FÚTBOL SALA

¿Qué pasó con la mítica tarjeta azul del fútbol sala?

En 2006, FIFA unificó el reglamento a nivel mundial y España, Brasil y Paraguay tuvieron que dejar de usarla. Fue sustituida por la cartulina roja.

La tarjeta azul dejó de usarse en el fútbol sala desde la temporada 2006-07. /RELEVO
La tarjeta azul dejó de usarse en el fútbol sala desde la temporada 2006-07. RELEVO
Gustavo Muñana

Gustavo Muñana

Una avalancha de noticias, tras la exclusiva de The Telegraph, sobre la posible llegada de la tarjeta azul al fútbol, ha hecho que los nostálgicos del fútbol sala recuerden a FIFA que la introducción de esta medida no es nada innovadora para ellos. De hecho, llegó a ser uno de los rangos más distintivos de su especialidad. Era una característica diferencial del futsal frente a su modalidad principal.

Es tremendamente paradójico que la IFAB (Internacional Football Association Board), que se encarga de dictar las normas del fútbol, pretenda implementar el primer color nuevo en las cartulinas en más de 50 años y hace 17, el máximo organismo del fútbol mundial ordenase la desaparición de la tarjeta azul de los principales campeonatos de fútbol sala como la LNFS de España o las Ligas de Brasil y Paraguay.

Tal y como aseguró Toni Rubio, un excolegiado con 22 años de experiencia "ahora hay mucha gente joven, pero antes de que FIFA desnaturalizara el futsal, ya usábamos la tarjeta azul. No se usa desde hace lustros, FIFA nos la quitó y, ahora, la quieren para los de la pelota grande".

El origen de la tarjeta azul hay que buscarlo en la génesis de un deporte que fue inventado en Uruguay en 1930 y adquirió una tremenda popularidad en Sudamérica, principalmente en Brasil y Argentina. Era un fenómeno social que no tardaría en llegar a Europa, siendo España en la década de los 70 uno de esos países que cayó rendido ante el dinamismo y la espectacularidad del fútbol sala.

En 1971, se fundó la Federación Internacional de Fútbol de Salón (FIFUSA) en Brasil, con el objetivo de promover y regular el fútbol sala a nivel mundial. Durante la década de 1980, FIFUSA (hoy AMF) y FIFA trabajaron juntas para unificar las reglas del fútbol sala y promover su crecimiento en todo el mundo. A finales de 1985, João Havelange, así como a su secretario general Joseph Blatter, decidieron incorporar -no sin polémica- el fútbol sala a la organización de la casa del fútbol.

Descalificación de Richi por tarjeta azul en la Supercopa de España de 1992. RELEVO

No había marcha atrás. FIFA se convertía en el matriz institucional del Futsal y desde entonces ha ejercido ese papel a todos los niveles organizativos. El de las reglas de juego no podía ser menos. En las normas originales del fútbol de salón ya existían tres tipos de tarjetas. La amarilla significaba apercibimiento por cometer faltas del reglamento de forma reiterada. La acumulación de dos tarjetas amarillas suponía la expulsión del terreno de juego, como a día de hoy, pero mediante la tarjeta azul.

Esta cartulina también se podía enseñar de manera directa (faltas graves o actitud antideportiva) y la expulsión del terreno de juego de un jugador contaba con la posibilidad de que éste fuera sustituido por un compañero. Era más una descalificación. Y finalmente, la tarjeta roja tan solo era usada en casos extremos como una pelea multitudinaria o la agresión a un árbitro y conllevaba la expulsión de la pista y además el jugador expulsado no podía ser reemplazado por ningún compañero, quedándose el equipo en inferioridad.

El desembarco de FIFA en el Fútbol Sala provocó un efecto unificador en las principales competiciones. Así sucedió en España, en 1989, tras la intermediación del Consejo Superior de Deportes, con la creación de la Liga Nacional de Fútbol Sala que aglutinaba a los equipos de la Federación Española de Fútbol y la extinta de Fútbol Sala. El presidente Ángel María Villar firmó un acuerdo con Aurelio Gómez Araujo, 'Yeyo', cediéndole la titularidad de las competiciones.

