Cuando ni la sostenibilidad te salva de quedarte sin Fórmula 1: "El Gobierno está muy 'pesado' con esto..."

Zandvoort.- "Ahora mismo los riesgos son muy altos, estamos trabajando mucho para poder albergar la carrera de 2025". El director del Gran Premio de Países Bajos de F1, Robert van Overdijk, no pudo ser más claro. La cita neerlandesa no tiene asegurada su continuidad a pesar de que, desde su vuelta al calendario en 2021, ha buscado todo tipo de soluciones por mantenerse.

La falta de inversores y lo caro que resulta organizar una carrera han puesto en peligro la presencia de Zandvoort. Se les achacó que sus instalaciones estaban obsoletas y hubo remodelación para contentar a la F1. Ahora tienen que traer dinero como sea para seguir cuando expire su contrato a final del año que viene.

Una posible solución sería conformarse con el mal menor: alternar con Spa año a año a partir de 2026, aunque los belgas no terminan de estar convencidos y los neerlandeses quieren tener carreras cada año, cuenta la prensa local a este medio.

Todas las reformas y cambios que están implantando buscan convertirse en líderes en sostenibilidad con objetivos como el de que no haya ningún coche a la vista, excepto los que compiten. Los pilotos ya han sido avisados de esta meta que se marca la organización a largo plazo.

Y, aun dando ejemplo en uno de los baremos más importantes para la nueva Fórmula 1, su presencia peligra. Los nuevos combustibles de 2026 serán más sostenibles y, Zandvoort, un poco en la línea verde de Países Bajos, también se encaminó por ahí hace un par de años. La competición se marca alcanzar para 2030 la huella de carbono cero.

"El Gobierno se está poniendo muy pesado con esto y le ha hecho hincapié al circuito", resume Leo Vogelzang, un veterano fotógrafo local, a Relevo. Esta insistencia con la sostenibilidad se ve por todos lados: en las miles de bicicletas tan típicas del país, que están en párkings gigantescos al lado del circuito.

Las lanzaderas que transportan a periodistas dentro del recinto también se han teñido de verde. Ahora, ya son 100% eléctricas, asegura Ruud, el conductor de una de ellas, cuyo número ha aumentado respecto al año pasado. "Nos quedamos muy cortos y el servicio era mejorable", reconoce.

Contados turismos pueden entrar al pequeño pueblo de Zandvoort. La seguridad ha aumentado para evitar contaminar y cada vez el trazado alberga menos coches: periodistas, vips y poco más. Solo aquellos que lleven un distintivo especial pueden acceder a ciertas zonas. El resto tienen la entrada prohibida por las autoridades.

La organización aspira a ser el Gran Premio más sostenible del calendario, si es que sigue, aunque tiene trabajo por delante. Mientras, las plazas para coches se siguen reduciendo y un tercio de los asistentes va en bicicleta. Ni así logran convencer a la F1. Zandvoort corre peligro.