La vida deportiva de Baltasar Garzón, un portero al que le hacía trampas Cruyff y casi le rompe un brazo Míchel: "He sido juez, pero a mí lo que me llenaba era jugar en el Camp Nou"
El cerebro detrás del partido 'Drogas No' recuerda su infancia en Jaén como portero y todos los vínculos que tiene con el fútbol.

Baltasar Garzón fue durante muchos años el juez más célebre de España. Desde su juzgado en la Audiencia Nacional llevaba algunos de los casos más mediáticos del país: terrorismo, drogas, procesos internacionales como el de Pinochet... Más allá de la instrucción, es una persona de opiniones fuertes y mucho ímpetu, también un gran futbolero, barcelonista y portero, que entre sus muchas iniciativas entendió que la mejor manera de luchar contra las drogas era vestir de corto a futbolistas y famosos y ponerles a jugar. En esta primera parte de su conversación con Relevo habla de su relación con el fútbol, con Johan Cruyff y su infancia como portero. En la segunda el pasado quedará en un segundo plano y analizará las muchas cuestiones en las que ahora mismo se mezclan el fútbol y los tribunales.
¿Cuáles son tus primeros recuerdos futbolísticos? ¿Por qué es Baltasar Garzón aficionado al fútbol?
Yo creo que en mi generación todos teníamos ilusión por el fútbol. Yo nazco en 1955, quiere decir que en los años de la infancia no había otro deporte más allá del fútbol y quizás el baloncesto, porque entonces se llamaba baloncesto, no basket. Entonces era lógico, era una época en la que eras o del Real Madrid o del Barcelona, o como mucho del Betis, del Atlético de Madrid y del Bilbao, no había otros equipos que sonaran en aquella época. Digo el Betis porque soy andaluz. Yo vivía en un pueblo hasta los 10 años, después en el seminario y más tarde en Linares, Jaén, que es un pueblo ya más importante. Todo era fútbol, salías de la casa y querías jugar la pelota en campos de tierra, con piedras o con lo que pillaras. Yo creo que la primera vez que jugué en un campo de fútbol con hierba fue en el estadio del Real Jaén, en un campeonato infantil que además quedamos campeones y luego subcampeones del sector nacional. Fue con 14 años. Mientras tanto el fútbol era en donde fuera. Siempre tuve esa afición.
Y, como aficionado, yo llego al seminario un año más tarde porque estaba estudiando fuera. Llegué más tarde que mis compañeros y estaban los equipos de fútbol formados. Había un equipo del Real Madrid, un equipo del Barça, un equipo del Bilbao y un equipo del Atlético de Madrid. Yo jugaba de portero y o jugaba de suplente en el Real Madrid o de titular en el Barça, que estaba vacante. Entonces dije titular del Barça, esto fue con 11 años, así empezó mi afición por el Barça. Y desde entonces hasta ahora, a pesar de todos los sufrimientos, sigo siendo del Barça. Mucha gente me pregunta, '¿pero tú por qué eres del Barça si eres andaluz y vives en Madrid?'. Porque siempre lo he sido y además me ha gustado el fútbol que hacía. En general me gusta mucho el fútbol, ya no lo practico porque la edad no me permite hacerlo, pero sí, he jugado bastante, incluso en campos importantes.
Eras del Barcelona en una época en el que el Madrid era hegemónico, y portero, que en el fútbol siempre es un poco el raro. Es todo un acto de rebeldía. ¿Eso marca carácter?
Marca carácter porque tienes una gran responsabilidad. El delantero centro tiene la responsabilidad de que cuando da un cabezazo o un regate corto y se queda frente al portero y falla el gol, se le echa encima la gente, pero al portero se le echan siempre. Si juegas bien puedes salvar al equipo, pero si juegas regular lo puedes hundir. En definitiva yo creo que es el puesto con más responsabilidad porque si juegas bien diriges el juego de los demás, colocas a los propios defensas, impartes órdenes o consejos... Normalmente al portero se le obedece, porque de alguna manera es el que está viéndola venir y sabe la posición que tienen unos y otros, y tiene un campo de vista mucho mayor.
