Las actas de la RFEF ponen en un aprieto al (¿candidato?) Pedro Rocha: prometió a los barones "no tener afán ni deseo de ser presidente"
Los documentos de agosto y septiembre generan debate (antes de que se puedan retocar, aprobar y publicar) y chocan con sus lícitas intenciones actuales.
Pedro Rocha, actual presidente de la Junta Gestora de la Federación Española de Fútbol, continúa deshojando la margarita sobre si se presentará o no a las próximas elecciones a la presidencia, previstas para 2024, mientras el CSD publica la nueva Orden Ministerial (seguramente teniendo que mantener, contra su deseo, a los miembros natos) que rija y active todo el proceso para nombrar al sustituto de Luis Rubiales. Sin embargo, hay algunos movimientos del dirigente extremeño que sirven como pistas muy relevantes en el intento de descifrar su futuro y el de la institución que ahora mismo lidera en funciones.
Más allá de que el extremeño (69 años) le ha cogido gusto a un cargo que empezó viendo como "un marrón" y que ya siente como una atalaya perfecta desde la que que poner rumbo al Mundial 2030, o que lleva meses calibrando sus apoyos mientras estabiliza como puede la institución, hay un hecho por encima de todos que está generando debate interno en la Ciudad del Fútbol. Y que incluso le van a echar en cara algunos asambleístas que no son de su cuerda en caso de que quiera someterse a las urnas y aferrarse al sillón presidencial: hace sólo unos meses hizo la promesa a los barones de "no tener afán ni deseo de ser presidente". Una intención que podría cambiar ahora, pese a haberla verbalizado en la reunión del pasado 28 de agosto y ratificarla en la del 15 de septiembre, según las actas federativas a las que ha tenido acceso Relevo antes de que puedan retocarse, se aprueben y sean publicadas.
La primera de las reuniones (28 de agosto, días después de la Asamblea de la vergüenza con los aplausos a Rubiales y la posterior suspensión provisional de la FIFA) fue recogida en el acta número 20 y tuvo como orden del día el 'Análisis y la evaluación de la situación actual y evaluación de las decisiones o actuaciones a adoptar'. Ahí Rocha manifestó que la cita era muy importante, puesto que había mucho en juego, que quería conocer si el resto de sus compañeros estaba de acuerdo en que estuviera en funciones (Rubiales apartó a siete vicepresidentes y le dejó sólo a él para, supuestamente, crear consenso) y que había venido al fútbol a ayudar, pero que "si no había respaldo, no continuaría", [es lo que dice textualmente el acta; no textualmente el presidente] ya que para la opinión pública había sido designado a dedo y necesitaba esa unión. El documento recoge también otra certeza: "Rocha considera que no ha venido aquí con ningún afán de ser presidente, aunque ahora tiene una responsabilidad".
La mayoría de presidentes territoriales le apoyaron en ese momento (Pablo Lozano, de la Andaluza y que suena también como posible candidato, llegó a decir que a Rocha no le gusta el protagonismo, es honesto y humilde y que si no fuese así se habría marchado), alguno pidió que se reintegrara en sus cargos a los vicepresidentes apartados, otros hicieron alegatos para elevar la figura de Rubiales y uno norteño, el más directo, exigió contundencia en las decisiones porque "un mal gesto en un palco y un beso había terminado en una crisis internacional". Gaona (Ceuta) criticó que ningún asesor de Rubiales no le parase y recondujera a tiempo, pero condenó que se le dilapidase sin saber el fondo de lo sucedido y propuso que se nombrase a un portavoz que expresase las conclusiones con tiento, con cuidado y sin admitir preguntas.
Sin embargo, hay compañeros del presidente interino que esa mañana anotaron a mano palabras que, supuestamente, pronunció Rocha y que no han sido reflejadas en el texto final (por ahora). Tales como "estoy de forma transitoria y no pienso estar más" o "quien quiera que se postule y lo elegimos entre todos" o "sólo he venido aquí porque fui elegido a dedo y comiéndome un marrón". Aunque no se dice públicamente por no generar desconfianza, son varios cargos federativos los que deslizan en privado una clara intención en ocultar, no reflejar o hacer desaparecer "misteriosamente" esas palabras de Rocha porque ahora podría cambiar (lícitamente) de opinión y quedaría en mal lugar si se atreve a presentarse como candidato.
El 'modus operandi'
En ningún caso, ningún directivo apunta a una mala o subjetiva praxis en la redacción realizada por la secretaria Mercedes Sánchez, una trabajadora de la RFEF con más de 30 años de experiencia y cuya reputación es intachable en Las Rozas ("es una profesional brillante", "impecable", "nada de lo que puedan hacer con sus textos es imputable a ella"). Sería responsabilidad de terceros en caso de que ese texto haya sido manipulado, algo que desde la propia RFEF se descarta por una sencilla razón: en las reuniones de la Comisión de Presidentes, al igual que sucede con las juntas directivas o en las comisiones delegadas, y a diferencia de lo que ocurre por ejemplo en el Congreso de los Diputados, se recogen todos los acuerdos alcanzados y los focos principales de debate, pero no se transcribe literalmente en ningún momento lo que allí ocurre porque los informes resultantes -después de sesiones de este tipo de hasta cuatro y cinco horas de duración- serían inabarcables. Es decir, desde dentro de la casa se insiste en que no hay mala intención de nadie -aunque eso no calman las dudas de otro sector- e incluso se abre la posibilidad de recoger cambios en ese boceto provisional si alguien lo solicita, puesto que la sesión está grabada.
