FÓRMULA 1

El piloto 'virtual' que ayuda a Verstappen a ganar títulos en F1

Rudy Van Buren ha hecho de su afición a competir online con simuladores de carreras su profesión y ahora trabaja con Red Bull Racing.

Rudy Van Buren, piloto de test y simulador de Red Bull Racing en Fórmula 1. /Red Bull
Rudy Van Buren, piloto de test y simulador de Red Bull Racing en Fórmula 1. Red Bull
Sergio Lillo

Sergio Lillo

Tuvo que pausar su sueño con 16 años, después de haber sido campeón neerlandés de karting con 11 y acabar tercero el campeonato belga Cadete y el alemán Junior. Otros lo habrían dado por perdido, pero Rudy Van Buren (Gouda, Países Bajos, 1992) buscó una ruta alternativa para encontrar nuevas oportunidades en el mundo de la competición. Lo que no imaginaba es que los videojuegos de carreras le permitirían llegar a hacerse un hueco como piloto de simulador y test de Red Bull Racing, el mejor equipo de la Fórmula 1 actual.

Su padre, un apasionado del motor, que competía con buggies en circuitos de rallycross, hizo que el ambiente en casa siempre oliese a gasolina y competición. Y con ocho años, Rudy recibió un kart por su cumpleaños, un regalo que, según reconoce en conversación con Relevo, "hizo que todo se complicara; ahí comenzó todo". Padre e hijo compartieron afición hasta que con 16, por razones económicas, Rudy dejó de competir en karting. Su refugio fueron los videojuegos, pero no los clásicos. Van Buren recuerda cómo se encontró por casualidad con GTR 2, uno de los primeros simuladores de carreras, creado en 2006, y empezó a trasladar, en cierto modo, sus habilidades en pista al PC.

Rudy Van Buren relata cómo ha pasado de competir virtualmente a ayudar a Verstappen a ganar en F1. Samuel Subiela/Rudy Van Buren

"No decidí dejar las carreras reales, me vi obligado. Cuando tenía 16 dejamos de hacer karting por varias razones, entre ellas, el presupuesto, y por casualidad me metí en GTR 2 y empecé con un volante Logitech instalado al borde de mi escritorio. Pero me enganché rápidamente. Las carreras reales habían acabado para mí y estaba buscando algo que mantuviese mi sangre fluyendo, por así decirlo", recuerda.

Después llegaron otros, como Live for speed, Race07, rFactor, rFactor 2 o iRacing y Van Buren reconoce que la chispa que encendió la llama de sus primeros pasos en el incipiente mundo del simracing (carreras virtuales) fue la posibilidad de competir online contra otros rivales reales y no contra una máquina. Allí encontró parte de la adrenalina de la competición que se había visto obligado a dejar atrás.

Aunque tuvo algunos escarceos con categorías de coches reales en 2009 y 2010, se centró en la competición virtual, donde fue sumando experiencia y logrando varios títulos de renombre en la plataforma iRacing. El neerlandés fue capaz de combinar su afición con el estudio de un grado universitario en audiovisuales, especializado en Diseño Interactivo. Y el punto de inflexión de su vida llegó en 2017 con el concurso McLaren World's Fastest Gamer, una iniciativa del fabricante británico de coches que buscaba al piloto virtual más rápido del planeta a través de una serie de pruebas en 12 videojuegos de carreras diferentes.

Van Buren, que en ese momento trabajaba como jefe de ventas de una empresa en Lelystad (Países Bajos), se hizo con la victoria entre más de 30.000 participantes. El premio: ser piloto de simulador de McLaren F1 en 2018. Esto le permitió trabajar para Fernando Alonso y Stoffel Vandoorne en el desarrollo y la configuración del monoplaza aquella temporada.

"Fue un punto de inflexión en mi vida, porque desde ese momento mi historia cambió por completo. El Rudy anterior a ese torneo era alguien que logró algún triunfo en karts, pero tuvo que dejar de correr. Mientras que en ese momento me convertí en alguien que quería ganar aquel torneo para volver a competir. Me ayudó muchísimo, ya que combinaba ambos mundos y me puso en el radar, que lo cogí con ambas manos. Donde estoy ahora es la evidencia. Sin duda, fue un trampolín para mí", admite.

