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Los peores días de Edu Bedia en Oviedo tras pasar por el Barça: "Tenía miedo, llegaba el jueves y me faltaba el aire"

El cántabro afronta su séptima temporada en India y recuerda en Relevo sus momentos más complicados en el fútbol español: "Sufrí ansiedad, fui a ver a especialistas".

Edu Bedia, durante su etapa en el Oviedo./REAL OVIEDO
Edu Bedia, durante su etapa en el Oviedo. REAL OVIEDO
June Lavín

June Lavín

"Tengo ganas de hablar, eh. Tengo ganas de contar cosas que no he contado nunca". Esta es la carta de presentación de Edu Bedia (Santander, 1989). Lo tiene claro. Con la misma determinación con la que afrontó su debut en el Racing de Santander hace 16 años, descuelga ahora el teléfono para atender la llamada de Relevo. "Mucha gente me pregunta por qué llevo 7 años en la India (risas)", anticipa. Sabe que su historia no es común. Empezó en su "tierruca" con Canales, con quien todavía conserva relación ("es amigo íntimo, los dos hemos sufrido mucho", reflexiona), destacó en el Barça B de Eusebio (temporada 13-14), probó suerte en Alemania, también en diferentes equipos de Segunda, y ahora es todo un icono en la India.

Edu Badía habla sobre los problemas de ansiedad que sufrió durante su etapa en Oviedo.RELEVO

¿Por qué la India?

Cuando llega la oferta, nosotros (su mujer y él) hablamos y decidimos cambiar radicalmente. La oferta económica era un pelín más alta que otras de España, pero no era como para dejar nuestra vida allí. Fue un cambio de aires total por un tema mental. Quería volver a disfrutar del fútbol, vivir una experiencia nueva y volver a ilusionarme. Una nueva vida. No sabíamos ni a dónde íbamos ni dónde íbamos a vivir. Nada. Nos pusimos a ver Callejeros Viajeros y Españoles por el mundo porque no teníamos ni idea. Ahora te puedo decir que, posiblemente, haya sido la mejor decisión de mi carrera.

¿Eres feliz allí?

Sí, sí. Claro, también es verdad que he tenido suerte de irme a Goa, el sitio en el que he estado seis años, con gente que nos ha ayudado en todo. Las cosas aquí no son como estamos acostumbrados y hay que tener bastante paciencia. Firmé dos años y pronto me ofrecieron otras dos renovaciones, ahí sí que la oferta económica subió bastante. Los jugadores occidentales que vienen tienen que hacerlo con la mente muy abierta, porque es un país que te pone a prueba día a día. Y eso hay gente que no lo aguanta.

Hemos empezado por el final. ¿Hay algo de tus inicios que quieras recordar?

Entré con 9 años a las categorías inferiores del Racing de Santander y debuté con 18. Creo que hace 15 años que jugó el Racing contra el PSG en UEFA, y es uno de los días más bonitos que recuerdo. No jugué ningún minuto de ese partido. De hecho, estuve calentando prácticamente todo el partido con Canales en la banda. Lo vivimos como si fuéramos unos aficionados más. Recuerdo llegar al estadio y allí había como 5.000 o 6.000 personas de Santander esperando al autobús. Fue una de las cosas que más me han impresionado de mi carrera.

Tuviste una lesión al principio también, ¿no?

Estuve cuatro años en el primer equipo del Racing, pero uno de ellos fue en blanco porque me rompí el ligamento de la rodilla. Salí cedido al Salamanca y, cuando acabó mi etapa en el Racing, firmé por el Hércules. Allí fui muy feliz.

¿Sentiste que apostaron por ti?

Sí, sin duda. Creo que ha sido el año que más me ha impulsado y en el que más he aprendido como futbolista, porque sí que es verdad que en el Racing tenía el estatus de canterano. No jugaba mucho más de 10-20 minutos y en el Hércules me hice futbolista de verdad. Jugué prácticamente todos los partidos en Segunda. Pasamos momentos difíciles, estuvimos en descenso varias veces, pero se vive mucho el fútbol. Allí entendí el fútbol de verdad. Quique Hernández, el entrenador que tuve allí, me ayudó muchísimo. Le debo mucho. Él había vivido mil batallas y yo era muy joven. También me entrenó Juan Carlos Mandiá.

