FÚTBOL SALA

El milagro del nuevo fichaje del Barça: siete años sin poder andar por una enfermedad... para acabar ganándolo todo a los 27 años

Erick Mendonça superó la enfermedad de Perthes y no pudo jugar hasta que tenía 14 años y el 97% del fémur reconstituido.

Erick Mendonça, en su presentación como nuevo jugador del Barça. /FCB FUTSAL
Erick Mendonça, en su presentación como nuevo jugador del Barça. FCB FUTSAL
Gustavo Muñana

Gustavo Muñana

"Se juega como se vive" fue una frase histórica pronunciada por Francisco "Pacho" Maturana. Erick Mendonça es el ejemplo perfecto para sostener esta afirmación del entrenador colombiano. El único fichaje del Barça para la temporada 2023-24 es el fiel reflejo en la pista de las durísimas condiciones a las que tuvo que enfrentarse cuando tan solo era un niño. Un ejemplo de coraje frente a la adversidad de una enfermedad de las denominadas raras, que no le ha impedido llegar a la cima del fútbol sala mundial con un palmarés increíble.

El cierre portugués vive deprisa, compite como si no hubiera un mañana y nunca pierde la sonrisa. Sabe que no tiene tiempo que perder y disfruta de la felicidad de ser padre por primera vez y fichar por el club con el mayor presupuesto del Mundo. Mira hacia atrás con orgullo. La vida le golpeó con 7 años cuando le diagnosticaron la enfermedad de Legg-Calvé-Perthes, un trastorno poco frecuente que le dejó primero postrado en una cama, después sentado en una silla de ruedas y finalmente apoyado en unas muletas hasta que cumplió los 14.

Erick nació en Guadalajara, en la capital del estado de Jalisco. Su padre se quedó en México y él llegó a Portugal siendo un bebé. Con tan solo un año se instaló con su madre y su hermana en el municipio lisboeta de Carcavelos. Cumplirá 28 años el próximo 21 de julio, pero siempre recordará la fiesta de su séptimo cumpleaños en 2002. Sopló las velas de su tarta y no paró de jugar al fútbol en una pista en el barrio de Quinta dos Lombos, en frente de la casa de su añorada y adoraba abuela, con sus primos y amigos.

El flamante fichaje barcelonista recuerda que empezó a tener molestias en la región inguinal. Su madre lo achacó al cansancio derivado de las interminables pachangas veraniegas. No obstante, dos semanas después, su cojera era ostensible y el dolor en la cadera muy agudo. Fueron al médico y ante la incertidumbre en la exploración inicial ("Puede que no sea nada o puede ser algo muy grave"), les recomendó visitar al Doctor Manuel Cassiano Neves, un reconocido especialista.

El destino quiso que el internacional portugués encontrase en Lisboa a una eminencia en la ortopedia pediátrica. El Doctor Cassiano Neves llegó a ser presidente de la European Paediatric Orthopaedic Society ente 2016 y 2017. Cuando vio la radiografía del pequeño Erick hace 21 años no tuvo la más mínima duda. "El niño se queda hospitalizado inmediatamente", le dijo a su madre y le instó a que fuera a buscar ropa y artículos de aseo, porque su estancia sería prolongada.

Erick jugando con un balón antes de ser diagnosticado de Perthes.  RELEVO
Erick jugando con un balón antes de ser diagnosticado de Perthes. RELEVO

El diagnóstico era claro y la precocidad en el mismo acabaría siendo determinante. La enfermedad de Perthes afectaba a la cadera de Erick y en ella se producía la destrucción de parte del hueso de la cabeza del fémur debido a la interrupción temporal de la irrigación sanguínea que podía provocarle una deformidad permanente de la misma. Todo se paró en la vida del nuevo jugador culé. Su madre, al verle postrado en una cama, le susurró al oído: "No te preocupes, no es nada, todo saldrá bien".