Es el último reducto, si cae, si pasa el balón, ya está, es gol y es el hundimiento. O la salvación en una buena parada. Quizá es el más individualista y en aquella época yo creo que era muy individualista. Ahora los porteros juegan más, pero en aquella época el portero... yo me acuerdo un entrenador que tenía cuando jugaba como infantil, que me llamaba al orden siempre porque yo me iba hacia el borde del área y me decía, 'debajo de los palos, debajo de los palos', y me hacía una raya en medio de la portería para saber dónde estaba el centro de la portería y dónde me tenía que colocar. Yo no era muy obediente en ese sentido.
Al final, pues casi me dio la razón. A mí siempre me gustó, no pensé jugar de otra cosa, aunque luego me gustaba, como digo, salir y jugar también de defensa, incluso también de extremo derecha.
¿Qué jugadores recuerdas?
Gento, por ejemplo. Amancio, Rifé, Ramallets, que ya estaba mayor. Fusté. En mi adolescencia ya estaba Johan Cruyff. Me recuerdo con 17 años de un viaje de paso del Ecuador, cuando pasábamos a la universidad, volver de un viaje de Italia, llegar hasta Madrid y conseguir unas entradas por 70 pesetas o algo de eso. Conseguí ver un Real Madrid-Ajax que perdió el Madrid 0-1, gol de Cruyff. Fue la primera vez que yo vi físicamente a Cruyff. Luego la vida dio muchas vueltas y fuimos amigos y, además, tuvimos un proyecto muy bonito de fútbol sobre la lucha contra las drogas.
La verdad es que era muy distinto. Marcial también, Rexach, que acabamos también siendo amigos. Luego más jóvenes, Alexanco, toda la Quinta del Buitre, todo el Dream Team del Barça de los años 80 y 90. He tenido la suerte de tener buenos amigos en el fútbol y los admiraba también, porque yo creo que el fútbol quizás ahora no es tanto así, pero siempre lo teníamos como referencia, una referencia de ver a ídolos que hacían algo y que hacían unos esfuerzos y que te daban la satisfacción en cosas como era el deporte que merecía la pena.
Siempre he considerado que tenían una gran responsabilidad, por eso cuando alguno salía rana, pues la verdad es que me defraudaba. Sin lugar a dudas eran personas o personajes de referencia.
Decía Camus que todo lo que sabía de la moral se lo debía al fútbol, que es una frase bastante grandilocuente, pero ahí está. ¿Tú qué aprendiste en el fútbol que luego fue importante y fue un aprendizaje?
Es importante saber jugar en equipo, aunque la posición mía era la de portero, pero al final, como decía, todo el equipo venía hacia ti porque eras la última barrera. La solidaridad entre compañeros es importante en el fútbol, porque cuando un jugador tiene el balón y ve la portería enorme, y sigue y pierde el balón y la oportunidad, porque no es lo suficientemente humilde para dar ese pase, se quiebra el partido y puedes perder incluso. Es decir, hay un ejercicio de compañerismo, de solidaridad, de sacrificio, todo ese conjunto de elementos es muy importante.
Eso es verdad que en aquella época a mí me lo daba el fútbol, porque lo conjugaba también con el estudio, pero era una simbiosis importante, es decir, estabas deseando jugar al fútbol porque estabas con los compañeros, porque hacías algo en conjunto, y ese aprendizaje es importante. Obviamente, luego tenías que hincar los codos y estudiar. También le perdías el miedo a las cosas, porque yo que jugaba de portero, tenía un entrenador que me decía 'lánzate sin balón' y yo... cómo me voy a lanzar sin balón, que insisto, no eran campos de hierba. Al final lo hacías y tenías que ver la forma de protegerte, de caer bien, de rodar bien y no partirte la crisma, es decir, también era un ejercicio de valor a veces. Tuve la suerte de no partirme nada, solo el meñique de la mano derecha, pero ya jugando en un partido de padres de alumnos en el colegio de Escolapios, aquí en Madrid ya, que me hice una estirada y me partí el dedo meñique.
En otra ocasión casi pierdo el brazo, porque en uno de los partidos contra la droga, en el Santiago Bernabéu, yo siempre jugaba en la pachanga previa que hacían de veteranos y personajes conocidos antes del partido central, pues lanzó Míchel desde fuera del área un tiro y yo me estiré y le paré la bola en la cepa del poste derecho. Y yo creía que perdía el brazo derecho en ese momento, yo no me imaginaba cómo podía lanzar tan duro a esa distancia. Y vino Míchel y se cabreó conmigo, diciendo, 'pero bueno, ¿cómo me has parado esa?'. Yo que sé, yo me he lanzado allí por instinto, con los años ya a cuestas que llevaba... en los años 90 todavía me lanzaba. Ibas, te decidías y te lanzabas. Bueno, eso también lo aprendí en el fútbol, a veces ser arrojado, tomar decisiones importantes que tienes que hacerlas en un momento, eso se aprende también ahí.
