El Balón de Oro de Owen por el que corrieron ríos de tinta: "A Raúl le perjudicó su hermetismo; tenía una forma especial de vivir"
El '7', favoritísimo en la edición de 2001, perdió su gran oportunidad ante el delantero inglés. Algunos creen que pagó su hurañía con los medios: "Era como si viviese de espaldas".
Muchos aprovecharán una jornada como la de este lunes, en la que Leo Messi levantará su octavo Balón de Oro, para recordar el gafe español con el prestigioso galardón que otorga France Football. Lo sufrieron Xavi e Iniesta, en 2010; y lo padeció Raúl, que estuvo incluso más cerca que los barcelonistas de llevarse el trofeo en un 2001 mágico para el 7. Aquel trofeo que se le escurrió entre los dedos todavía es, para algunos expertos, una de las mayores injusticias de la historia del palmarés.
El madridista jugó ese año la más brillante de sus 16 temporadas en el Santiago Bernabéu: marcó 24 goles en LaLiga, lideró a su equipo hacia el título, alcanzó las semifinales de la Copa de Europa y rayó a un nivel de juego casi inalcanzable. La pelota dorada parecía en su mano… y recayó en un candidato un tanto inesperado: Michael Owen, una joven estrella (21 años) que despuntaba en el Liverpool, que en la 00/01 ni siquiera jugó la Copa de Europa y que en la clasificación de mejor futbolista del año que hacía la FIFA, a partir de los votos de los seleccionadores nacionales, acabó octavo. El recuerdo de aquel premio frustrado para el madrileño es el mejor ejemplo de que el tiempo no lo cura todo.
"En el vestuario estábamos casi convencidos de que el Rulo lo iba a ganar. Ese año se lo merecía. Nos quedamos muy chafados". "Si os sorprendió a vosotros, imagínate a nosotros. Estuvo tan cerca…". La primera frase es de Iván Campo, compañero de Raúl en el Real Madrid entre 1998 y 2003; la segunda corresponde al portero César Sánchez, otro de los que compartió caseta en 2001 con el delantero. Ellos, los que disfrutaban de su olfato en el día a día, tenían claro que el reconocimiento debía ser para él. Semanas antes, Fernando Morientes y Vicente del Bosque lo dieron casi por hecho. "Yo se lo daba ya", bromeó el ariete; "todo el mundo coincide en eso", aseguró el entrenador. Pero estaba equivocado: no todo el mundo coincidió.
En la votación, Owen se impuso con 176 puntos y Raúl se quedó sorprendentemente en 140. Oliver Kahn, el tercero, logró 114. Aunque en España algunos medios llegaron a calificar aquella distinción como 'Balón de Robo', en Inglaterra recuerdan que Owen, que después coincidió con Raúl en el Real Madrid, también hizo méritos para ocupar el trono. Entre otros, aquel año ganó cinco títulos (Supercopa de Europa, FA Cup, Copa de la Liga, Community Shield y la UEFA contra el Alavés), anotó 16 dianas en Premier y se salió con la selección inglesa, con la que firmó un recordado hat-trick en un partido ante Alemania en Múnich (1-5) en la fase de clasificación para el Mundial.
Había, sin embargo, otros factores que parecían alejarle de la candidatura: no participó en la máxima competición continental, el Liverpool terminó tercero la liga y sus cifras goleadoras estuvieron por debajo. Le bastó para ganar a Raúl. Muchos todavía se preguntan por qué.
«Raúl tendría algún Balón de Oro si hubiese sido más abierto»
Sobra decir que entonces, 22 años atrás, todo era muy distinto, incluido el sistema de votación y la accesibilidad al visionado de partidos. El Balón de Oro se elegía única y exclusivamente en base al criterio de 51 periodistas de Estados afiliados a la UEFA, después de que la redacción de France Football hubiese elaborado una lista de 50 candidatos. Cada miembro del jurado componía una clasificación de cinco nombres: el primero sumaba cinco puntos, el segundo cuatro, el tercero tres, el cuarto dos y el quinto uno. Francesc Aguilar era el corresponsal de la revista en España y el encargado de votar. Paradójicamente, para él la derrota de Raúl no supuso "ninguna sorpresa".
"Mucha gente votaba sólo por lo que veía en la revista; Raúl nunca quiso aparecer"
Jurado español del Balón de Oro entre 1995 y 2011"A Raúl le perjudicó, durante toda su carrera, su hermetismo y su poca afición a salir en los medios de comunicación. Creo que tendría algún Balón de Oro si hubiese sido más abierto", explica en conversación con Relevo. Sus argumentos se entienden con el contexto de la época. "En aquellos tiempos mucha gente votaba sólo a raíz de lo que veía en la revista; no existían las redes sociales y el fútbol español no trascendía tanto al resto de Europa. A Raúl, eso, le hizo daño. Igual que a Butragueño se lo quitaron, textualmente, en el caso de Raúl yo diría que es como si viviese de espaldas".
Y pone un ejemplo: "Yo siempre intentaba que el candidato español saliera entrevistado en France Football en los últimas semanas previas a la votación, que tuviera un protagonismo claro en la revista. Si aparecías en la portada o te hacían una entrevista larga, para la gente de los países del Este era una forma de entender que ese jugador podía ser Balón de Oro. Él nunca quiso aparecer, y mira que lo intenté por activa y por pasiva. Tenía una forma especial de vivir y así lo llevó hasta el último momento". Albania, Armenia, las Islas Feroe, Moldavia o San Marino eran algunas de las naciones que participaban en el sufragio.