Era el comienzo de una larga travesía por el desierto y Erick confiaba ciegamente en las palabras de su madre, a pesar del lógico miedo de un niño que de la noche a la mañana era ingresado en un hospital para garantizar reposo absoluto y así no dañar más su pertrecha cadera. Era necesario su inmovilización colocando un sistema de tracción en las extremidades para mantenerlas separadas y así conseguir las mejores condiciones mecánicas para que la cabeza de su fémur se regenerase.

A los problemas de salud del más pequeño de la familia, se añadieron los económicos. Su madre no podía costear la estancia del pequeño Erick en el hospital y tuvo que seguir haciendo la rehabilitación en casa, improvisando una especie de poleas en su habitación con los que someterse a ejercicios de tracción en aras a mantener la cabeza femoral dentro del acetábulo (cavidad del hueso coxal) y así prevenir su deformidad y permitir su remodelación. Superada la primera etapa de la enfermedad llegó la hora de usar la silla de ruedas.

Un largo proceso de recuperación que incluía retomar la vida normal después del reposo y volver al colegio, donde tuvieron que reubicar su aula de la segunda planta a la primera para facilitar su accesibilidad. Erick no olvida aquellos recreos en los que desde una pequeña mesa en el patio podía ver como sus amigos jugaban al fútbol sala y él se refugiaba en sus juegos de Lego. "Recuerdo que a veces veía la pista llena de gente y yo estaba allí jugando con piezas, solo quería volarlo todo". En momentos tan duros como esos fue donde forjó su resiliencia. "Mi madre me dijo que sería pasajero", se repetía una y otra vez.

Nunca perdió su carácter jovial y la contagiosa vitalidad que le caracteriza. No se lo podía permitir, viendo el esfuerzo titánico de su madre por culminar una recuperación contra todo pronóstico. "Me dijeron que sería muy difícil volver a jugar al fútbol sala". Ni él ni su progenitora perdieron la esperanza, a pesar de todos los obstáculos. "Ella me crio sola. Es una guerrera, que sufrió mucho". En su memoria, retumban los pitidos e insultos de otros conductores, cuando le dejaba en el colegio y tenía que aparcar en doble fila para bajar y sentar a su hijo en la silla de ruedas.

La personalidad de Erick se fortalecía con el paso de la infancia a la adolescencia. En la última etapa de recuperación, no podía contener sus ganas de jugar y solía sentarse debajo de una portería para repeler los disparos de sus amigos con las muletas. En la recta final y después de siete largos años, literalmente tuvo que volver a aprender a andar y por fin pudo tener la sensación de correr de nuevo, gracias a la fisioterapia. "Recuerdo que perdí toda la coordinación motora y fue un proceso difícil". Nada en comparación a la fuerza de voluntad que ya había demostrado frente a la enfermedad de Perthes.

A los 14 años recibió el alta médica con una milagrosa reconstrucción ósea de la cabeza femoral de un 97%. "El gran problema de esta enfermedad es que cuanto más tarde se descubren, más difícil es su regeneración. Es por eso que a menudo hay problemas de amputación en las personas mayores, porque es más difícil que los huesos vuelvan a crecer. Alcanzar el 95 o el 97 por ciento es una utopía. Cualquier cosa por encima de 90 es impensable. Por lo general, una buena recuperación queda con el 85 por ciento o el 83 por ciento del hueso regenerado", explica el jugador del Barça.

Llegó la hora de volver a disfrutar del fútbol sala en su club, en el Centro Recreativo e Cultural da Quinta dos Lombos. Un club fundado por su abuelo y cinco amigos, en el que sus primos y sus tíos jugaban y entrenaban. Erick lleva el fútbol sala en la sangre. Sin secuelas físicas ni emocionales, volvía a hacer lo que llevaba 7 años esperando. "Psicológicamente estaba impecable. Después de estar en la cama, después de estar en silla de ruedas, después de estar en muletas, me dijeron que podía hacer lo que quería en una pista. No sentía dolor. Iba al suelo, disparaba. Todo estaba bien por fin".

