FÓRMULA 1

McLaren, Alonso, Hamilton y el día que 'regalaron' el último título de pilotos de Ferrari

Kimi Raikkonen fue, hace ya 15 años, el último piloto que logró ser campeón del mundo con la Scuderia. Pero aquel 2007 tuvo más protagonistas.

Felipe Massa, Jean Todt, Kimi Raikkonen y Fernando Alonso, en el podio del GP de Brasil 2007. /Getty Images
Felipe Massa, Jean Todt, Kimi Raikkonen y Fernando Alonso, en el podio del GP de Brasil 2007. Getty Images
Sergio Lillo

Sergio Lillo

No tenía que haber acabado así. El trofeo alargado y cilíndrico con los nombres de todos los campeones del mundo de F1 parecía tener un destino claro, plateado y con dirección en Woking. Pero las luchas fratricidas que se produjeron aquella temporada en los intestinos de McLaren, uno de los equipos más laureados de todos los tiempos en la categoría, cambiaron el destino, alteraron la historia. Hace hoy 15 años, Kimi Raikkonen levantó al cielo el trofeo de ganador del GP de Brasil 2007 en un soleado circuito de Interlagos. A su izquierda, Fernando Alonso no podía sonreír; un punto y algo más le separaron de su tercera corona.

El español había aterrizado en un proyecto ganador como líder, algo que se materializó en una presentación faraónica en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, donde se mostró el McLaren MP4-22 por primera vez. El asturiano venía de ganar su segundo campeonato del mundo de F1 consecutivo con Renault y en Woking estaban convencidos de que ganaría su tercera corona con ellos. En el equipo británico llevaban desde 1999 sin ganar un título, cuando lo hicieron con Mika Hakkinen. A su lado, en su año de debut en la F1, un jovencísimo Lewis Hamilton, que acababa de ganar la GP2 con 21 años y que venía arropado por la escudería inglesa desde hacía 9 años.

Aunque la temporada empezó sin grandes sobresaltos y Alonso lideró el campeonato desde la segunda carrera, Hamilton tomó el relevo en el GP de España, tras sumar su cuarto podio consecutivo… y en Mónaco llegó el primer gran roce. El español mantuvo el liderato desde la pole con una estrategia precisa, pero en el relevo final sus frenos empezaron a sobrecalentarse y tuvo que bajar el ritmo. Esto lo aprovechó el joven inglés para pegarse a él y meterle presión, algo que no sentó bien al bicampeón del mundo. Ron Dennis, team manager del equipo, intervino y retuvo a Hamilton.

Después de la carrera, en la que los McLaren doblaron a todos sus rivales menos a Massa, el inglés soltó en la BBC, la televisión británica: "Intenté atacarle y quería ganar si podía, pero tengo que aceptar que estoy en mi temporada de debut y que él tiene el número 1 en su coche y yo, el número dos. Soy el segundo piloto y debo aceptarlo y respetarlo por el equipo".

A mitad de temporada, en Francia, el inglés contaba con 14 puntos de ventaja al frente del campeonato sobre su compañero de equipo. Massa, el primer Ferrari, estaba a 17 y su compañero, Raikkonen, a 22 en una época en la que el ganador se llevaba 10 puntos. En el GP de EE UU, en Indianápolis, el malestar de Alonso con las decisiones del equipo (que compartía su telemetría con el joven inglés) se hizo público. El asturiano intentó pasar a su compañero, pero este se defendió férreamente y Alonso se pegó al muro de boxes de McLaren como gesto de clara molestia. Y así se llegó a Hungría.

Lewis Hamilton y Fernando Alonso, en el GP de Mónaco 2007.  Getty Images
Lewis Hamilton y Fernando Alonso, en el GP de Mónaco 2007. Getty Images

Hungría, donde todo explotó

En la clasificación, el equipo pidió a Hamilton, líder del Mundial por dos puntos, ceder la posición a Alonso durante la Q3, pero este se negó. El español completó un cambio de neumáticos muy lento y aguantó unos segundos eternos antes de salir de la casilla de boxes. Esto evitó que Hamilton pudiera completar a tiempo una vuelta rápida final. Pero los comisarios le impusieron una sanción de cinco puestos a Alonso, que perdió la que hubiera sido su 15ª pole position en F1. El inglés ganaría la carrera y saldría de Hungaroring con siete puntos de ventaja y 20 sobre Raikkonen.

