Ángel Cuéllar rememora cómo recuperó el deseo por el fútbol: "Me quité del medio, perdí la ilusión… Me rescató una conversación con Guardiola"
El técnico del City rescató al atacante cuando se alejó del fútbol tras su convulsa salida del Betis. "Pierdo la ilusión por jugar, me quito del medio y me voy a Barcelona", nos cuenta el exdelantero de Barça, Betis y Levante, entre otros clubes.
El paso por los tribunales de Ángel Cuéllar (Badajoz, 1972) y el Betis en su segunda etapa en el conjunto verdiblanco llevó al mediapunta a alejarse de Sevilla y de los terrenos de juego. "Pierdo la ilusión por jugar, me quito del medio y me voy a Barcelona", nos cuenta en esta charla en la que confiesa cómo una conversación con Pep Guardiola, con quien había coincidido en el Barça, le rescató para la práctica del fútbol, y cómo no volvió a reengancharse a la élite, a la que quiso devolverle el Alavés, en la que asegura es "la mayor cagada" de su carrera.
"Aunque no te creas que me es fácil de olvidar". Lo cuenta sincero, cercano y sereno un futbolista que fue ansiado por Cruyff, que le llevó a las filas del 'Dream Team', y que fue pretendido también por el Real Madrid. "Ramón Mendoza me quería en el Madrid, pero Valdano no apostó tanto. Y el Betis quería, fundamentalmente Lopera porque tenía cosas con Mendoza, que yo me fuera al Madrid. Yo prefería ir al Barça", reconoce el exculé, también con pasado en el Levante, el Nàstic o el Lugo, entre otros equipos, como repasaremos con la misma calma con la que nombra a Elvira, su psicóloga, y habla del adiós de sus padres, a los que ha perdido este verano en un lapso de veinte días.
Empezamos hablando de tu Betis, Ángel. ¿Cómo lo viste el otro día en el Bernabéu? ¿Qué esperas para este año?
A mí me parece que en el Bernabéu sufrió más castigo del que quizás merecía. Pero yo al Betis le vi los primeros veinte mejores minutos de la temporada que, aunque es corta, pero me parece que es la línea que tiene que seguir. Actuando de la forma que actuó, creo que va a sumar más que otra cosa y, además, de tres en tres. El objetivo está claro: el Betis tiene que darle continuidad a meterse en Europa porque es donde va a poder estabilizar la dimensión institucional con la deportiva, que de momento va por encima la institucional. Este año, la Conference no es lo mismo que la Europa League, pero está en Europa, es mal menor, por decirlo de alguna forma.
¿Entendiste, compartes, las palabras de Pablo Fornals después del partido cuando le preguntan por Mbappé? Te pones en su piel y ¿qué piensas?
Lo que entiende es que su equipo hizo quizás demasiadas cosas bien como para tener que hablar de un jugador de otro equipo que él era, no sé, el tres millones que habla de Mbappé, porque de Mbappé se viene hablando no de este año, sino de hace muchos años.
Y el tacón de Valverde no creo ni que fuera, es una apreciación mía, a Mbappé. Es un tacón que él filtra ahí en esa posición. No creo que sea un pase específico a Mbappé; él está atento ahí. Hay un jugador que queda enganchado en el centro de la defensa, rompe el fuera de juego y él define mano a mano una acción que para un jugador de su envergadura o de su nivel es tal cual.
Entonces, entiendo que Pablo Fornals lo que quiere es que le pregunten por las cosas buenas que ha hecho su equipo, que hizo muchas, hasta el minuto 60 que se dio esa acción, y en cierto modo lo entiendo.
Cuando echas la vista atrás, ¿cómo recuerdas tu debut en el Betis? Con 18 añitos en aquel años 1990. ¿Cómo fue asentarte en el Betis y sentir que eras futbolista de élite?
Hasta muy poquito antes yo no pensaba que iba a debutar. Yo estaba en una categoría de División de Honor que era magnífica, que no es como ahora que se juega por grupos, antes era a nivel nacional y salieron muchísimos jugadores, un poquito antes de la Ley Bosman. Y hubo un entrenador que confió en mí, José Luis Romero; me fui a Logroño, a Primera división, ahí debutamos. El Betis ahí estaba pasando una travesía en el desierto deportiva y económica muy dura. Ese debut no lo esperaba porque no se subía tanto jugador de la cantera. Subía alguno, quizás más por necesidad que porque realmente saliera, pero ahí salió una hornada de jugadores muy buena que después se asentó en Primera División: Juan Merino, Juan José Cañas, Roberto Ríos, Luis Márquez, que falleció hace muy poco. Yo fui un poco la cabeza visible de eso y ahí conseguimos asentar el equipo: subirlo a Primera división, asentarlo en Primera división y de ahí ya empezó a crecer, Europa… Fue el inicio de lo que es el Betis actual.
Tu gran año fue aquella temporada 94-95. Marcaste 14 goles en Liga, el Betis fue tercero. ¿Cómo fue a nivel individual y colectivo?
