Fue diferente.
Eso es duro.
Fue duro, por una parte, porque al final no tienes a nadie para compartir las cosas ni cuando salen todas bien, que lo quieres compartir con alguien, y cuando salen mal necesitas un apoyo y no lo tienes. Llegaba a casa y estaba solo. Intentaba pasar muchas horas en el club para llegar tarde a casa y así no me sentía tan solo, pero fue dura esa parte.
"Pasaba muchas horas en el club para llegar tarde a casa y no sentirme tan solo"
EntrenadorTienes un niño de cuatro años. Te pierdes parte de su crecimiento.
Sí.
¿Estás seis meses, no?
Sí. Nos equivocamos sin saberlo. Nosotros dijimos, vamos a dejar a Max en su rutina, en la escuela, viendo a sus abuelos en el día a día... pero no tuvimos en cuenta que le faltaba una cosa muy importante que era su padre. Entonces, creo que nos equivocamos. Claro, visto con perspectiva es fácil. En realidad, Max echaba más de menos a su padre que a la rutina. Fue duro. Ellos venían cada tres semanas, pero fue duro para los dos, tanto para él como para mí, y para mi mujer, que está 24 horas con el niño sola cada día y sin ayuda.
¿Qué es lo primero que haces cuando ganas la Copa?
Lo primero que hago es pensar en mi hermano directamente. Ni me acordé de que estaban ahí, en ese momento, mi mujer, mi hijo y mis padres.
Tu hermano fallece cuando estás en el Castellón y poco antes de irte a Cracovia.
Es mi hermano mayor y un referente total. Siempre me apoyaba en él para poder seguir adelante. Mi trabajo es muy exigente y en puntos de duda o vulnerabilidad yo recurría a él, y no podía cuando él ya no estaba. Lo echaba mucho de menos, mucho porque era mi punto de apoyo. Justo cuando decido hacer el primer paso como primer entrenador, después de haber estado con Diego Alonso en Miami, le dicen a mi hermano que tiene un cáncer terminal, cerebral, justo en ese momento, y yo convivo toda mi experiencia de primer entrenador con un duelo en vida porque sabíamos que en algún momento nos iba a dejar. No había forma de poder salvarlo. Entonces, llega el momento en el que él está en su etapa final, y es cuando yo juego el playoff de ascenso con el Castellón. Él está en el famoso partido contra el Deportivo de La Coruña.
¿El del 4-3?
Sí. Se armó un buen dispositivo para que pudiera estar con gente preparada por si tenía algún problema. El club movilizó todo y estoy muy agradecido con ellos, para que mi hermano pudiera estar allí y bueno, pasamos a la final y perdemos el ascenso contra el Alcorcón en los últimos 35 minutos. Y de alguna forma, cuando él se va, pienso que le debo algo a mi hermano y quiero ganar algo por él, y eso también me produjo al final una presión muy difícil de soportar.
¿Te pones la presión tú mismo?
Me la meto yo mismo y entré en una gran incomodidad en el día a día en mi trabajo. Una cosa que es mi pasión y que disfruto entrenando, pues se convirtió en una incomodidad por el hecho de que tengo que ganar por él, se lo debo. Fue una carga muy grande para mí que yo me ponía a mí mismo. Y en realidad no me daba cuenta y, por eso, cuando gano el título lo primero que pienso es por fin, ahí está.
¿Llegas a no disfrutar tu etapa en Polonia?
Por momentos, sí. Es que es jodido decirlo, porque hay momentos donde digo 'si pudiera apretar un botón e irme a mi casa y que se acabara todo aquí, lo haría'. Por el dolor que estaba soportando por todo: por un mal paso del equipo en un par de partidos, porque me había peleado con un jugador o por cualquier cosa que se sumaba a todo el duelo que estaba pasando. Haber dejado a mis padres, haber dejado a toda mi familia yéndome a Polonia porque estaba en un proceso muy jodido y entrenar a ese equipo sabía que era un gran reto. Me aparté para estar yo solo.
Fuen una buena experiencia... y eso curte.
Tú lo has dicho.
¿Qué diferencia hay entre el Albert Rudé de ese momento con el de ahora?