En 2012, un entrenador del Sporting, Jorge Monteiro, fue ver jugar a un primo suyo a la pista de Quinta dos Lombos. Otro miembro del clan familiar de los Mendonça (Ricardo) que le conocía, le sugirió que "si vas a ver a Bernardo, tienes que ver a Erick". Acabó fichando a ambos. Con 17 años, ya formaba parte del equipo junior del club blanquiverde. Pasó de ser la estrella en la entidad de Carcavelos, a no ir ni convocado o a jugar escasos minutos.

"Fue muy duro, pensaba que no tenía calidad para estar allí", rememora. Su compañero de selección, Pauleta jugaba en el Belenenses aquellos entonces y siempre bromea sobre sus enfrentamientos en juveniles y la evolución del jugador barcelonista. "No tienes ni idea de cómo era". Algo parecido, pero mucho más serio le dijo el director de la cantera del Sporting, Antonio Medinas: "Erick, cuando llegaste le pregunté al entrenador qué veía en ti". Acabó renovando y en la 2013-14 ya entrenaba con regularidad en el primer equipo y debutó en partidos amistosos.

En 2015 regresó a Quinta dos Lombos. Aunque se ha publicado que fue cedido, la realidad es que el Sporting le dijo que ya no contaba con él. Tocaba volver a empezar, con 20 años, en el club de su barrio, que acababa de ascender a Primera División. En el Quinta dos Lombos llegó nuevamente la mejor versión de este imponente ala-cierre zurdo y el Fundão le fichó en 2016. Un año más tarde, el club sportinguista le volvería a ofrecer un contrato y le dejaba cedido para recuperarlo definitivamente en 2018.

Los últimos cinco años de Erick han sido espectaculares. Se ha proclamado campeón del mundo y de Europa con Portugal, y también ha ganado 16 títulos vistiendo la camiseta del Sporting Club de Portugal en 202 partidos y marcando 71 goles. Ha logrado 2 Champions y 3 Ligas Placard en las últimas 4 temporadas. Su despedida ha estado a la altura de una leyenda: "Un verdadero león". El vídeo difundido en las redes sociales del equipo lisboeta finalizó con un mensaje de "hasta pronto".

Hay momentos casi cinematográficos en la carrera de Erick. Como las lágrimas de su madre en las gradas del Kaunas Arena viendo a su hijo proclamarse campeón del Mundo con Portugal en Lituania. "¿Cómo es eso posible? Nunca lo imaginé después de estar tanto tiempo en silla de ruedas y con muletas. Es muy gratificante y completamente inesperado, pero trabajé mucho", asevera Erick. El internacional luso huye de cualquier tipo de compadecimiento y solo acepta "ser un ejemplo para que las personas que padecen la misma enfermedad y que se den cuenta de que está al alcance de cualquiera llevar una vida normal".

Erick posa con Martim Sequeira, un aficionado del Sporting de 6 años que padece la enfermedad de Perthes.  RELEVO
Erick posa con Martim Sequeira, un aficionado del Sporting de 6 años que padece la enfermedad de Perthes. RELEVO

Sin embargo, su vida es extraordinaria y merece ser contada. El 25 de mayo de 2019, tras un partido como el AD Modicus, le entregó su camiseta a Martim Sequeira, un aficionado del Sporting de seis años, que padece la enfermedad de Perthes y pudo darle consejos de primera mano para superar ese difícil trance. "El problema de esta enfermedad es que no se habla mucho de ella y por eso cuando llega el diagnóstico es un shock, pero en el ámbito clínico los médicos dicen que no es raro. Es importante que las personas que están atrapadas en él tengan ejemplos de personas que se han superado y logrado cosas".

Ha firmado tres temporadas con el campeón de Liga y su fichaje con la carta de libertad es un golpe de mercado del Team Manager culé, Jordi Torras. En el Sporting han tenido que gastarse 50.000 euros para recuperar a Taynan. Erick llega para suplir a una leyenda como Carlos Ortiz. "Quería jugar en uno de los mejores clubes del mundo. Quien juega en el Barça siempre tiene la expectativa de ganarlo todo y yo soy ambicioso". En poco tiempo, se convertirá en un ídolo para el Palau gracias a su "actitud y responsabilidad" sobre todo en defensa, "que es mi punto fuerte" y también en su inspiradora manera de afrontar la vida.