Ahí conseguimos con Serra Ferrer hacer un equipo muy sólido. Fue un año muy bueno: 14 goles en Liga, en Copa hice otros cuatro o cinco. Yo siempre he hecho una cantidad de goles más o menos importantes para ser media punta, que no era delantero nato. Fue un año magnífico que me permitió después que Johan Cruyff, aún teniendo la opción también del Madrid ese año, pudiera recalar en el 'Dream Team'. Ese año fue el despegue y la temporada que me expuso delante del panorama nacional futbolístico.
Ahora comentamos de Cruyff, del Barça y del Madrid, pero antes que ellos el que se fijó en ti fue Javier Clemente, que en ese año 94 te hizo internacional absoluto. Jugaste dos amistosos ante Finlandia y Alemania. Tú ya sabías lo que era ganar la Eurocopa sub-16 en el 88.
Sí, efectivamente. Le comentaba el otro día a Luis, a Figo, que coincidimos en un avión, que fue el único año que conseguimos ganarles, por penaltis. El Mundial sub-19 que ganaron ellos, con esa generación magnífica: con él, con Rui Costa, con una serie de jugadores magníficos.
Yo había sido internacional en todas las categorías y ahí me tocó, me tocó serlo. Y fue una pena porque tenía la Eurocopa ahí ese año, estaba muy bien direccionado, estaba convocado para darle continuidad, pero llegó esa lesión que me apartó de ello. Pero bueno, al final yo soy de los que ve el vaso medio lleno, Cristina, porque hay muchos jugadores muy buenos, no sé si con más condiciones que yo, que jamás han podido tocar clubes de esa envergadura o la selección absoluta, y yo he podido hacerlo.
Clubes de envergadura como el Barça, cuya llamada creo que ha sido una gran anécdota en tu carrera, porque te pilla en la boda de un compañero del Betis, ¿no?
Sí, es una anécdota divertida. Yo iba con uno de los ayudantes importantes de la dirección deportiva del Betis, Alexis Trujillo, que fue compañero y es amigo, e íbamos a Jérez en el coche los dos a la boda de un compañero, Juanlu, un central. Recibí entonces una llamada al teléfono móvil: 'Hola, ¿qué tal?' '¿Quién es?' 'Mira, soy José Luis Núñez, presidente del Barça'. Yo me quedo así y no sé ni qué decir, tartamudeaba: 'Sí, sí, ¿qué tal? Hola'. '¿Qué pasa? ¿No quieres venir al Barça? ¿No te interesa? ¿No te gusta?' Y yo: 'Sí, bueno, sí, sí, claro, yo quiero ir', pero no sabía ni qué decir. Y dice: 'Que no, mira, soy Miguel Santos, soy el representante, el Barça va a pagar tu cláusula'. Me acuerdo que Lopera estaba en Turín con Jarni pero lo ejecutó todo muy rápido porque fue una cantidad importante. Al día siguiente el Barça pagó mi cláusula, después llegaron a un acuerdo porque hubo un intercambio de jugadores.
"Ramón Mendoza quería que estuviera en el Madrid, pero Valdano no apostó tanto. Yo prefería ir al Barça, era el 'Dream Team' y Johan Cruyff apostó más por mí"
Exjugador del Barça, Betis y Levante, entre otrosY ése fue un poco, resumiendo, el tema del Barça, porque el Madrid sí quería que estuviera, Ramón Mendoza quería que estuviera, pero Valdano quizás no apostó tanto. Y el Betis quería, fundamentalmente Lópera porque tenía cosas con Mendoza, que yo me fuera al Madrid, pero como pagó la cláusula yo me fui al Barça. Yo prefería ir al Barça porque me atraía más el proyecto del Barça, no te voy a decir que no. Era el Dream Team, era un juego que a mí me apetecía más y que Johan apostó más por mí.
El Barça paga la cláusula, 500 millones de las antiguas pesetas (3 millones de euros). Ponnos en situación, ¿cómo fueron esos días? ¿Tú sabías del interés de un equipo y otro, de Barça y Madrid? ¿Tuviste disyuntiva?
No, no hubo disyuntiva. El Barça, yo lo sabía hace tiempo, porque Serra Ferrer me lo iba comentando. Yo tampoco recuerdo tener mucha conciencia de 'me quiere el Barça', pero él sí me decía: 'Ángel, el Barça está pendiente de ti'. Yo me lo tomaba como una cuestión más motivacional, porque Lorenzo cuando hacía las charlas prepartido, el mismo día, por la mañana, iba llamando jugador por jugador. No siempre, pero muchas veces me decía: 'Ángel, debes de seguir insistiendo, debes de seguir a este nivel'. Después hacía una reunión grupal. Lo del Madrid fue prácticamente al final, al acabar la Liga, en un homenaje que se hizo a Rafa Gordillo, que se retiraba, y ahí sí recuerdo cuando después en la cena hubo una serie de contactos, de acercamientos. Rafa me comentó que el Madrid estaba pendiente y que estaba interesado, pero fue una cosa más puntual al final.
Fue el último año de Cruyff en el Barça, él fue tu gran valedor. ¿Tienes algún recuerdo especial de él? ¿Cómo era?