Para poner en marcha la que en su día fue denominada como 'La Mejor Liga del Mundo', se unieron los árbitros de las dos federaciones y pasaron a formar parte de la LNFS. Se creó un Comité de Árbitros, que estaba formado por miembros de la RFEF y de la LNFS y el reglamento heredaba, como no podía ser menos, el compendio de reglas con el que se había estado jugando, incluyendo la tarjeta azul. Su presidente fue Antón Iturralde (padre del árbitro Eduardo Iturralde González) y después Fermín Sánchez Molina, progenitor del colegiado de Primera División con el mismo nombre.

Tal y como recuerda para Relevo el exárbitro internacional, Roberto Gracia Marín, "la tarjeta roja solo se usaba en casos de gravedad excepcional. Yo no la llegué a usar en toda mi carrera". El actual presidente del Comité del Fútbol Sala de la Federación Madrileña de Fútbol Sala explica que "la tarjeta azul era la que se usaba y en el acta especificabas el motivo de la expulsión".

No duda en afirmar tanto él como muchos otros colegiados de su generación "ni siquiera llevábamos encima la roja cuando pitábamos" ya que "teníamos claro que si agredían a un árbitro gravemente se suspendía directamente el partido y no hacía falta sacar la tarjeta roja". Otro ex árbitro madrileño como Carlos Múnez Carpintero confirma que "no saqué nunca una roja mientras estuvo vigente la tarjeta azul".

Por este motivo, la cartulina roja fue durante décadas una gran desconocida para los aficionados del fútbol sala español. La LNFS también era responsable del Comité de Competición y definía que las sanciones resultantes de las tarjetas azules, no fueran deportivas, sino económicas en función de su gravedad.

"Estábamos creciendo y había que preservar el espectáculo. Paulo Roberto y muchos otros no podían perderse un partido por una tarjeta azul. Su club pagaba una multa y jugaba a la semana siguiente", recuerda el primer presidente de la LNFS, Aurelio Gómez Araujo.

En la gran mayoría del mundo se jugaban con las reglas FIFA, que no contemplaban la tarjeta azul. Sin embargo, al igual que en España, en otras potencias como Brasil o Paraguay se mantuvo durante muchos años. El seleccionador de Brasil, Marquinhos Xavier, matiza que "si veías la tarjeta azul, quedabas en inferioridad dos minutos" tal y como sucede hoy con la roja. Mientras que el técnico de Paraguay, Carlos Chilavert, confirma que "la roja solo era para entradas criminales y había muy pocas".

La disparidad de reglamentos entre Ligas y competiciones oficiales FIFA no impidió que España lograse sus dos y únicos Mundiales (Guatemala 2000 y China Taipei 2004) jugando con unas reglas especiales en la LNFS que incluían la tarjeta azul y con otras en los Campeonatos del Mundo, en los que ese color de cartulina no existía.

En 2005, con Santiago Márquez como presidente, la Liga Nacional de Fútbol Sala, cedió, en la firma de un nuevo convenio, con la RFEF las competencias arbitrales. La Federación Española de Fútbol creó el Comité Técnico de Árbitros de fútbol sala dentro del Comité Nacional de Árbitros de fútbol y Ángel María Villar nombró presidente a Pedro Galán. En 2006, FIFA acordó la unificación de las reglas e impuso a todas las competiciones su reglamento, a través de las federaciones nacionales.

En España, una Comisión de Reglas formada por el entonces seleccionador Javier Lozano, Pedro Galán y el director de competiciones de la LNFS, Ignacio de Vicente, elaboró una serie de enmiendas al nuevo reglamento unificado. Los clubes españoles solicitaban mantener la descalificación con derecho a cambio en lugar de la expulsión de 2 minutos y aceptaban que la tarjeta roja sustituyera definitivamente a la azul. FIFA lo desestimó y la tarjeta azul desapareció, aunque ahora la quieran resucitar para el fútbol.