LIVERPOOL - REAL MADRID

Los 'Benitles', los primeros habitantes españoles en el planeta Liverpool

Cuatro técnicos y cinco futbolistas (Josemi, Núñez, Xabi Alonso, Luis García y Morientes) aterrizaron en la 2004-05 y ganaron la Champions tras remontar en los penaltis al Milán de Ancelotti.

Luis García celebra un gol junto a Xabi Alonso en su etapa en el Liverpool. /AP
Luis García celebra un gol junto a Xabi Alonso en su etapa en el Liverpool. AP
Enrique Ortego

Enrique Ortego

A mediados de julio de 2004, los Benitles estaban a punto de venir al mundo. Ellos, por supuesto, no se lo podían imaginar. Eran un puro embrión. El padre de la futura criatura respondía al nombre de Rafael Benítez y venía de ganar dos Ligas y una Copa de la UEFA con el Valencia. Con su fichaje de cuatro años por el Liverpool, cuatro veces campeón de Europa por aquel entonces, se convertía en el primer entrenador español en dirigir un club de la Premier. Era el principio de la Rafalution y la puesta en marcha del Spanish Liverpool. Ellos fueron los pioneros. Después fueron llegando un buen puñado más, tanto técnicos como futbolistas.

Nos centramos en los pioneros. Al técnico le quedaba un año de compromiso con el Valencia y antes de llegar al 1 de julio 2004 comunicó al club de Mestalla, por medio de su representante, Manuel García Quilón, que su voluntad era rescindir el contrato. Como compensación a la temporada que le quedaba, propuso pagar un millón y medio de euros. Cantidad, evidentemente, que correría a cargo del club inglés. En Anfield tenían claro que el sustituto del francés Gerard Houlier tenía que ser, sí o sí, el entrenador madrileño. El Valencia no aceptó esa indemnización y pidió el doble. Sin acuerdo entre las partes, el caso fue a juicio y el fallo favoreció al entrenador que, al final, se fue libre, sin tener que pagar nada.

Benítez iba a cumplir una de sus grandes sueños: entrenar en la Premier. El paraíso donde el entrenador no solo es un alineador, sino también un gestor. Un mánager con plena potestad en la parcela futbolística, tanto en el césped como en los despachos, es decir sobre los traspasos y los fichajes, las altas y las bajas. Para su desgracia, nunca tuvo presupuesto para competir con otros clubes, como el Chelsea, los dos clubes de Manchester, o incluso, todavía, el Arsenal, pero a Rafa le hacía ilusión manejar la baraja y acertar o equivocarse por sí mismo.

Benítez, en un partido con el Liverpool. EFE
Benítez, en un partido con el Liverpool. EFE

Comenzó a crear su Liverpool con la contratación de su equipo de ayudantes. Con él se fueron desde Valencia, Pako Ayestarán, que mantendría su responsabilidad sobre la preparación física y, con el tiempo, ampliaría sus funciones hasta convertirse en 'assistent manager' en toda regla. y José Manuel Ochotorena que, ya entonces compartía el puesto de entrenador de porteros en el club valenciano y la Selección. Completó el trío, Paco Herrera, un técnico todoterreno a quien conocía bien Benítez de haber hecho juntos el curso de entrenadores en Albacete y donde forjaron una gran amistad.

Xabi Alonso, el más caro

No fueron los únicos españoles que se llevó de la mano. También se incorporaron inmediatamente cuatro jugadores. El primero fue Josemi, defensa del Málaga, por quien el Liverpool pagó cuatro millones de euros. El segundo, Antonio Núñez, que la temporada anterior había pertenecido a la disciplina del Real Madrid y había jugado 15 partidos, solo dos de titular, con el primer equipo. Su traspaso no superó el millón de euros y entró a formar parte de alguna manera de la operación del fichaje de Michael Owen por parte del club blanco.

En los días siguientes, mediados de agosto, se cerraron otros dos fichajes casi de manera inmediata: Xabi Alonso, después de que su club, la Real Sociedad, y el Real Madrid no se pusieran de acuerdo en el traspaso tras intensas negociaciones, aceptó marchar para Anfield. El Liverpool pagó 17 millones de euros. El delantero Luis García llegó procedente del Barcelona en una operación cerrada en los nueve millones. En el mercado de enero, como el equipo sufría una carencia goleadora alarmante, también se incorporó Fernando Morientes desde el Real Madrid. Otros nueve millones transportaron al ariete a Anfield con el hándicap de que no podría disputar la Champions. Ya lo había hecho con el equipo blanco y entonces la legislación lo prohibía.