Tenía ese punto divo de gran estrella mundial, de gran crack mundial, al nivel de muy pocos en la historia de este deporte, y esta gente suele tener caracteres que sólo pueden tenerlos ellos, pero en mi caso sólo puedo hablar maravillas de él. En los buenos momentos, él era un hombre parco pero su información era muy directa siempre, muy clara de lo que quería de ti, y después, en los momentos más complicados, cuando me lesioné, estuvo muy cercano a mí. Me recuperé y rápidamente me dio continuidad. Ese año me dio tiempo a hacer dos, tres goles, me acuerdo que debuté contra el Betis casualmente de vuelta.
Yo todo lo que puedo decir de Johan es magnífico. A nivel deportivo apostó por mí. Después de mucho tiempo me lo encontré en el famoso Barça-Inter en Champions, aquel famoso del riego automático con Mourinho. Estuve en el palco, coincidí con él, estuvo cariñosísimo, y una gran pérdida. Ahora mismo estará en algún sitio seguramente disfrutando del fútbol.
Nombras tu lesión. Te rompes el cruzado y el menisco de la pierna izquierda en tu estreno con el Barça, primera jornada, a los 40' en Zorilla. Tenías 22 años y acababas de llegar a ese gran Barça. ¿Qué recuerdas? Porque aquel 3 de septiembre de 1995 fue un antes y un después en tu carrera.
Recuerdo una acción en la que voy a intentar regatear a un jugador que fue compañero mío, Fernando, lateral, extremo, que jugó después en el Betis, y al caer piso mal y entiendo que ahí puede haber algo importante. No sabía qué, pero sabía que podía haber. Rápidamente lo detectamos y se confirmó lo peor. Ahora lo veo con el tiempo y, efectivamente, marca un antes y un después, y te apena, porque además me encontraba muy bien, había debutado ya titular, estaba convocado esa semana para ir con la selección. Lo que ocurrió el año siguiente ya fue otro tema diferente, lo que ocurrió después para salir de ahí también fue otro tema diferente, pero al final entiendes que has tenido la fortuna de poder estar ahí, de poder vivirlo. Ha podido ser mejor, pero también podía no haber sido. No sé si es para reconfortarme a mí mismo, pero es la realidad.
Hablemos de «lo que ocurrió», como dices, la temporada siguiente con Robson (cuando el Barça gana Copa, Supercopa y Recopa) y en tu salida del Barça, pero ¿guardas alguna imagen especial de aquel vestuario, de aquel equipo? Nombrabas a Figo, pero de cuando llegas la lista es larga: Guardiola, De la Peña, Prosinecki, Popescu, los Amor, Sergi y compañía.
Fíjate que ahora en octubre tenemos la renovación del UEFA Pro, y en una de las últimas me contaba Luis Enrique que para él ha sido la mejor plantilla que ha tenido nunca en el Barça, la de ese año segundo, que es el año que viene Ronaldo, que ganamos esos tres títulos. Es una plantilla increíble, una plantilla magnífica, de un nivel altísimo.
Y vives esos títulos pero un poco responsabilidad mía y un poco también por parte de Bobby Robson, que tampoco está para defenderse, quizás no es adecuado hablar mucho de eso, pero mentalmente sí me falta algo para yo poder jugar en ese grupo. Porque hasta el mes de noviembre, diciembre, yo estaba actuando con regularidad, pero la llegada de Amunike, algo que no entendimos porque venía lesionado de la rodilla… Ahí entendí que había algo raro y sí es cierto que no actué con la madurez que correspondía, Cristina, hay que reconocerlo. Y entro en un enfrentamiento con él que al final el perjudicado soy yo. Entonces, al año siguiente llega Van Gaal, a mí el Barça no me dice que no me quiere y yo decido irme. El Betis me ofrece un contrato y vuelvo.
Ése sí es un tema que podíamos haber manejado de otra forma, teniendo a lo mejor un poco más de asesoramiento y diciendo: 'Bueno, el primero te lesionas, el segundo ha pasado esto, Van Gaal no me ha dicho que no te quiere, vamos a aguantar y vamos a hacerlo, porque tiene tres años más de contrato'. Ésa es una mala toma de decisión que ahora mismo sí digo que podría haberla hecho de otra manera, pero yo era muy joven y las personas que estaban alrededor mía tampoco consiguieron hacerme entender las cosas de otra forma.
Sí, porque tú al final firmaste por el Barça 5 más 3, muchos años por el Barça. ¿Fue una falta quizá de feeling o de comunicación con Bobby Robson?
Sí, puede ser. Pasa que él no hablaba castellano, ni se molestó nunca en hablarlo. Mourinho era el que proyectaba todo el mensaje, esto lo sabemos todos, no es nuevo; él no habló nunca español. Se dirigía al que le entendía en inglés. Era con Mourinho directamente con el que generalmente se hablaba de muchísimas cosas, pero me parece un poco oportunista ahora con una persona que no está ya ni siquiera entre nosotros. Yo creo que el que tenía la capacidad grande para manejar grupos y para dar instrucciones era José.
¿A Mourinho ya se le percibía que se iba a convertir en el técnico que ha sido, que es? ¿Ya era como le vemos ahora o ves en él a otra persona distinta a la que conociste?