Hay mucha. Al final me preguntaba cada día por qué se había ido mi hermano, no tiene sentido, 45 años, dos niñas preciosas... no tiene sentido, y al final el sentido que tiene es el que tú le das y yo ya le he dado sentido... Mi hermano se fue para ponerme en una situación de que yo pudiera ver las cosas desde otra perspectiva, de no estar como la rana, que si la metes en agua caliente no quiere estar y salta. Si la pones en agua fría y la vas calentando, la palma porque no se da cuenta de que el agua va subiendo de temperatura y se muere. Entonces, eso es un poco lo que me ha pasado a mí, no me daba cuenta, el agua estaba hirviendo y no me daba cuenta, y creo que mi hermano me pudo dar esa oportunidad de decir 'yo no puedo estar conectado con entrenar para ganar, única y exclusivamente para tener éxito, porque se lo debo a alguien, al fútbol, a mí mismo o a quien sea. Yo tengo que entrenar desde mi propósito, que es sacar la mejor versión de todos los que tengo a mi alrededor, sean los jugadores, los de la oficina'. Esto me pasó hasta en Cracovia, que todo capilarizó hasta las oficinas, que vamos a la final y yo a mi equipo le había transmitido mucho el "never surrender", no hay que rendirse nunca. Porque si mi hermano pudo luchar hasta el final, cómo nosotros no vamos a luchar hasta el final... y él no puso ninguna excusa ningún día de su vida hasta el final. Y me acuerdo de llegar al estado nacional de Varsovia y estaba todo empapelado con los colores del equipo y un "never surrender" enorme, que lo había hecho la gente de las oficinas, porque esa filosofía y cultura de vestuario estaba capilarizando en todo el club y fue brutal. Entrar y decir, es que esta final no la vamos a perder. He perdido dos, pero es que esta estaba convencido de que no la perdía.
"Mi hermano se fue para que viera las cosas desde otra perspectiva"
EntrenadorTe ofrecen la renovación a final de temporada, pero no la aceptas.
Al final tengo la renovación y no la acepto por dos temas, uno deportivo y otro personal porque estoy realmente superado. Necesitaba volver a casa y sanarme y necesito un espacio. Ahora ya ha pasado el tiempo y me empiezo a encontrar en disposición de volver a entrenar plenamente. Si yo quiero sacar la mejor versión de ti, necesito sacar la mejor versión de mí porque si no es imposible. Y ahora estoy reconectándome con mi mejor versión y estoy abierto a volver a entrenar, pero siempre tratando de encontrar un entorno que respete en el punto que estoy ahora, que es un punto de querer hacer un proyecto donde pueda mejorar a los jugadores, pueda crear esa filosofía, puede hacer mejor todo el entorno del club y para eso se necesita tiempo. Entonces siempre he estado muy apretado a nivel de tiempo, de conseguir resultados ya, para quedar campeón o para ascender o para los fines del club, y creo que es momento de intentar encontrar un proyecto donde me den un poco de tiempo y me digan 'confiamos en tu trabajo, hazlo tranquilamente', entre comillas.
Pero cualquier proyecto ahora es de rendimiento inmediato...
Yo no quiero cambiar lo que he hecho en el sentido de que no voy a pillar a un equipo que tenga que salvarlo, subirlo o quedar campeón. Yo eso lo voy a hacer. Yo lo que quiero es cambiar la perspectiva desde donde lo he hecho, desde el sufrimiento, desde la incomodidad, desde el estar apretado en el día a día. Creo que eso es lo más importante a la hora que venga un club y me diga 'Albert, hemos pensado en ti para que salves al club o para que lo subas o quedes campeón o para lo que sea'. Perfecto. Asumo el reto, pero desde qué perspectiva es realmente este reto. Vamos a trabajar de manera conjunta de verdad sí o no. Porque si todo depende de una cosa, a lo mejor no me apetece o a lo mejor sí.
Los proyectos dependen de la pelota.
Total.
Que se lo pregunten a Xavi la pasada temporada.
Va un poco por ahí. Al final para cambiar un contexto o sacar la mejor versión de cada uno, que es lo que intentamos hacer, es transformarlo a mejor. Que cuando nos vayamos del club, el club sea mejor en algun aspecto y esto cuesta y te tienen que dar tiempo y creer en tu trabajo, siempre valorando los resultados porque son los que al final determinan si puedes o no puedes seguir en el cargo porque así funciona. Pero bueno, hay muchos matices aquí. Y yo lo que busco es que estos matices siempre sean a favor del proyecto, no en contra. Eso es lo que estoy buscando ahora.
¿Estás dispuesto a volver a irte sin la familia?