Rafa ya tenía su grupo: los Benitles. Así comenzó a llamarse a la colonia española por el mítico The Cavern club, en Mathew Sreet 10. El español ya era el segundo idioma del vestuario. Sus principios no fueron fáciles. Todo lo contrario. El 25 de mayo protagonizarían la proeza de ganar la Champions ante el Milan de Ancelotti en la tanda de penaltis después de igualar un 0-3 adverso al descanso, pero hasta esa fecha pasaron meses muy complicados. Tanto en el aspecto personal como en el puramente futbolístico. En el primero, entró en escena la conciliación familiar. Algunos miembros del grupo se marcharon solos y las tardes de Liverpool se les hacían eternas, con lo que las jornadas de trabajo en Melwod, antigua Ciudad Deportiva del Liverpool, comenzaban a las ocho de la mañana y acababan a las seis o las siete de la tarde. "No teníamos otra cosa que hacer que trabajar", recuerda Ochotorena.

El idioma también fue un hándicap importante, sobre todo para Herrera y Ochotorena. Ayestarán se defendía bien en el argot clásico de la preparación física y Rafa, siempre inconformista, no estaba satisfecho de su nivel, a pesar de su conocimiento de la lengua de Shakespeare no era malo. "Me entienden y les entiendo, -decía por aquel entonces-, pero tengo que mejorar en los giros, en los modismos puramente futbolísticos. A veces cuando me dirijo a los jugadores noto que me miran raro, que hay algo que no les llega. No era lo mismo dirigirme a la plantilla del Valencia que me valía con tres palabras y un gesto. A este grupo tengo que ir palabra por palabra". Posiblemente, el peor momento lo pasó con Gerrard como protagonista. "Be careful with de wine" (Ten cuidado con el vino), le dijo en una ocasión cuando realmente le quería decir es que, a la hora de sacar los centros, tuviera en cuenta el viento (wind).

Los 'Benitles', los primeros habitantes españoles en el planeta Liverpool

Desde el primer día, el técnico y sus ayudantes intentaron adaptarse a su nuevo hábitat, pero al mismo tiempo tenían que ir cambiando aspectos del día a día, más allá de lo puramente futbolístico. En este sentido, se modificaron los entrenamientos, los métodos de recuperación de antes y después de los partidos. Uno de sus primeras decisiones fue sobre la alimentación. Les chocó enormemente que el desayuno de los profesionales fuera el clásico breakfast inglés con sus alubias, salchichas, sus huevos, su panceta... Entraron en escena la fruta, las verduras y el aceite de oliva. Organizaron los horarios de las comidas y consiguieron también que se construyeran unas habitaciones, aunque fueran pequeñas y modestas, para que la plantilla pudiera descansar en la Ciudad Deportiva los días que hubiera sesión doble de entrenamiento y a la vuelta de los partidos internacionales.

Sin teléfonos móviles

Sin embargo, les pareció bien que el uso del teléfono móvil estuviera prohibido en todas las zonas comunes de la Ciudad Deportiva. Decisión del entrenador anterior, Gerard Houlier. A cambio, el club ponía a disposición de los jugadores una sala con teléfonos fijos gratuitos que siempre estaban solicitadísimos... Teniendo en cuenta que entonces la plantilla estaba formada por jugadores de 14 nacionalidades distintas, la cuenta mensual, en libras, debía ser cuantiosa. También tuvieron que acostumbrarse a cobrar semanalmente, no al mes como en España. Su ficha se dividía en 52 partes y cada siete días: clic-clic caja. Una costumbre histórica del fútbol británico.