Es otra persona. Yo creo que él ha evolucionado, es un grandísimo entrenador, porque ahí están sus números y al final es lo que cuenta. Puedes estar de acuerdo o no con cómo ejecuta las cosas, pero en ese momento no era ese torrente de personalidad que estamos acostumbrados a ver, esas actuaciones díscolas. Eso no era él. En ese momento ni de lejos era así, era un perfil más bajo, más calmado, tenía a Bobby Robson, supo entender su rol de segundo, pero al final es que su rol de segundo era de primero porque tenía un peso específico más grande en todo.
Te pregunto por otro técnico. ¿Te ilusiona el Barça de Hansi Flick? Ha tenido un gran arranque de Liga.
Sí, los números están ahí, pero independientemente del resultado, lo que está es la sensación que te da, lo que ves. Es un equipo que ofrece más vértigo en el juego, que ofrece más dinamismo, que ofrece menos pereza y menos plomazo visual y es un equipo que no es que haya perdido de forma definitiva ese lastre o esa losa de 500 kilos que se echó Xavi encima con tener que ganar -no sólo ganar, sino ofrecer una imagen, algo que me parece obsoleto totalmente-, pero me parece que ofrece algo mucho más moderno, más dinámico. Ese ADN Barça del que se habla tanto, desde Guardiola y otros muchos muchos entrenadores, que incluso el propio Pep ya no ejecuta en el City. Ni el propio Pep, que fue un entrenador que evolucionó algo que ya viene de la Holanda del 74, con Rinus Mitchell, evolucionado en el tiempo; ni siquiera lo inventó.
"El Barça de Hansi Flick se ha quitado esa losa de 500 kilos que se echó Xavi encima de ganar y dar una imagen, que es algo obsoleto. Ofrece más vértigo, más dinamismo, menos pereza y menos plomazo visual"
Exjugador del Barça, Betis y Levante, entre otrosHansi Flick ha dado un dinamismo diferente al equipo porque, aparte, tiene jugadores para ello. Ahora Raphinha se destapa porque es un jugador mucho más directo, más vertical, es un jugador que no puede pararse a ataques estáticos porque le falta espacio, no tiene esa finura en espacio corto. Tiene a Lamine Yamal. En fin, otro perfil de jugador. Y no ha perdido esa esencia de querer jugar, pero me parece un equipo mucho más atractivo de ver y le está acompañando el resultado de inicio. Esto es al final cómo acaba, pero de inicio es un Barça diferente.
¿Y qué les está aportando la llegada de Dani Olmo? Lo está haciendo, además, desde el primer minuto que tocó el césped.
A mí me parece muy curioso lo de estos jugadores que de inicio arrancan en un sitio y se tienen que ir. Le pasó a Gerard Piqué o ahora a Dani Olmo, y tiene que ser un jugador que tienes que pagar. Le ha pasado a otros equipos: el Atlético de Madrid con Rodri. Yo entiendo que también hay unos procesos que son los que son pero el club dirá: 'Bueno, a este jugador lo teníamos, ahora tenemos que pagar por él'.
"Dani Olmo me parece el fichaje de LaLiga este año"
Exjugador del Barça, Betis y Levante, entre otrosDani Olmo, lo primero, es que es un jugador muy específico en algo, que es lo más difícil en el fútbol, que es encontrar un espacio entre líneas. Pero no encontrarlo por encontrarlo, sino para perfilarse y directamente atacar. Esto es muy difícil, porque al final un equipo quiere saltar líneas para atacar bien, sea de forma directa, sea de forma combinativa, pero Dani Olmo cuando encuentra ese espacio entre líneas siempre está bien perfilado para darse la vuelta, atacar y no solamente eso, sino qué haces después cuando tienes el balón en esa posición. Pues Dani Olmo es capaz de filtrar un pase definitivo y es capaz de tener un golpeo como para definir. Entonces, es un jugador que todo lo que hacen muchos entrenadores de ese perfil ADN, de perderse en hacerlo en muchos toques, Dani Olmo lo hace muy rápido y muy directo, siendo capaz también de otras cosas. Me parece un jugador interesantísimo y en un punto de madurez enorme. A mí ahora mismo me parece el fichaje de LaLiga este año.
También fue un fichaje importante para el Betis el tuyo cuando regresaste. ¿Qué supuso para ti volver a Sevilla? Firmas por cuatro temporadas, pero ya no fue lo mismo, ¿no, Ángel?
No. Me costó un poco de inicio ya con Luis Aragonés. Yo empiezo bien, alguna lesión muscular no me deja darle continuidad, pero Luis siempre confió en mí. Después, esto va muy rápido, porque la competencia es grande, la plantilla del Betis era una plantilla que había entrado en Europa, tenía recursos económicos, condenado el presidente -tampoco ya está ante nosotros, insisto, no es cuestión de hablar de él porque está feo-, y dejó al Betis en un estado muy mal económicamente. Pero en ese momento se conseguía fichar, no había ese control económico. Y después es cierto que me costó entrar, me costó darle continuidad y es verdad que no fue exactamente lo mismo. Por mala suerte también tuve otra lesión importante de rodilla, ya con Javier Clemente en el equipo, y me complicó más poder dar el nivel que conseguí en esa primera etapa.
