El "no hay noticias" que dice todo sobre la rutina que lleva rodeando a Michael Schumacher once años: "Los alemanes ya se han acostumbrado a esto"
La familia vendió una casa y un yate para afrontar los millones anuales que pagan a los médicos. Medios germanos especulan con su vuelta a la vida pública hace unos días en la boda de su hija.
Es complicado condensar en unos párrafos todo lo que ha envuelto a la familia Schumacher desde que el heptacampeón sufrió aquel fatídico accidente el 29 de diciembre de 2013. Han sido once años llenos de secretismo, mentiras, entrevistas falsas y mucho humo acerca del estado de salud de Michael, leyenda de la Fórmula 1. Ahora, la reciente boda de su hija ha reabierto la veda para que medios germanos especulen sobre el 'káiser'.
"No hay noticias", explican periodistas alemanes con preocupación a Relevo. Nunca una negación dijo tanto durante tanto tiempo. Con preocupación, porque tienen claro que si hubiera novedades alegres acerca de Schumacher, la familia las comunicaría. Si su esposa Corinna, su hija Gina, recién casada, su otro hijo Mick, expiloto de Fórmula 1, y su hermano Ralf no hacen comentarios, es porque no hay nada bueno de lo que informar.
Solo les queda apoyarse en el popular lema 'Keep fighting Michael' (Sigue luchando) que llevan luciendo desde hace tiempo. La familia siempre ha mantenido un hermetismo total acerca del estado de salud del 'káiser' desde que su vida dio un giro drástico mientras esquiaba en los Alpes franceses. Durante estos once años, sus allegados han vivido de todo. Para empezar, han tenido que vender propiedades para pagar los tratamientos que requería Schumacher, extremadamente delicados.
"Tiene tres, cuatro o cinco médicos a su lado cada día". Y así durante años. En Alemania, prensa que ha preferido no ser mencionada por toda la opacidad que envuelve la situación en su país, echan cuentas sobre la cantidad que ha gastado la familia en todo este tiempo para mantener en el mejor estado posible al campeón.
Hasta dan detalles: los Schumacher han tenido que desprenderse de una casa en Noruega y de un yate que tenían para mantener la esperanza. Nadie sabe cuántos millones ha desembolsado la familia cada año tras la tragedia en la nieve. El selecto grupo de personas que ha estado estos años junto al expiloto ha jugado un papel fundamental en la historia. Para bien y para mal.
Varios extrabajadores de la familia han intentado chantajearles con fotos o videos. Y no ha sido ningún episodio aislado, más bien una tendencia de gente que ha tratado de aprovecharse de las penurias del heptacampeón. Un antiguo empleado de seguridad, por ejemplo, junto a otras dos personas, pidió a la familia 15 millones de euros o publicarían material sensible.
'Topos' cerca de la familia
Los malhechores, a los que se les incautaron hasta 1.500 documentos, entre fotografías, vídeos e informes médicos del alemán en discos duros, memorias USB y teléfonos móviles, vieron cómo la Fiscalía de Wuppertal presentaba cargos contra ellos hace unos días. En junio, ya hubo otros dos detenidos por un asunto similar.
La gota que colmó el vaso en Alemania fue la entrevista inventada que publicó una revista alemana con Schumacher. Die Aktuelle simuló una charla con el expiloto utilizando Inteligencia Artificial y desató todo tipo de críticas por su falta de ética y moral. La familia fue compensada con 200.000 euros y aquel episodio instaló el hartazgo en la sociedad germana.
"Los alemanes ya se han acostumbrado a esto", reconocen con tristeza desde el país de origen del expiloto. Ahora, la boda de su hija Gina ha vuelto a poner en primera fila el drama de los Schumacher. Hay medios locales que han especulado con la vuelta de Michael a la vida pública durante el enlace y dan por hecho que estuvo presente en el evento celebrado en Mallorca hace una semana. No detallan el cómo ni en qué estado.
Medios amarillistas como el Bild lo han anunciado a bombo y platillo mientras otro sector de la prensa alemana es más comedido y niega su aparición. Se remontan a aquello de que "si hay buenas noticias, las comunicarían". Según ellos, a la boda de Gina Schumacher, celebrada en su finca familiar Villa Yasmin en el Port d'Andratx, sí asistió el resto de la familia y unos 200 invitados pero ni rastro del 'káiser'.
"Michael nunca daba su teléfono a ningún periodista, siempre era todo a través de su mánager". Sabine Kehm, mano derecha de Schumacher padre y ahora representante de su hijo Mick, era la que manejaba el cotarro. El sentir en Alemania es que es casi imposible que nadie se haya podido enterar de la aparición pública del expiloto once años después de haber sufrido daños cerebrales.
De hecho, en la boda se prohibieron los teléfonos móviles por motivos de privacidad, en la línea de proteger cualquier detalle que tenga que ver con la familia. Fueron confiscados en la entrada al enlace mientras en el país ya se asentó hace tiempo un conformismo pesimista mezclado con frustración por no poder hacer nada ante su campeón, que sigue sin despertar.