Somos nómadas. Nos gusta conocer nuevas culturas, aprender nuevos idiomas y en eso no hay problema. Esta vez, mi familia viene conmigo seguro, aunque lo que me piden sin pedírmelo, porque esto sí que nunca me lo han pedido porque saben que no es justo, es esto: encontrar un proyecto que sea un proyecto y confíen en nosotros, que dependa de los resultados, sí, ya sabemos cómo funciona este juego, pero que haya otros matices que nos permitan poder estar más tiempo, disfrutar más y hacerlo todo desde otra perspectiva porque mi familia también ha sufrido esto. Cuando yo he estado en incomodidad o mal, no he conectado tanto con mi mujer o mi niño y ellos lo han sufrido. Así que me dicen que qué guay sería estar en un gran proyecto con grandes objetivos, siempre, pero desde una perspectiva más ecológica.
¿Esa es la mentalidad Kaizen?
Bueno, quizás sí. Es la mejora diaria, pero que viene en un proceso. Es decir, si yo digo da igual la mejora, lo único que importa es quedar campeón, pues creo que el foco no está donde tiene que estar. El foco está en mejorar cada día algo para que esa mejora al final produzca la posibilidad de ser campeón. Es lo mismo, pero el enfoque es diferente. Esa mentalidad Kaizen que tengo como entrenador e intento transmitir al vestuario para mí es diferencial. Hay jugadores que me dicen, 'tengo que meterme en el hielo hoy, he hecho siete quilómetros'. Pues sí te tienes que meter porque si no mañana estarás fulminado. Es que duele, sabes que, me meto 30 segundos y me voy. Si estás conectado con la mentalidad Kaizen se van a buscar unos calcetines para que no les duelan los pies y se meten religiosamente los minutos que haga falta. Y hay gente que se pregunta si habrá diferencia o no con meterse en ese hielo... créeme que sí porque es un 0,01% que te puede ayudar mañana y yo te puedo apretar más y puedes entrenar mejor y si haces esto cada día al final el beneficio es muy grande porque tu aportación al grupo será mayor, el grupo rendirá más y si rindes más estarás más cerca de ganar. La finalidad es la misma, pero el cómo enfocamos es diferente. Para mí es clave en el momento en el que me encuentro y lo he podido experimentar desde estar en las catacumbas.
"Si los jugadores se metían en el hielo, al día siguiente les podía exigir más"
Entrenador¿Qué grupo te encuentras en el Wisla con la muerte de tu hermano?
Me ayudaron mucho todos. No solo los españoles que sí que tenía más facilidad en la comunicación y la comunicación es muy importante, pero también en el grupo de jugadores polacos. Al final, el jugador no valora tanto lo que le dices o lo que haces, sino desde dónde y si es genuino o no. Ellos son expertos en oler eso. Entonces ellos dicen está haciendo esto o diciendo eso, pero realmente desde donde lo dice es desde la verdad o desde intentar vender alguna cosa. Con lo de mi hermano yo al final no podía hacerlo de una forma que no fuera de verdad y me acuerdo el entrenamiento en el Estadio Nacional de Varsovia antes de la final, que entrenábamos el día previo por la tarde, que reúno a todo el equipo, me siento con ellos y tuve la necesidad de expresarles un tema importante.
Les dije que cuando hablé con mi hermano en sus últimos días, mi hermano no me había hablado de nada de lo que había logrado, no se acordaba de nada de lo que había logrado en la vida. Me hablaba de experiencias, de lo bien que se lo había pasado en una ruta que hizo por Estados Unidos porque mi hermano era un muy buen músico y me hablaba de las experiencias y cómo lo había vivido, eso es de lo que se acordaba en esos momentos. Y entonces les dije que no sé si íbamos a ganar mañana porque no tengo una bola de cristal, pero lo que sé es que no podemos permitirlos no disfrutarlo. Y si lo disfrutamos de verdad estaremos muy cerca de ganar porque he perdido dos finales y sé por qué las he perdido. Cuando acabó el partido me viene un jugador y me dice, teníamos clarísimo que esta vez no la ibas a perder.
Alguna memoria de la final.
En el minuto 99 íbamos perdiendo, era el último balón del partido. El balón está en nuestro campo con una falta a favor, la pilla el portero. Están todos arriba y yo pienso que es la última para empatar. Estábamos perdiendo de manera inmerecida. Quedaba una pelota. Me giro al banquillo y veo absolutamente a todos de pie, expectantes de esto puede entrar. No me esperaba ver eso. Normalmente en el minuto 99 queda un balón y hay varios que están en el banquillo con la persiana bajada y no había nadie en el banquillo así. Ni el fisio, ni el doctor, ni nadie. Y marcamos. Y ahí dijimos, ganamos y tres minutos después de empezar la prórroga metemos el segundo y luego a sufrir, y mucho, pero lo conseguimos.