Ese presidente era Lopera. Sé que falleció hace unos meses, pero al final es sabido lo que viviste: te despidió acusándote de «bajo rendimiento voluntario», por «dañar la imagen del club». Un despido según el Betis procedente, tú vas a los tribunales y acabó siendo improcedente. ¿Qué pasó? ¿Cómo recuerdas todo aquello?
Un bajo rendimiento voluntario, que es lo que él alegaba, es difícil de poder sostenerse a nivel jurídico. Yo sí puedo demostrar que no es un bajo rendimiento voluntario cuando soy el tercer máximo goleador del equipo y el quinto jugador que más veces fui convocado. Todo esto sí se puede cuantificar. Fue un proceso larguísimo, porque en Primera Instancia el juez lo archiva. Mi abogado entiende que hay un defecto en la demanda. Lo tenemos que llevar a instancias superiores, son siete o ocho años, es muy largo. No existe eso que el Betis pretendía y el Tribunal Supremo me da la razón con unos intereses enormes. Y ya no solamente por el tema económico, sino por el hecho de que hay una sentencia firme que dice que yo actué como un profesional. Ése fue mi enfrentamiento no con el Betis, sino con un señor que después estuvo condenado por apropiación indebida, por desvío de capital. Se puede decir porque está enjuiciado y condenado, y con eso se ha ido donde quiera que esté.
Hay que pensar que presidentes de este perfil no son presidentes actuales, son presidentes que ni se dejan aconsejar por nada ni por nadie, lo que tienen alrededor son gente que le llevan la maleta. Son gente que actúan de forma individualista, de forma dictatorial, y lo que ellos entienden lo hacen, lo ejecutan, piensan que van por encima del bien y del mal. Y piensan que no les va a ocurrir nunca lo que le ha ocurrido a él, que es que se van a morir, como nos vamos a morir todos. Eran formas de actuar y él era así. No soy capaz de guardarle rencor ni a él ni a nadie, o sea que donde tenga que estar, que descanse.
Aquello te hizo mucho daño hasta el punto de que te apartas del fútbol. No quieres saber nada. ¿Cuánto tiempo estuviste alejado? ¿Qué hiciste? ¿Cómo fue tu vida a partir de ese momento?
Efectivamente. Directamente me quito del medio, me quito de Sevilla, porque el boom que forma es muy grande, había mucha gente que le seguía, que después se han sentido igualmente defraudada con él, pero él era un hombre que tenía esa capacidad de Mesías, de que todo el mundo le siguiera, aunque después se destapó que todo eso era humo.
Pierdo la ilusión por jugar, me quito del medio, me voy a Barcelona, y ahí estoy, sin hacer prácticamente nada. Me rescata en alguna conversación que tenemos, en este caso con Pep, Guardiola. Me dice: 'Ángel, entrena con Emili Ricart. Por lo menos, que puedas entrenar con él, que puedas hacer algo'. Y me lo presenta, empiezo a entrenar con él, empiezo a ir a andar a la famosa montaña La Mola, donde se van a recuperar los jugadores. Allí íbamos a dar paseos, a hablar y él ve que yo hablo con él de fútbol, que me sigue gustando el juego, que no he perdido la ilusión por jugar, otras cosas ya no tanto, pero él ve que me apasiona el juego. Y entonces me habla y me dice: '¿No te apetece volver a jugar?' Digo: 'No sé, necesitaría un sitio en el que quisiera volver a tener felicidad por encontrarme en el juego'. Dice: 'Mira, ¿por qué no te vas a hacer unos entrenos ahí a Tarragona? Está Xavi Villena de director deportivo, que es amigo mío'. Dice: 'Sin pretensiones, un sitio que está en Segunda división, para ver si te ilusiona otra vez volver a jugar'. Digo: 'Bueno, voy a probar a ver, por volver a tener sensación de sentirse futbolista'.
Empiezo a jugar, a entrenar con ellos, y es verdad que recupero la ilusión por jugar pero ellos no me hacían propuesta ninguna porque no pensaban que yo podría jugar en ese equipo. Xavi Villena, que es un tío rápido, ágil, observador, es un tío de fútbol, dice: 'Ángel, igual te parece una barbaridad. ¿Te gustaría estar estos seis meses con nosotros aquí?' Digo: 'Sí, no me importaría'. Ni me lo pensé. En ese momento pensaba más en mi felicidad que en otra cosa.
Ellos hicieron un esfuerzo importante por que estuviera ahí y fue una temporada que hice 10-15 goles en seis meses. El equipo había hecho creo que fueron 15-16 puntos en la primera vuelta; en la segunda hicimos treinta y tantos puntos, únicamente el Atlético Madrid hizo más puntos que nosotros. Conseguí echarme el equipo a las espaldas, creo, y ser muy feliz y hacer muchos goles, pero porque estaba contento, estaba bien. Y ahí volví a encontrar otra vez la ilusión por volver a jugar, de esa manera tan sencilla y en un sitio que era un lugar humilde, pequeño, pero volví a encontrarme como jugador.