José Manuel Ochotorena, aparca mentalmente por unos minutos, la crisis de su Valencia y recuerda que el trato del club con ellos fue exquisito desde el primer día. "Teníamos una persona, Norman, pendiente de todo lo que necesitáramos. Sobre todo los primeros meses. Recibíamos clase particulares de inglés a diario. Nos ayudaron con la casa, con los viajes cuando venían los familiares... Ya entonces era un club muy bien organizado". Ayestarán, de camino de Liverpool a Birmingham, coincide con su compañero. "Era un paraíso para el entrenador. Lo que Rafa o, en segunda instancia, nosotros pedíamos se ejecutaba con bastante celeridad. Había que superar menos pasos y menos vistos buenos que en España. Era la ventaja de ser mánager o los ayudantes del mánager. Allí son dioses. Si Rafa hubiera querido pintar de blanco algo que era rojo, le hubieran mirado extrañados, pero al final lo hubiera hecho. Sobre todo después de ganar la Champions ese primer año".

"En 2004 llegamos a un club y a una Premier que aún tenía una cultura y tradición inglesa. De la mano de Rafa, ayudamos a la evolución del Liverpool"

Pako Ayestarán Assistent mánager

Recuerdan todos ellos que el día del primer partido de la Premier, a principios de agosto y con un calor sofocante citaron a los jugadores: "Les dijimos que podían venir a la concentración con ropa de sport. No lo entendían y acabaron yendo a ver a Rafa para decirle que a los partidos de Anfield siempre iban con traje y que la tradición para ellos era sagrada". También les llamó la atención la previsión con la que querían las cosas. "Querían tener la lista de habitaciones o del viaje de turno antes de que diéramos incluso la lista de concentrados para el partido".

Ayesterán, ahora assistant manager del Aston Villa a las ordenes de Unai Emery, incide en el choque cultural que se encontraron. "Estamos hablando de hace casi 20 años. Llegamos a un club y a un campeonato que todavía tenía una fuerte tradición británica, tanto en su juego, como en su gestión. Ahora ha cambiado todo radicalmente, como estoy comprobando en primera persona. Entonces era otra cosa. Nuestra suerte fue que el director ejecutivo, Rick Parry, quería realmente dar otro aire al club e intentó por todos los medios que nosotros se lo diéramos. No nos fichó y nos dejó de lado. Nos dieron libertad para intentarlo. Después del primer año, que ganamos la Champions, claro está, esas facilidades aumentaron. Este éxito a nosotros como cuadro técnico nos posicionó a otro nivel".

'The Boot Room'

Rafa Benítez, que se llevó con él a toda la familia, se identificó desde esa primera temporada con el club y la ciudad. Hasta en los peores momentos. Conviene recordar que en la Premier, el Liverpool acabó a 37 puntos del campeón, el Chelsea; en la FA Cup fue eliminado por el Burnley, entonces en la Championship y perdió la final de la Copa de la Liga contra el Chelsea (3-2). Según avanzaba el curso, toda la energía se fue volcando en la Champions y el técnico, a pesar de los resultados, se mostraba feliz o al menos así lo dejaba caer en sus palabras cuando le visitabas.

"Noto que se me valora y se me respeta mi trabajo. Hay un reconocimiento lícito por parte de los dirigentes, de la afición, del equipo. Todos saben que, por cuestiones económicas, no podemos competir con otros clubes de la Premier y es algo que se demuestra claramente con los fichajes que hacen ellos y los que podemos hacer nosotros. Tengo que hacer tres listas de posibles fichajes, el plan A, el plan B y el plan C", expresó.

Benítez posa con la Champions. AP
Benítez posa con la Champions. AP

En la comparación con LaLiga, el técnico lo tenía claro: "Aquí todo se vive con pasión y hay menos presión. No se hace tragedia de una derrota. Se respeta más el trabajo de cada uno que en España. Nadie se mete en lo tuyo, te dejan hacer y no te ponen la zancadilla". En el terreno futbolístico lo que más le llamó la atención en aquellos primeros meses era la intensidad dentro del terreno de juego: "Todos los partidos comienzan con tres codazos y tres planchas, si quieres entrar en el encuentro tienes que hacer lo mismo que ellos". Sobre su aterrizaje con cinco jugadores españoles, no tuvo problemas: "Si tengo que fichar más españoles, lo haré. Nuestro mercado es más barato que el inglés y en el club lo que quieren son jugadores de calidad. La mezcla perfecta es la esencia inglesa y la sutileza española".