Todo lo que rodeó al Spygate, en el que Nigel Stepney, ex empleado de Ferrari, filtró documentos confidenciales a Mike Coughlan, ingeniero de McLaren, no hizo más que enfriar aún más la relación de Alonso con el equipo. Dennis llegó a decir tras la 14ª cita de la temporada: "No hablamos. La relación entre Fernando y yo es extremadamente fría, es un eufemismo. No habla mucho con nadie. Es notablemente reservado para ser un piloto". El británico siempre defendió que Alonso le había llegado a amenazar con filtrar nuevas pruebas en contra del equipo.

Fernando Alonso y Lewis Hamilton en el polémico GP de Hungría 2007.  Getty Images
Fernando Alonso y Lewis Hamilton en el polémico GP de Hungría 2007. Getty Images

El final de aquel 2007 no pudo ser peor para los intereses de los de Woking. Recibieron una sanción de 100 millones de dólares (102 millones de euros), la más abultada de la historia de la F1, y la exclusión del campeonato de constructores por espionaje, tras meses de investigación de la FIA. La lucha fratricida en el seno del equipo facilitó la remontada de Kimi Raikkonen, que pasó de haber estado a más de dos carreras de distancia de Hamilton y Alonso, a llevarse de manera inesperada el título tras ganar la última cita del año, en Brasil.

Alonso acabó empatado a 109 puntos con Hamilton tras dos podios consecutivos al final de la temporada, pero ambos se quedaron a uno solo de un título que parecía seguro para alguno de ellos. Raikkonen se apuntó su único entorchado y, hasta ahora, 15 años después, el último que un piloto de Ferrari ha conseguido. Los confetis infinitos que se le pegaron en el rostro fueron testigos de excepción de un hito hasta hoy insuperable.

Kimi Raikkonen celebra su único título de F1 en el GP de Brasil 2007.  Getty Images
Kimi Raikkonen celebra su único título de F1 en el GP de Brasil 2007. Getty Images

Alonso llegó a decir en una entrevista con EFE años más tarde: "Con Hamilton no pasó nada. Era más con el equipo, con el que teníamos nuestras diferencias. Él creía unas cosas que el equipo le daba y le dejaba de dar. Yo creía unas cosas que el equipo me daba y me dejaba de dar. Y no nos entendíamos. Pero entre nosotros siempre había respeto, incluso en la pista. Salíamos los domingos a correr pensando lo que pensásemos, por dentro, sobre el equipo. Pero siempre nos respetábamos en la pista. Y siempre intentamos luchar duro, pero con respeto".

"Con Hamilton no pasó nada. Era más con el equipo con el que teníamos nuestras diferencias"

Fernando Alonso Bicampeón del mundo de F1

También son clarividentes las palabras que Mark Priestley, mecánico de McLaren por aquella época, pronunció a principios de 2022 en el podcast Pitlane life sessions: "Como mecánico o ingeniero, querías ganar ese Mundial tanto como los pilotos y, por supuesto, tenías la mejor oportunidad de hacerlo al estar en el coche del actual campeón del mundo... o eso pensábamos. Casi todos en la fábrica tenían altas expectativas, especialmente una vez que nos dimos cuenta de que teníamos un coche rápido, que Fernando era nuestro hombre para lograr grandes resultados. Los mecánicos e ingenieros se peleaban para trabajar en el box de Fernando. La gente no quería trabajar en el coche de Hamilton porque no esperaban mucho de él".

"Fue un muy mal trabajo de gestión humana, tanto en lo que respecta a los pilotos, como a los equipos de personas alrededor de esos pilotos, que naturalmente, por supuesto, luchaban por su piloto y esencialmente provocaron esta gran división en el seno del equipo. Diría que esa fue la razón por la que no logramos ganar el Mundial en 2007, una temporada en la que teníamos el coche, los pilotos y todas las personas adecuadas en el equipo, pero no tiramos en la misma dirección", concluyó.