Me acuerdo una vez que jugamos una eliminatoria contra el Madrid en Copa, hice un gol muy rápido en el Bernabéu. Las redes sociales muchas veces dan números que son interesantísimos que uno no sabe: me lo quitó Fernando Torres en el último gol que hizo tan rápido ahí en el Bernabéu. El gol más rápido anteriormente que se había hecho en Copa en el Bernabéu lo había hecho yo con el Nàstic, fíjate la de años que estuvo. Y me acuerdo que Luis Figo, que había sido compañero mío en el Barça, me dijo: '¿Qué haces aquí? ¿Qué haces ahí?' Y le dije: 'Ser feliz'.
Lo bonito es que entonces quien te salva y te repesca para el fútbol fue otro excompañero tuyo en el Barça, lo decías, Guardiola. ¿Erais amigos? Manteníais relación.
No amistad, no una amistad cercana, pero sí hemos tenido una buena relación cuando hemos estado juntos en esos dos años. Me acuerdo que me decía: 'Aunque no estés, Ángel, siempre voy a tener una imagen de ti de haber entrenado como el primero'. Yo creo que tiene una buena imagen mía y es un chaval magnífico, mucho más cercano y normal de lo que la gente pueda pensar. Tendemos mucho a juzgar o a prejuzgar a la gente sin conocerla. El deporte nacional es hablar del otro sin conocerlo y en este caso Pep es un chico mucho más normal de lo que la gente puede imaginarse.
¿Y cómo es Luis Enrique? Con los dos coincides en el Barça y con los dos te sacas el título de entrenador UEFA Pro.
Otro chaval magnífico, un compañero ejemplar, un tío de los que se dice 'por derecho', de los que no esperes un gesto decepcionante suyo. Guardo un gratísimo recuerdo de él. Cuando lo veo me alegra mucho. Como compañero, un tío ejemplar y como entrenador a mí me parece también que ha sabido perfectamente mostrar todo lo que tiene dentro: todo lo que ha podido absorber de todos los entrenadores, de su experiencia futbolística y con un carisma magnífico. No esperes que te diga lo que quieres oír, porque él no es así, pero esto hay veces que también molesta. Pero como ser humano, es un tío magnífico y para tenerlo cerca.
¿Los ves a alguno de los como entrenadores en el Barça, otra vez?
A Pep no. A Pep lo veo mucho menos. A Luis tengo alguna duda. Ahora mismo, si tengo que apostar, diría que no a ninguno de los dos, pero Pep diría que seguro que no.
¿Por qué?
Porque yo creo que Guardiola entiende que ésa es una etapa que ya ha pasado. Él ha triunfado mucho. Un entrenador es tan bueno como los jugadores que tiene y él sabe que otro Leo Messi no va a tener, que le ha destapado muchísimos de los éxitos que él tiene. No es que apueste a caballo ganador, pero él viene de proyectos importantes. Uno está en función de exigir -pasa también un poco en la vida-, en función de lo que puede ofrecer. Él como entrenador puede ofrecer mucho, por eso puede exigir también mucho en los sitios a los que va, y yo creo que el Barça ahora mismo no es que tenga una travesía complicada, lo está económicamente, pero él no tiene necesidad de asumir ese riesgo. En el City le quedará lo que le quede y no sé cuál será otro objetivo interesante para él. Igual se destapa con, no sé, él ya ha comentado el Athletic de Bilbao alguna vez. Es capaz de cualquier cosa, pero en el Barça no lo veo.
¿Y tú le exigiste de más al Alavés? ¿Cómo fue aquella negociación? Porque por ese tiempo en el Nàstic, el Alavés, que venía de jugar la final de la UEFA, se interesó en ti pero no se cerró. Podías haberte reenganchado a la élite.
(Abre mucho los ojos mientras le pregunto). Sí, sí. Lo que veo es que, bueno, no me sorprende, que estás magníficamente informada, porque esto lo sabe muy poca gente. Ésta es una de las cosas que te decía de toma decisiones en la vida y asumes las consecuencias de las decisiones que tomas. Y éste fue un error gigante, enorme, porque desde esa gran temporada en el Nàstic sí tengo un interés enorme por el Alavés, que me daba dos años y uno opcional, venía de hacer final en esa Copa de la UEFA antigua y apuestan mucho por mí. Yo me emperro en tres años, ellos me dan dos y uno opcional. Error. Tenía que haber aceptado esa situación. Estiré la cuerda de más. Tenía la opción del Celta, pero al final se metió Gustavo López. Se me fueron dos o tres cosas interesantes que tenía. Esto es una espina que tengo muy grande.
"Estiré la cuerda de más con el Alavés es la mayor cagada de mi carrera. La élite se me escapó. No te creas que me es sencillo de olvidar"
Exjugador del Barça, Betis y Levante, entre otrosDespués, tenía muchísimas cosas de Segunda división. Tenerife, que tenía problemas de pago. Al final, el Racing de Ferrol hizo un esfuerzo grande. Digo: 'Bueno, voy a intentar volver a casa'. Mi mujer entonces era de Coruña y decidí coger un proyecto pequeño, con un esfuerzo económico que hicieron importante, para volver a ser feliz, pero la élite se me pasó. Ésa es la realidad, se me pasó. Pero conseguí volver a hacer un año, aún el equipo descendiendo, hice un año fuerte a nivel individual y conseguí engancharme a ese Levante que estaba iniciando una andadura potente, con Manolo Preciado, que en paz descanse. Se nos mueren todos de los que hablamos, Cristina, en la conversación. (Se ríe).