Ochotorena, casi 20 años después, rescata de su disco duro aquellas primeras impresiones, y le viene a la memoria la Boot-room de Anfield. El mítico cuarto de las botas sobre el que se montó en su día una leyenda que se traspasa de generación en generación. "Allí, nada más llegar nos contaron, que se reunían Bill Shankly con Paisley, Fagan, Moran y demás técnicos para preparar los partidos y mantener largas charlas de fútbol. Entonces, no tenían la Ciudad Deportiva. Anfield era el centro de todo. Bueno la verdad es que sigue siéndolo. Con el tiempo, esa sala, ya sin botas colgadas de sus paredes, se convirtió en el habitáculo donde los técnicos del Liverpool reciben a los entrenadores visitantes y les ofrecen una copa de vino después de los partidos. Rafa Benítez, desde el primer día, la utilizó y cuando los rivales la abandonaban, solía quedarse con su cuerpo técnico para realizar el primer balance del encuentro y que se podía alargar varias horas".

Añade Ochotorena otro de sus recuerdos más impactante de ese primer año. "Al finalizar el último partido de la Premier en casa, nos quedaba todavía la final de la Champions, los técnicos, los jugadores y todos los empleados del club cercanos al equipos con sus respectivas familias saltaban al césped para despedirse de los aficionados. Era como una fiesta de fin de curso. Nunca había vivido una situación parecido". 

Aficionados del Liverpool veneran a Benítez. AP
Aficionados del Liverpool veneran a Benítez. AP

Paco Herrera llegó a Anfield con el cartel de segundo entrenador, mano derecha de Rafa sobre el césped, pero, sobre la marcha, tuvo que ejercer de director deportivo, porque en ese momento el puesto estaba vacante y también se encargaba de entrenar al segundo equipo reserva que jugaba la Liga de Reservas. Desde Badajoz y ya retirado de los banquillos también tira de memoria: "Para mí fue un orgullo que Rafa me incorporara a su equipo nada menos que para entrenar al Liverpool. Pako y Ochotorena venían con él del Valencia, venían del top, pero yo venía de Segunda. Los primeros meses fueron difíciles. No lo puedo ocultar. Ochoto y yo chocamos con el idioma. Un veterano técnico del club nos echaba una mano sobre el césped y nuestro gran objetivo era aprender el 'inglés del fútbol' para poder relacionarnos con los jugadores".

No quiere pasar por alto el comportamiento de los Gerrard, Carragher... "Se portaron de maravilla, nos ayudaron muchísimo. Entendían que lo estábamos pasando mal e intentaban comprender nuestros gestos, nuestras frases sueltas. En mi caso, como mano derecha de Rafa, tenía muchas veces que hablar con los jugadores, decirles, preguntarles cosas y me costaba. Lo pasaba mal. En cuatro meses comenzamos a defendernos. Nuestras clases nos costaron... Otro asunto que nos preocupaba era el de los jugadores españoles. Teníamos miedo que pudieran pensar que les habíamos fichado por ser compatriotas. Afortunadamente, los cuatro primeros que llegaron y después Morientes rindieron extraordinariamente y abrieron paso a todos los que llegaron después en los años posteriores", recuerda.

La puerta y los techos

El aterrizaje de los jugadores fue un poco menos complicado que el de los entrenadores. Ellos se dedicaban a entrenarse, a jugar, a perfeccionar el inglés y hacían vida más familiar. No tenían la responsabilidad gestora de los técnicos. Fernando Morientes llegó en el mercado de invierno sabiendo que no iba a poder disputar la Champions por ya haberlo hecho con el Real Madrid. Eso no impedía que su integración en el grupo fuera absoluta y que desde la tribuna en Estambul jugara su propia final.

"Cuento la Champions del Liverpool como mía aunque no pude jugarla. Me dio rabia quedarme fuera por una norma que por lo injusta que era, se quitó"

Fernando Morientes Exjugador del Liverpool

"Estaba entre nervioso e indignado por no poder jugar. Luego, con el tiempo, si sería absurda e injusta la norma, que la quitaron y ahora se puede jugar la Champions con dos equipos. Yo, de todas formas, cuento aquella final como si la hubiera jugado. Yo la cuento entre mis Copas de Europa. Tengo cinco finales -perdí una con el Mónaco contra el Oporto- y cuatro títulos. Durante toda la competición hacía la misma rutina que mis compañeros. Lo único que no hacía es viajar a los partidos de visitante. Estaba presente en la charla del entrenador y me bajaba en mi coche de Melwood a Anfield. Entraba en los vestuarios hasta poco antes de comenzar el partido. Para todo era uno más, menos para jugar. El día de la final fue cuando peor lo pasé. Al principio no piensas que el equipo fuera a llegar tan lejos... Pero en Estambul me dio mucha rabia", desvela.