El proceso de esas reuniones sigue siempre el mismo curso. La función de la secretaria, según las diversas fuentes consultadas, se limita a redactar -en estilo indirecto y sin entrecomillados- las intervenciones y los acuerdos alcanzados sin que exista la obligatoriedad de que se haga de forma literal. Es más, ni siquiera se recogen los resultados de las votaciones y, mucho menos, quién votó qué. Después, el texto resultante que resume la sesión es enviado al secretario general para su revisión. Hasta la reunión del 27 de junio era Andreu Camps, pero ya no estuvo en las dos posteriores Comisiones, con Rocha al frente, en las que ya que no le dejaron participar porque se estaba resolviendo un despido que acabó siendo firme el 21 de septiembre y que le ha hecho regresar a su cátedra en la Universidad de Lérida.
Precisamente estos importantes movimientos internos que ha habido en la institución en los últimos meses tras la dimisión de Rubiales, y la llegada a la secretaría general del tándem formado por Elvira Andrés y Alfredo Olivares, han hecho que hasta tres actas diferentes estén pendientes de ser verificadas y publicadas (las del 27 de junio, 28 de agosto y 15 de septiembre). Así se comunicó en la última cumbre de presidentes del pasado 24 de octubre, asegurando que en el siguiente encuentro, fijado para finales de diciembre, quedaban pendientes de aprobar.
Mientras llega esa fecha, es el secretario general el que suele decidir si se retoca, corrige, añade o quita algo del acta porque no aporte valor y, a fin de cuentas, es el responsable que determina el texto final a aprobar y que después se publica en la web de la Federación. Andreu Camps, por ejemplo, no se lo enviaba a Rubiales según advierten fuentes federativas, pero nadie puede asegurar si ahora Rocha revisa personalmente el documento final o no. Lo que sí se reconoce es que se elabora otra acta paralela más amplia, desarrollada y específica para su archivo. Y ésta no es pública. Además, se guarda una copia de la grabación de la sesión por si existe debate sobre alguna cuestión reflejada o por si hay algún dirigente que impugne lo redactado y quiera cotejar lo dicho con lo escrito. En la próxima reunión de presidentes, que podría celebrarse el 20 de diciembre, entra la Comisión Delegada del 14 y de la Asamblea General Extraordinaria del 21, no se descarta que haya debate sobre esta cuestión y hasta un curioso videoarbitraje.
Convicción o estrategia
Lo que queda claro es que en la reunión del 15 de septiembre, posterior a la del 28 de agosto, con Rubiales ya dimitido (10 de septiembre) y ya con tiempo suficiente para que cada asistente asimilara la nueva situación de crisis en la RFEF con una Comisión Gestora a los mandos, la intención de Pedro Rocha de no perpetuarse en el cargo seguía igual de firme y latente. Y más que por sus intenciones plasmadas en un acta con el orden del día 'Análisis del estado de situación y propuestas de actuación', que son muy escuetas, se entiende por las alusiones posteriores de otros presidentes a lo que supuestamente dijo el presidente en funciones sin que, como algunos sospechan, se recogiera concretamente en el diario de sesiones. Ahí están las referencias de Pablo Lozano: "(...) Si la confianza en Rocha ahora no está tan clara como en aquella reunión [anterior], se le dice así al señor Rocha y dejaría el cargo sin problema (...). Quienes se quieran presentar como candidatos a la presidencia de la RFEF, porque el señor Rocha ya ha dicho que no es su deseo, que así lo hagan". Lo que sí dijo Rocha, y así fue reflejado por la secretaria, es pedir estabilidad y que se haga un proceso tranquilo en la búsqueda de un presidente y que, aunque existan discrepancias, que no haya guerra entre ellos; recordando que esa Comisión le dio su apoyo el 28 de agosto y a las 48 horas algunos ya querían una moción de censura...
Monge Carrillo (Murcia) pidió ese 15 de septiembre unión y que el futuro presidente de la RFEF saliera de esta Comisión de Territoriales y no de fuera: "Cualquier miembro tiene derecho a presentarse a las elecciones y ha de respetarse su planteamiento, pero una vez que todos hayan votado hay que cerrar filas en torno a él para demostrar unidad". Un deseo que podría saltar por los aires pronto ya que diversos barones (Paco Díez y Salvador Gomar entre ellos), y otros atrevidos externos (Carlos Herrera, Carlos Suárez, Rami Aboukhair...), han deslizado que meditan presentarse y porque Rocha está cada vez más cerca de tener que despejar la duda y demostrar si cumple con su palabra o si anuncia un cambio de opinión acompañado de una convincente justificación. De hecho, en la última reunión de presidentes del 24 de octubre (cuya acta se compartirá en la cumbre de diciembre) ya no mencionó en ningún momento que no se vaya a presentar a las futuras elecciones. Al menos en esta siguiente ocasión no podrá haber dobles lecturas de lo que aparece o no aparece en las transcripciones.