Tocaremos madera, Ángel, tocaremos madera. (Reímos).
Yo no sé qué va a ocurrir, pero todos los que hablamos… Pobre Manolito Preciado, que le adoraba. Hicimos un grupo, ese Levante que fue magnífico, y conseguimos ascender.
Pero lo del Alavés, efectivamente, es para intentar olvidar, porque no te creas que me es sencillo. Hablando mal y rápido, es una cagada importante.
¿La mayor cagada de tu carrera?
Sí, sin duda… Ésa y quizás la de tener la premura de salir del Barça. Del Barça no te puedes ir si no te dicen que no te quieren, pero bueno, volví al Betis, tiene justificación, entre comillas, pero no tenía que haberlo hecho. Porque el primer año me lesioné, el segundo ocurrió esto en el Barça, y después la otra grande grande es la del Alavés. La del Alavés es de órdago, sí, sí.
Levante, Lugo, Narón. ¿Cómo afronta uno el final de su carrera? ¿Ya lo hacías pensando en los banquillos?
Levante doy un paso atrás. Ese segundo año tengo problemas físicos. José Luis Oltra todavía me lo recordó hace poco: 'Ángel, fuiste una ayuda grande', porque tampoco estaba pudiendo aportar mucho a nivel deportivo en ese tramo final y le ayudé bastante, por lo menos poder ayudar de esa forma.
Y de ahí digo: 'Bueno, me voy'. Un compañero que había tenido en Ferrol me dice: 'Ángel, vente a jugar a Lugo si quieres'. Y digo: 'Pero a Lugo, ¿qué es? ¿Dónde está? ¿Qué categoría?' Me dice: 'Tercera división'. '¿Cómo Tercera división?' Yo había pasado del División de honor al primer equipo. '¿Cómo Tercera división?' Yo me imaginaba campos de tierra. 'Me van a matar a palos. Yo no puedo jugar en Tercera división. Es imposible'. Me dice: 'No, que los campos de Tercera gallegos son magníficos. Vente para acá. Lugo es un buen sitio'. Digo: 'Ufff'. Y me presenté ahí. Me iba ya a retirar allí, en esa época vivía en Coruña, y me pusieron una furgoneta para la gente que estábamos en Coruña, ir y venir, y fue una experiencia inolvidable, magnífica, de las que recuerdo con más cariño ahora mismo en toda mi carrera, porque eran chicos que trabajaban siete, ocho horas todos los días, después iban a entrenar con una ilusión tremenda. Para mí eso era impensable. Yo venía al fútbol profesional y les cogí un cariño tremendo.
Y de ahí se inició una última travesía con otro compañero que había tenido en el Racing de Ferrol, que jugó en el Celta, Manel. Me convenció para jugar el último año en Narón, que tiene un campo magnífico. Voy a hacer un último año, voy a ver qué pasa, y otra vez hice muchos goles. Hicimos playoff, el equipo con diez años de vida, no habían hecho nunca playoff. Y ahí terminé, y nada más. Podría haber seguido, pero no puedo estar toda mi vida en Tercera división. Estuve dos años, estuvo bien, fue una experiencia única, irrepetible.
Les guardo un cariño tremendo a día de hoy y los sigo viendo a algunos de ellos. Ellos a mí me tienen un cariño tremendo porque venía un futbolista de Primera división, 'a ver cómo viene éste, de qué forma viene', y ellos encontraron en mí lo que yo creo que soy, que es una buena persona, una persona normal y que les ayudó a mejorar, a crecer, y ellos a mí me dieron una lección enorme.
Luego empezó tu experiencia en los banquillos y quisiste empezar desde muy abajo, desde alevines y cadetes de la Federación gallega, pasaste por Payosaco, Cerceda y Jumilla, pero sólo has estado en tres equipos entre 2013 y 2017. ¿Por qué se corta ahí tu carrera en los banquillos?
Bueno, se corta porque sufro una decepción importante. Yo sabía que esa carrera es complicada. Yo había salido de Cerceda, el último proyecto en Tercera edición, en Galicia, un equipo poderoso, un proyecto fuerte, y ahí acabo un poco desencantado, pero a mí me gusta el césped, estar cerca del campo. No soy presuntuoso en ese aspecto, pero creo que soy un entrenador que tiene las cosas claras, sobre todo la gestión de grupo se me da bien. Me gusta estar cerca del grupo, de los jugadores. En ese inicio yo entiendo que hay que pasar un proceso desde pequeños hasta que ya estuve con los más grandes. Tercera, dos años. Primer año estamos a punto de ascender. Me quita Marc Cardona, estaba en el San Luqueño, en el último partido el play off. Habíamos empatado en Sanlúcar y en nuestro campo nos quita el ascenso. Es un chico que después ya ha conseguido ser lo que es ahora, estaba iniciándose ahí.