Xabi Alonso pasó, en cuestión de días, de pensar que su destino sería el Real Madrid a viajar a Liverpool concienciado perfectamente de donde iba. Decidió quedarse a vivir en el el puerto, en el Albert Dock, al lado del museo de los Beatles, relativamente cerca del centro. Siempre ha recordado que lo más le impresionó en el nuevo destino fue el cartel-leyenda, This is Anfield, que se encontraban los jugadores en su camino del vestuario al césped: "Ves las letras doradas sobre el fondo rojo y piensas que tienen que significar algo muy especial para ellos cuando en ningún otro estadio hay algo parecido. El primer día que llegamos nos dijeron que se colocó en los 60, en la época de Bill Shankly y el objetivo era recordar a los jugadores del Liverpool, dónde estaban y cuáles eran sus obligaciones y, al mismo tiempo, intimidar a los contrarios y recordarles también donde estaban".

"El marco de la puerta y el techo de nuestro vestuario estaba más bajo que el del visitante. Nos dijeron que era para que nos creciéramos. El cartel de This is Anfield es único en la historia"

Xabi Alonso Ex jugador del Liverpol

También sorprendió a Xabi que el techo del vestuario del equipo local en Anfield era más un poco más bajo que el del visitante y que el marco de la puerta también estaba un poco más bajo de lo normal con lo que casi todos los jugadores, unos más que otros, tenían que agacharse al entrar: "Nos dijeron que era para los jugadores del Liverpool nos creciéramos, para que nos sintiéramos más grandes. El suelo del vestuario rival también parecía más inconsistente, como si flotaras. Decían que era para que los rivales se sintieran más inseguros cuando lo pisaran".

En definitiva, son algunas de las muchas historias que rodean a este club singular que vive como ningún otro del pasado (131 años de vida), sin olvidar el presente y el futuro. Esa primera temporada, la de las derrotas sucesivas fuera de Anfield; las de las clases particulares de inglés; la de las jornadas maratonianas en Melwood y las cenas en La Viña o en Piccolino, no pudo tener un final más feliz. Tras eliminar a la Juventus y al Chelsea, con un polémico gol de Luis García, el Liverpool se clasificó para la final. 

Benítez, en su etapa en el Liverpool. LAS PROVINCIAS
Benítez, en su etapa en el Liverpool. LAS PROVINCIAS

Esa noche liverpuliana de la semifinal contra el Chelsea de Mourinho (3-5-2005) fue eterna y acabó al alba en un local del Albert Dock con Benítez dando la brasa a su central Hyppia porque no había hecho bien la cobertura en una jugada del partido. Verlo para creerlo. Esa madrugada -gracias por la invitación Rafa- se cantó más en español que en inglés y los componentes del 'Spanish Liverpool' con sus correspondientes familias fueron los auténticos animadores de la fiesta.

Ya eran los Benitles, cuatro entrenadores y cinco jugadores, y ya eran los héroes de Anfield. Canciones personales dedicadas para todos y cada uno de ellos, banderas, pancartas con textos tan originales como "Benítez es lo mejor que le ha pasado al Liverpool desde el descubrimiento de la patata" o "Benítez es el Papa del Liverpool".

Desde entonces y durante la década posterior en el vestuario de Anfield se continuó hablando español con otros técnicos que relevaron a los primeros en llegar y a una larga cadena de jugadores: Reina, Arbeloa, Fernando Torres, Barragán, Riera, Miqui Roqué, José Enrique, Suso, Luiz Alberto, Manquillo, Dani Pacheco, Aspas, Alberto Moreno, Chirivella, Ayala... Ahora, Thiago, Adrián y Bajcetic. Ellos, los 'Benitles', solo fueron los pioneros, los creadores del 'Spanish Liverpool"