Más antes que ahora, el fútbol representaba el centro de la vida de los jóvenes, del ocio. Quizá junto al cine, había menos alternativas.
Es cierto, pero el cine lo teníamos una vez a la semana, cuando nos lo ponían en el seminario. O ibas al cine en los que te enchufabas tres o cuatro películas seguidas en la plaza de toros o en los cines de verano, que era impresionante, veías todas las películas habidas y por haber. Pero es verdad, lo que tenías era el estudio, la lectura y el deporte. Y en el deporte, el fútbol era el deporte rey, como además siempre se le ha conocido. Yo tenía la suerte de que al estar en un colegio interno, en el seminario, hacíamos los equipos y jugábamos ligas. Jugaba a fútbol, jugaba a baloncesto, jugaba a balonmano, hacía atletismo, hacía natación, y estábamos en casi todas las competiciones, pero claro, teníamos competiciones locales, provinciales, regionales, e incluso un año el equipo infantil del seminario fue subcampeón nacional del sector, que jugamos el Granada, el Atlético de Madrid, el Elche y nosotros y perdimos en la final con el Elche.
Yo creo que no pasamos de mediocampo, nosotros éramos pipiolos y aquellos nos sacaban una cabeza, siempre dijimos que se habían afeitado las piernas y todo para parecer menores y que tenían más de 14 años, que era el límite. Y perdimos 1-0, pero ya en el último minuto. Te puedes imaginar que si no pasamos de mediocampo, dónde estaba la pelota y dónde estaban los 22 jugadores. Bueno, 21 porque el portero del Elche estaba en su portería. Y fue memorable. Todavía me quedan restos de heridas de aquel entonces.
Antes citabas tu amistad con Johan Cruyff, que además de ser uno de los mejores jugadores de la historia y un absoluto genio dentro del fútbol fue sobre todo una gran personalidad. Muchas veces para bien, pero también era un personaje duro, nada sencillo.
De Johan Cruyff yo recuerdo, primero, que era un mago del balón. Cuando enfilaba la banda y llevaba el balón entre las piernas, hacía filigranas. Luego ha habido futbolistas como Maradona, como Messi, como Yamal, que lo hacen también de forma impresionante, pero el estilo de Johan Cruyff era distinto, era de una verticalidad, de un estilo impresionante, que te enervaba. Yo nunca imaginé en aquella época, cuando tenía 17 años, que pasado el tiempo iba a conocer a Johan Cruyff.
Luego, como persona, el trato que yo tuve con él fue muy amable, de mucho afecto. Conocía por medios de comunicación y demás también los desplantes y las cosas que hacía, pero bueno ¿quién no hace algunas salidas de tono en la vida? Él casi se lo podía permitir, porque después hacía cosas importantes y en el Barça hizo maravillas, generó una unidad en el equipo, una maravilla de juego y yo creo que de compañerismo. Fueron unos años dorados con Guardiola, con Bakero, con todos los que estaban jugando en esa dinámica y eran especiales. Yo tuve la gran ocasión de a muchos de ellos conocerlos y tener cierta amistad con ellos.
Anécdotas con él... yo me acuerdo de una que no es del fútbol precisamente, sino de golf. Me fui a jugar con él allí en el Muntanyà, en Barcelona, en un sitio muy bonito que se llama así, era donde se concentraban el Barça. Está en la montaña y hay un campo de golf. Yo estaba empezando a jugar al golf, después ya jugué durante un tiempo, pero luego lo dejé. Él jugaba y yo veía que siempre le daba a la bola y salía la bola y se quedaba fuera de la pista, del green y de todo, de las calles. Siempre estaba en el borde de las calles y yo decía 'joder, yo la vi y se había ido a los pinos'. El canalla lo que hacía es que llevaba cuatro o cinco bolas en el bolsillo. Iba, 'no la encuentro, no la encuentro, no la encuentro', y ya, 'ah, aquí está', y la dejaba caer. Ya la cuarta o quinta bola vi que las dejaba. Y le digo 'Johan, hombre, las dejas en el mismo margen de la calle'. Bueno, me dice, ser entrenador y haber sido jugador tiene sus ventajas. Era un tipo muy cariñoso y muy afectuoso.