Hacerlo tan bien te valió para...

Bueno (risas). Tuve la llamada, en un primer momento, del Real Madrid Castilla. Me llamó mi agente y me dijo que el Castilla quería apostar por mí, que era un perfil de jugador joven con experiencia que gustaba allí. Claro, yo soy del Racing, pero siempre me ha tirado más el Barça que el Madrid. Pero, lógicamente, cuando estás hablando de un tema profesional y deportivo y te llama el Real Madrid qué vas a decir. Al final nos dijeron a mi agente y a mí que teníamos que esperar, que querían apostar por gente del juvenil más que por gente de fuera con experiencia. Me dijeron que no, pero a la media hora llamó el Barça para lo mismo. Y ahí ya dije que adelante, no me lo pensé. Era un sueño, algo impensable para mí.

Edu Badía habla sobre su fichaje por el Barça B.RELEVO

"El Madrid, al final, me dijo que no, pero a la media hora me llama el Barça B y no me lo pienso"

¿Cómo te fue en el Barça B?

Lo que me encuentro allí cuando llego es algo que no había vivido en mi vida. Había estado cuatro años en Primera, un año en el Hércules, también en la Selección Sub-19, Sub-20 y Sub-21 y es algo que no había vivido nunca. Es algo irreal, no está dentro de lo normal. En el campo nos lo pasábamos muy bien. Éramos un grupo de niños que iban a estadios llenos: a la Romareda, a Son Moix... Es el único año en el que he jugado realmente pasándomelo bien. Quedamos terceros en Segunda y juego 40 partidos de 42. Quedamos terceros porque llega un momento en que nosotros no podemos aspirar a más. No podíamos jugar play-off, no podíamos ascender...

¿Y después?

Después de hacer un buen año en el filial, yo tenía en la cabeza que debía salir. Era muy difícil repetir lo de ese año en el Barça B y me fui a Alemania, al 1890 München. Igual sí que es verdad que tuve poca paciencia para elegir destino, porque tuve otras ofertas también. Allí parecía que iba a hacer bien las cosas, que estaba todo medido, todo muy bien. Pero a los cinco partidos no sé qué pasó con el entrenador y el director deportivo lo cambió todo. Llegó un técnico más alemán, por así decirlo. Fútbol más directo, más físico y menos alegre, y no teníamos jugadores para ello. Sufrí un arrancamiento en el aductor por pubalgia que me tuvo seis meses fuera. El equipo no va bien, yo no recupero bien y llega un momento en el que mi cabeza dice "no puedo seguir aquí".

Edu Bedia persigue a Messi durante un Barça - Racing de Santander. CEDIDA
Edu Bedia persigue a Messi durante un Barça - Racing de Santander. CEDIDA

Vuelves al fútbol español y, además, relativamente cerca de casa.

Eso es. Necesitaba volver a casa y recibo la llamada del Oviedo, que estaba cerca y justo había entrado un inversor muy potente como Carlos Slim. No tuve dudas. En ese momento, al menos, no las tuve. Llegué a celebrar goles del Oviedo, recuerdo uno que David Fernández le metió al Cádiz, porque eso significaba que volvía a casa. Llego lesionado todavía, con bastantes problemas de pubalgia y al final acabó siendo la etapa en la que peor lo he pasado. En Oviedo hay mucha presión. Es una ciudad con muy poca paciencia para los resultados, y lo entiendo, porque al final es un equipo histórico, pero lo pasé mal.

Cuando dices que lo pasaste mal, ¿a qué te refieres?

Consigo recuperarme de la lesión, pero no estoy cómodo. No consigo recuperar la confianza que tenía antes de eso. Fue un momento bastante duro. No lo he contado nunca, pero sufrí ansiedad, fui a ver a especialistas, al médico... Llegó un momento en el que no me apetecía jugar. Me daba miedo. Estaba bien durante la semana, me lo pasaba bien entrenando y cuando llegaba el jueves no sabía qué me pasaba, pero me faltaba el aire. Llegaba el día de partido y no quería jugar. Me iba a casa siempre que podía, en los días libres que tenía. Y te das cuenta de que no es la presión de ver a miles de personas en la grada, sino la autoexigencia que tú te pones.

