McLaren pica de nuevo a Red Bull por su permisividad con Max Verstappen: "Parece que le tienen miedo"
Zak Brown juega sus cartas para desestabilizar al campeón y actual líder de constructores, ahora que tienen la oportunidad de batirles.

En Fórmula 1 los jefes de equipo también juegan. Dejan que sus pilotos desenfrasquen todo su talento (ayudados por los ingenieros para definir la estrategia a seguir en carrera) y ellos se encargan del resto. De monitorizar los datos que reciben en el garaje, dirigir con su batuta qué dirección toma el equipo durante el Gran Premio… y en un segundo plano, pero con una importancia capital, también se ocupan de desestabilizar la cabeza del oponente.
Hay que ser duro mentalmente y tener sangre fría para triunfar en este deporte. El famoso 'trash talking' hace tambalearse hasta al rascacielos más alto y firme. Sino, que se lo digan a Red Bull, que parecía intocable, y a través de una crisis interna, los "problemas psicológicos" de Checo Pérez y la desbandada de su fábrica encabezada por Adrian Newey está contra las cuerdas a mediados de 2024.
Al incendio austriaco se encarga de echarle leña Zak Brown, CEO de McLaren. El americano tiene un máster en esta cuestión, al igual que el propio Christian Horner (representante de Red Bull) u otro perro viejo como Toto Wolff (Mercedes), por ejemplo, y entre los tres se encargan de ponerle picante a la temporada.
Los dos primeros ya se conocen de sobra. Comparten parrilla desde 2017, en 2022 ya tuvieron un enganchón a raíz de que los campeones sobrepasaron el límite presupuestario establecido por la FIA. Ahora que el equipo papaya y los toros rojos están de lleno en la pomada por llevarse la victoria cada fin de semana, no iba a faltar un 'palito'.
¡ASÍ FUE EL INSTANTE DEL TOQUE ENTRE VERSTAPPEN Y NORRIS Y LA REACCIÓN EN EL GARAJE DE MCLAREN! 😱#AustriaDAZNF1 🇦🇹 pic.twitter.com/yvGRZnmu3u
— DAZN España (@DAZN_ES) June 30, 2024
Brown ni perdona ni olvida lo ocurrido en Spielberg hace ya casi un mes. Su piloto franquicia, Lando Norris, se encontró y chocó con el pupilo de su buen amigo Horner, con Max Verstappen. Norris quedó fuera de la carrera mientras que Max pudo acabar la prueba, aunque con 10 segundos de sanción. En una charla con The Independent ha dado un correctivo a Horner y Red Bull: "Respondo a las cosas cuando creo que no están bien, y él dice y hace cosas que creo que están mal".
Tras el toque, que provocó un pinchazo y daños irreparables en el monoplaza del piloto británico, por la radio del tricampeón todo fueron balones fuera, como si Max no hubiese tenido culpa de nada. "¿A quién quieres engañar? Todo el mundo lo ha visto. Las normas son muy claras: hay que dejar el ancho del coche. No lo hizo", responde a estas conversaciones el estadounidense. Bajo su punto de vista, nadie le dijo que hizo algo incorrecto y, por tanto, es imposible que recapacite sobre lo que para él es un error grosero y evidente de Verstappen. Él tiene claro el por qué de este fenómeno: "Parece que Red Bull le tiene miedo a Max".
En cambio, siempre que Zak Brown esté al mando, McLaren seguirá una política totalmente opuesta. "Nosotros somos muy honestos con nuestros pilotos". Así, probablemente haya habido más de una charla interna después de las ya incontables intentonas de sus pilotos por materializar en victorias sin éxito. Los de Woking parecen ser los más rápidos desde Miami, donde ganaron su primer Gran Premio de la temporada, pero seis citas más tarde no han repetido.
En lo que su equipo endereza su rumbo y hace madurar a Lando Norris y Oscar Piastri (ambos han ganado sus primeras carreras en F1 esta temporada), Zak Brown hace lo que tiene que hacer: allanar el camino a base de pullitas.