¿Recuerdas cómo os conocisteis?
Pues fue precisamente al hilo del partido Drogas No. El año, yo creo que fue 1989. Un amigo mío, Ramón, que ya falleció, era el asesor fiscal de Johan y del Barça. Entonces este hombre me dijo '¿Por qué no hacemos un partido de veteranos contra jugadores del Barça en el Mini Estadi?'. Y yo digo, ¿y por qué no hacemos algo? Podíamos pensar en algo más grande y empecé a darle vueltas. Por ejemplo, pues un partido contra la droga, en el que estuviera implicado el Barça, pero jugando el Barça con el Madrid y tal. Entonces dijo, 'Claro, para eso tendríamos que ya contar con Johan Cruyff'. Y yo le dije, pues sí, vamos, y él me propició el primer encuentro con él y con Charly Rexach, que eran muy, muy, muy amigos, y también estuvo implicado. Y Fusté, que fue el alma mater, era el que coordinaba todos los aspectos deportivos de los partidos Drogas no, y además lo hacía muy bien.
Entonces nos vimos, fui yo a Barcelona, y empezamos a hablar de cómo lo podíamos hacer. Yo pensé que eso tenía que tener una cobertura de comunicación, inmediatamente pensé en Luis del Olmo, con el que tenía relación, porque él tenía un programa de Todos contra la droga en la radio y una vez a la semana siempre trataban este tema. Era probablemente la persona más comprometida en la radiodifusión con los temas de drogas, desde siempre. La cosa cuajó en el año 92, se habló con el presidente del Barça, con Josep Lluís Núñez, y empezamos a darle vueltas. Y ya se formó un pool en el que también estaba Jaume Roures, que tenía mucha relación con Johan Cruyff en aquella época.
Entonces empezamos a ver la posibilidad y de lo que iba a ser un partido en el Mini Estadi se pasó a un partido Barça-Real Madrid, que tuvo lugar a finales de mayo, creo que fue el 29 o el 30 de mayo de 1993, que era unos días antes de las elecciones, yo concurría a las elecciones en esa ocasión, y precisamente porque concurría a las elecciones yo dije de no jugar para no tener un protagonismo, aunque esto venía de un año y pico o dos años antes, toda la tramoya y la preparación. Fue José María García, que era de los que también iba a jugar y jugó en los partiditos de 20 minutos de antes del partido central, el que me dijo que tenía que jugar. Y jugué. A mí me importaba relativamente la judicatura, la política, lo demás... yo lo que quería era jugar en el Camp Nou, esa es la verdad. Yo bueno, sí, juez, toda mi vida ejerciendo como juez, ahora he optado por presentarme a las elecciones, sí muy bien, pero a mí realmente lo que me llenaba era jugar en el Camp Nou.
Eso fue así, y así se fraguó una muy buena relación que duró años y que desafortunadamente se interrumpió cuando Johan falleció.
Era un partido muy especial, por supuesto el de los profesionales, pero mucho también el de los famosos, el previo.
Bueno, porque yo lo que pensé ahí era ya con una visión de lo que es el combate frente a la drogadicción, la prevención. Siempre me ha preocupado y me sigue preocupando la prevención y siempre he puesto el foco ahí, aunque prima facie podría parecer que no es así, porque siempre me he movido profesionalmente en el área de la represión, de la persecución del tráfico de drogas, pero siempre he creído que esa es una lucha que se tiene que librar. Creo que está mal enfocada, pero eso nos llevaría a unos debates que estarían fuera de la entrevista, en el sentido de que llevamos más de un siglo peleando contra el narcotráfico y no se acaba con él, sino que se expande más.
Hay que potenciar áreas como las de la prevención, la educación, los valores, es decir, convivir con ese fenómeno como convivimos con otros, pero con la educación y el poder de voluntad suficiente como para no abusar de esas drogas y demás.