Cada vez son más los deportistas que hablan de salud mental y está bien. Que gente como Nadal o Messi no son los ejemplos a seguir. Son extraordinarios, pero sale así uno de cada 10 millones. No le puedes decir a un niño que se tiene que reflejar en ese tipo de gente porque es irreal. Es mentira. La gente se tiene que reflejar en la gente. Es simple. Así lo dice Bojan en su documental. Canales, por ejemplo, se ha gastado un pastizal en máquinas para recuperarse antes, en fisios y en médicos.

¿Ha habido un cambio de estigma a la hora de verbalizar esos problemas?

Sí, es evidente. Son problemas reales y la gente lo tiene que ver. No depende de la capacidad económica o de lo que uno esté ganando en ese momento. Depende de la cabeza de cada uno. Hay gente en categorías menores que no se puede permitir el lujo de decirlo o de parar. Ese es el verdadero drama que hay detrás de la salud mental, que hay gente que lo pasa muy mal, verdaderamente mal, y no puede parar. Y, claro, si alguien lo dice y no para, el entrenador que se lo juega todo va a mirar por él y no va a alinear a ese jugador. Eso es una verdadera putada.

Después de eso, fichas por el Zaragoza, lo haces bien y, al año, te dicen que no cuentan contigo.

Cuando llego al Zaragoza, mi chip cambia. Necesitaba cambiar de aires y en el Zaragoza estuve muy a gusto. Había, en ese momento, jugadores que se asemejaban mucho a mi estilo de juego. El entrenador y el club apostaron mucho por mí, pero al año siguiente entró un nuevo director deportivo que quiso cambiar todo el organigrama. Me dicen que no cuentan conmigo, que buscan otro tipo de futbolista, que él quería llevar a sus jugadores. Son cosas que pasan en el fútbol.

¿En qué momento aparece la opción de marcharte a la India?

Tuve dos ofertas de equipos de Segunda y, de repente, me sale la oferta de la India. Yo lo había pasado muy mal con el tema de la ansiedad y mi mujer, también. Decidimos cambiar de aires. Lo habíamos pasado muy mal. Quería disfrutar del fútbol de forma diferente. Necesitaba volver a ilusionarme yo y que se ilusionase de nuevo ella (su mujer). De primeras no te ofrecen un contrato de locura y veo bien que no lo hagan.

Edu Bedia afronta su séptima temporada en India. CEDIDA
Edu Bedia afronta su séptima temporada en India. CEDIDA

¿Cómo de difícil es adaptarse?

He tenido muchísimos compañeros españoles durante todos estos años. Y hay algunos que han aguantado todo el año y luego han dicho basta. Hay otros que en dos meses han dicho basta y se han ido. Hay que saber a dónde vas, eso es fundamental. Con el FC Goa llegué a jugar la Champions de Asia, que era la primera vez que un equipo indio jugaba la Champions en Asia. También ha habido momentos difíciles. Hemos estado dos años encerrados en un hotel sin poder salir. Eso ha sido una verdadera locura. Mi hija nació en Santander, pero a los cuatro meses se vino aquí. Ha estado encerrada en un hotel mucho tiempo y es complicado. Eso sí, a nivel deportivo y de experiencias, también humano, la India me ha dado muchísimo.

Cuéntame la primera anécdota que se te ocurra.

Hay muchas (risas). Cuando estaba en el Barça B, coincidí con Grimaldo, que se había perdido gran parte de la temporada por una lesión de gravedad. Era un jugador diferente. Posiblemente ahora tenga el mejor golpeo de balón de Europa. Y ahora mismo me da vergüenza decirlo, pero ese año tiraba yo las faltas y no le dejaba tirarlas a él. De vez en cuando me pedía alguna y yo le decía que no. Claro, ahora me da vergüenza. Luego también hay otro tipo de anécdotas aquí en la India. Un día estábamos esperando en la calle al autobús del club y vimos pasar un camión con un elefante encima. Son cosas a las que no estás acostumbrado.