"La de entrenador es una profesión de alto riesgo. Es de todo menos estable"
Exjugador del Barça, Betis y Levante, entre otrosY después lo de Jumilla es un problema porque al final no conseguimos sacar los resultados pero el equipo estaba magníficamente, los jugadores estaban conmigo magníficamente, pero es lo que tiene. Mis hijos en este caso estaban en Madrid, los mayores, y decido venirme a Madrid para ver qué otro proyecto podemos enlazar. De ahí empiezo con la televisión y empiezo a encontrar una comodidad relativamente importante, una estabilidad importante. La vida del entrenador es de todo menos estable.
Y a día de hoy, si no hay algo que sea interesante, mover el entorno familiar que tengo, mi estructura de vida, es difícil, pero no lo descarto. Si hay un proyecto que sea interesante realmente, que me remueva las tripas por decirlo de alguna forma, para poder ofrecer todo lo que llevo dentro, pues ahí estaremos, pero de momento es difícil. También lo es el mundo de la comunicación, tú lo sabes, porque esto es cambiante, no es sencillo, pero bueno, vamos a ver qué nos depara el futuro a corto plazo.
Y la última pregunta, sobre tu familia. O la penúltima, siempre hay que decir la penúltima. Conforme hablábamos y decías que se nos morían todos los protagonistas de los que hablábamos pensaba que en verdad había una pregunta que yo quería hacerte y que iba precisamente sobre personas fallecidas. Ésta sí, a conciencia. Porque este verano publicaste en tu cuenta de Instagram una despedida conmovedora: «Siempre os recordaré cantando» y hablabas de una «montaña rusa de ánimo cambiante». Absolutamente lógico: perdiste a tu padre y a tu madre en veinte días, Ángel. ¿Te puedo preguntar cómo lo has vivido? ¿Cómo te sientes?
Bueno, esto es difícil. Es muy complicado, es como el nacimiento de los niños. Te lo explican, pero hasta que no nace, no lo consigues ver. Cuando hay una pérdida, son sentimientos que hasta que no los tienes delante no les puedes poner cara y ojos. Es difícil. Ahora entiendo que es una cuestión de tiempo. Y el hecho de proyectarlo o de comunicarlo de esa manera es porque al final hay gente que sabes que te aprecia, que te tiene cariño y que no pueden saber de tu vida, no puedes estar llamando a todo el mundo.
Las redes sociales yo creo que tienen que tener un fin positivo o que proyecte algo que sea interesante para ti o para tu trabajo, para tu vida, y en este caso, es únicamente decir: 'Bueno, gente que me aprecia y que me quiere, que sepáis que ha ocurrido esto, mis papás se han ido muy rápido, no soy el único que haya vivido situaciones así, ni lo seré, hay gente que también las ha sufrido, pero yo quiero mostraros lo que siento en este momento para que lo sepáis. Os agradezco vuestras muestras de condolencia, el respeto que habéis mostrado por ellos y nada más'.
No te voy a dejar de reconocer que no es quizás la mejor etapa de mi vida, pero hay que seguir adelante porque hay otras cosas que están alrededor tuya que requieren que tú estés fuerte, que tú estés bien, pero uno es uno mismo también. Hay veces que necesita que tiren de uno, que entiendan que uno está mal y no siempre es así, porque el esquema de vida de cada persona hay veces que no lo permite. El mío no me permite pararme mucho a muchas cosas.
Yo creo que es interesante poder proyectar cómo te sientes, hay gente que respeto que no lo haga, a mí no me importa mostrarlo, incluso lo hablo mucho con Elvira, con mi psicóloga, que es magnífica. Los sentimientos no se tienen que juzgar, se tienen, hay que aceptarlos, están ahí, si los quieres proyectar, los proyectas y si no, no. Y en este caso me apeteció hacerlo de esa forma, me liberó para que también mucha gente que me quiere supiera que esto es lo que ha ocurrido.
Nombras a Elvira, a tu psicóloga -¿ves cómo era la penúltima?-. Qué importante que igual que le poníamos nombre a Emili Ricart, el readaptador que te recupera con Guardiola para el fútbol, se lo pongamos a Elvira, a quien te sujeta la salud mental. La mía, aunque hace muchos años afortunadamente que no recurro a ella pero la recomiendo a mucha gente, se llama Magda.
Sí, absolutamente. En mi caso Elvira no ha sido consecuencia de lo de mis padres, yo ya vengo trabajando con ella hace mucho tiempo y no tengo una patología definida. Quiero decirte que no necesariamente tienes que tenerla, esto es algo que para mí es muy importante, es necesario, a mí me hace mucho bien. Me parece que son importantísimos. El objetivo de uno de querer mejorar, de querer crecer, de poder ofrecer su mejor versión, y me parece una figura importantísima hoy día y que, insisto, no hace falta tener una patología clara para poder recurrir a ellos.
A mí me está ayudando muchísimo desde hace algún tiempo y también ahora con lo de mis padres. Intuíamos cómo podía sentirme si esto ocurriera. Yo lo recomiendo totalmente y lo normalizo, no tengo ningún inconveniente en hacerlo público porque me parece que es bueno.