Owen barajó mejor sus cartas... y contó a su favor con la baza de la Premier. "Claro que a Raúl le pasó factura la fuerza, el prestigio y la imagen que tiene el fútbol inglés, y lo mucho que se veía entonces la Premier en el norte de Europa. En toda la zona báltica (Suecia, Estonia, Letonia...) hacía de primer campeonato. Raúl era un jugador de grandísima eficacia, pero sin la gracia o el encanto de los superclases", reconoce Alfredo Relaño, leyenda del periodismo español y el único profesional de nuestro país con acceso a voto en la actualidad. Aguilar coincide con su visión: "La presencia del Liverpool y de los medios de comunicación anglosajones era tremenda. Owen ganó primero la batalla mediática y después se llevó la de los votos. No se me ocurre otra explicación. Raúl había hecho méritos incontestables para ser Balón de Oro".
"Yo siempre se lo comentaba a su gente cercana: 'Decidle a Raúl que su ostracismo y su negativa a salir en los medios le perjudica'. Esa es mi teórica versión sobre el tema, aparte de la calidad indiscutible de Owen. Raúl tenía que haber sido Balón de Oro. Hizo méritos. De hecho, yo le voté. En cualquier caso no es una versión oficial, sólo una reflexión mía y la única explicación que le encuentro", matiza el exsubdirector de Mundo Deportivo y jurado español del Balón de Oro entre 1995 y 2011.
«¿Si a Raúl le molestó? Era ganador hasta en las cartas...»
Aunque al canterano blanco no le obsesionasen las conquistas individuales, aquel resultado supuso un jarro de agua fría. "¿Si le molestó? Ten algo en cuenta: el Rulo era ganador. Era ganador en los rondos, en las pachangas, en un partidillo, si jugaba a las cartas... Y al más alto nivel, con su Real Madrid, ni te cuento. Lo quería todo. Se divirtió en el Bernabéu, fue internacional y capitán con la Selección... y ese es el puntito que le ha faltado para decir: 'Oye, que aquel año fui el mejor jugador del mundo'. Es normal que tenga ese punto de tristeza", relata su inseparable Iván Campo.
"Yo iba diciendo: '¡Tío, que mi compañero va a ser Balón de Oro! Nos quedamos tristones"
Jugador del Real Madrid entre 1998 y 2003En aquel vestuario, plagado de estrellas como Figo, Zidane, Casillas o Roberto Carlos, la derrota de su capitán también molestó. "Nos sorprendió un poco que saliese Owen. No quiero decir que no se lo mereciese, pero cuando tienes tantas expectativas de que un compañero gane el trofeo y después ves que ni siquiera se acerca… Me imagino que Rulo lo pasaría fatal, y nosotros, sus amigos, nos quedamos un poco tristones. Como admiraba tanto a Raúl, en los días previos yo iba diciendo: '¡Tío, que mi compañero va a ser Balón de Oro!'. Luego nos quedamos un poco chafados".
Del Bosque, técnico del Real Madrid entre 1999 y 2003, afirma considerarse "un descreído" para este tipo de premios... aunque reconoce a Relevo que lo de Raúl fue un caso especial. "Aquello significaba más, claro. El fútbol es un deporte de equipo, pero hubiese sido fantástico que un futbolista de la casa, que empieza desde cadete en la cantera, hubiese sido Balón de Oro". No recuerda, eso sí, que "en el vestuario se hablase mucho" de aquello. Eran otros tiempos, como desgrana Relaño: "En ese momento todavía no le dábamos tanta importancia. El boom en España vino a partir de que formase parte de la rivalidad Madrid-Barça en la época de Cristiano y Messi. Por aquel entonces, interesaba cuando lo daban y se discutía tres días".
Nunca volvió a estar tan cerca
Raúl jamás volvió a aproximarse de tal manera a levantar el galardón en París. El año siguiente terminó séptimo (con Ronaldo y Zidane por delante; Owen fue 13º), al igual que en 2004. Nunca subió de ahí. "Más de una vez pensábamos que podíamos haber ganado ese trofeo, porque hizo muy buenas temporadas en el Madrid, pero ese año era el favorito de los favoritos. Fue una lástima. En aquel momento el que lo ganaba también era un Dios", dice Campo. El rendimiento de la Selección no le ayudó.
"Si tienes una gran selección, que dura en los campeonatos, te ve mucha gente. Si juegas en la Premier, te ve mucha gente. Ahora el Madrid y el Barça se ven mucho, sus partidos se televisan en todo el mundo, pero entonces no era así. Fuera de España a Raúl sólo se le veía en los altos tramos de la Copa de Europa, nunca en unas semifinales de la Copa del Mundo, por ejemplo. Eso hace mucho. Por aquel entonces la Premier tenía muchísima más visibilidad que LaLiga. Y la Selección tenía muy poca visibilidad, muy poco crédito y muy poco prestigio", reflexiona Relaño.
Todo se conjugó para impedir que al 7 no le quedase ni un solo hueco libre en su vitrina: se retiró como máximo goleador histórico del Real Madrid y de La Roja, con Pichichis de Liga y Champions, tres Copas de Europa, ocho Ligas y hasta la consideración del Centro Español de Historia y Estadística del Fútbol (CIHEFE) de mejor jugador de siempre en Primera, pero sin un Balón de Oro que hubiese puesto la guinda a una trayectoria inmaculada. Este lunes, cuando Messi reciba el octavo, quizá algo se le remueva por dentro... para recordar lo que mereció y que, por fútbol, espectacularidad o su aversión a los medios, nunca se llevó.