Ahí entraba de lleno ese ámbito de prevención, no solo de cuidar o de educar en los colegios, sino el deporte. El deporte era el núcleo. Todos los chavales y todas las chicas en la infancia o en la adolescencia, y ahora ya más generalizado, pensaban en el deporte y especialmente en el fútbol. Luego también se intentó hacer en otros como el básquet, como el balonmano, pero eran más pequeños, los públicos eran más reducidos.
El fútbol, sin embargo, es un espectáculo de masas y es como hacer un gran concierto de Bruce Springsteen contra las drogas. Unos porque van a ver a Bruce, otros porque tienen compromiso, otros porque tienen responsabilidad y otros porque luchan frente al fenómeno, pero se te llena el estadio. Y esta era la idea, es decir, si juega Barça y Real Madrid y los grandes y luego se fue extendiendo porque, así lo pensamos, seguro que el impacto iba a ser mayor
También tiene que estar televisión. Y ahí se entró para la dinámica y fue aceptado ese planteamiento. Luego pensamos también, 'tenemos que darle como una cobertura institucional'. Entonces pensamos en que la Casa Real podía ser el núcleo a través de alguno de sus miembros.
Era un mecanismo muy importante y sobre todo teníamos que tener también la organización que fuera beneficiaria, no con carácter general, que se pierde la referencia, sino una organización que es Proyecto Hombre, que precisamente se dedica a estos temas y que yo conocía, y que visitamos, Johan, Luis de Olmo y yo mismo, en Madrid y en otros lugares. Y la verdad es que fue un acierto.
Y luego ¿qué otros referentes podíamos tener además del fútbol? Pues atraer a personajes famosos del mundo de la música, de la ópera, Montserrat Caballé, las primeras figuras que había de la época, en la época ya de Operación Triunfo fue Bisbal también, fue Chenoa a hacer el saque de honor... todos querían jugar: periodistas políticos, jueces, funcionarios... y lo que hicimos era tratar de aglutinar a toda la sociedad y la verdad es que se consiguió se consiguió.
Había una relajación entre los jugadores, a mí me hacía ilusión, yo que soy bético también, de ver al Betis y al Sevilla jugando juntos, con una misma camiseta, pues hombre, es fenomenal. A los sevillistas que siempre les tengo manía, pero verlos juntos...
Yo tengo una anécdota de que, fíjate, era un sufrimiento mío en Sevilla, porque yo vivía en Sevilla, mi familia vivía en Sevilla, y yo que soy bético, la casa de mis padres estaba cerca del campo del Sevilla y cuando el Betis estaba en las categorías ínfimas, yo tenía que soportar todos los fines de semana estudiando oposiciones allí los goles del Sevilla. Era una tortura terrorífica. Y verlos juntos en el Sánchez-Pizjuán jugando con la misma camiseta, parece como un cuento. Todo lo que desde mi punto de vista tenía que ser el fútbol.
Los años del partido 'Drogas No' coinciden con la edad de oro de los presidentes de fuerte personalidad: Gil, Lopera, Gaspart, Lendoiro, Lorenzo Sanz, Mendoza... ¿Qué anécdotas tienes de ellos?
Recuerdo a Jesús Gil y a Lorenzo jugándose penaltis conmigo y con Luis del Olmo, cada penalti que fallaban pagaban 500.000 pesetas para Proyecto Hombre. Todo mi conocimiento de ellos fue a través de estos partidos contra contra la droga, el resto lo conocía de los medios de comunicación y de las tanganas que a veces montaban unos contra otros. Yo siempre lo he calibrado esto un poco como parte del espectáculo del fútbol, es decir, el presidente del Real Madrid, es difícil que se lleve muy bien con el presidente del Barça, y si se llevan bien, en algún momento van a romper, como ocurre, y con el Atlético de con el Real Madrid, como que uno era el equipo de élite y el otro era el pupas, ¿no?
Luego, claro, la vida personal y profesional y empresarial de algunas de estas personas, estuvo después cuestionada, incluso en los tribunales y demás. Algunos de ellos no eran el ejemplo de vida idóneo, pero yo creo que se hacía como una cápsula en el fútbol en la que podía haber espacio y tiempo para que no trascendiera nada negativo hacia el exterior. Aunque después en la vida empresarial o política de algunos de ellos no fuera todo tan transparente. No llegué a intimar con ninguno de ellos lo suficiente, aunque sí tengo muy buena relación, o tuve buena relación, yo pienso que con todos ellos.