Aprovechó la oportunidad con profesionalidad y siendo capaz de trasladar al trabajo de un equipo de Fórmula 1 las horas y horas que había dedicado a perfeccionar su conducción virtual. Pero, ¿para qué sirve un simulador en las carreras reales? Los equipos los utilizan para evolucionar aerodinámicamente sus monoplazas, probar diferentes configuraciones durante los fines de semana de gran premio y tratar de compensar la estricta limitación de horas de test sobre el asfalto. Por eso, actualmente es de vital importancia contar con una buena instalación y con un buen piloto de simulador.

Rudy Van Buren, en la Porsche Supercup 2022 en Monza.  Getty Images
Rudy Van Buren, en la Porsche Supercup 2022 en Monza. Getty Images

Su relación con Max Verstappen viene de lejos

Los siguientes pasos de Van Buren le llevaron a trabajar con el equipo del fabricante indio Mahindra en la Fórmula E (competición de monoplazas eléctricos en circuitos urbanos creada por Alejandro Agag) y, desde 2019, lo alternó con su regreso a la acción real en la Porsche Carrera Cup alemana y la Supercup, categoría soporte de la F1. Pero no ha dejado de lado el simracing y el pasado enero ganó con el equipo Team Redline las 24 horas de Le Mans Virtuales. Es precisamente esta estructura virtual la que le volvió a poner en contacto con Max Verstappen, al que conoce desde que tenía cinco años y le veía "jugar con una pelota de fútbol en algunos circuitos de karting belgas", pero de quien el paso del tiempo le había distanciado.

El bicampeón del mundo neerlandés también dedica muchas de sus horas libres fuera de la F1 a seguir trabajando su concentración y conducción en las carreras virtuales. Desde hace varios años ha competido online con Redline y ahí ha coincidido con Van Buren de nuevo, después de un primer reencuentro en el Circuito de Las Américas en 2018.

"Es tan bueno en el simulador como en la realidad. Su dedicación para ser tan competitivo es de otro nivel y eso hizo mejorar a todo el equipo, incluido a mí mismo. Se ve claramente a los campeones en este tipo de situaciones y él es, obviamente, uno de ellos. Le gusta ser perfecto en todo lo que hace y en ese punto está en otra liga. Es muy guay ser testigo y formar parte de ello, así como seguir sus directrices durante los preparativos de las carreras", asegura Van Buren.

Max Verstappen y Rudy Van Buren, en el GP de EE UU de 2018.  Rudy Van Buren
Max Verstappen y Rudy Van Buren, en el GP de EE UU de 2018. Rudy Van Buren

Casualmente, Red Bull Racing empezó a contar con Rudy Van Buren hace dos años de manera esporádica para hacer el trabajo de simulador en algunos grandes premios, y este verano decidió contratarle como piloto de test y simulador oficial del equipo. Otro trampolín en su trayectoria deportiva y no uno cualquiera: implica trabajar con los campeones del mundo 2022 y ayudar a Verstappen a seguir su reinado en la F1.

"Sin duda es uno de los momentos clave de mi carrera deportiva, otro trampolín enorme. Y quizás sea una especie de vuelta al mundo virtual. Pero desde mi punto de vista, cuando tienes 30 años y tratas de ganarte la vida en las carreras, lo ves como un contrato como piloto oficial. Sin duda, es el equipo más guay en la F1 actual, con la gente más guay con la que trabajar y también están teniendo muchísimo éxito. Es uno de esos equipos en el que cualquiera en el mundo de las carreras querría trabajar y esto es un gran paso para mí; estoy muy orgulloso. Me entregaré al máximo para ayudar a Max y a Checo allá donde corran", apunta a Relevo.

Van Buren será el encargado de ayudar a Red Bull y a Verstappen a mantener el statu quo en la F1. Lo hará desde la fábrica de Milton Keynes, en una sala oscura, donde una pantalla panorámica ocupará su visión, y subido a un monocasco que recrea el monoplaza real. Detrás de él, en una sala iluminada, los ingenieros de desarrollo del equipo se comunicarán con él a través de los cascos que llevará sobre sus orejas. Sudará, tendrá que exprimir su concentración y conocimientos, pero no se subirá al podio de los 24 circuitos que recorrerá el Mundial en 2023. Aun así, su trabajo en la sombra será clave.