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Ferrari se acuerda de Adrian Newey y el PSG... y en Aston Martin se dan por aludidos: "¿Le vas a decir que no a Messi?"

Zandvoort ha vivido un cruce de declaraciones alrededor de una de las figuras estrella del mercado en este 2024.

Adrian Newey, en el circuito de Miami. /AFP
Adrian Newey, en el circuito de Miami. AFP
Daniel Knecht Escobar

Daniel Knecht Escobar

Mientras se van tachando una a una las 24 citas que comprendan el calendario de la Fórmula 1, los diez equipos de la parrilla corren de manera paralela otras cuantas carreras. Las que tienen como fin lograr la firma de un piloto, de un empleado... o el de un prodigio de la ingeniería que después de casi dos décadas decide cambiar de aires y abandonar el proyecto más exitoso de la historia de la competición. El sello de color negro sobre blanco de Adrian Newey (65 años) es el más cotizado desde hace meses. Un tiempo que varios candidatos por todos conocido han empleado en tratar de presentar la oferta más suculenta posible para incorporarlo a su estructura.

En alguna es posible que encaje mejor que en otra, aunque en el mundillo es de sobra sabido que quien más euros pone sobre la mesa se acaba llevando el gato al agua. Siendo británico podría plantearse un destino romántico para él, un regreso a Williams. Esa opción está olvidada por casi todos. El rumor sobre su retiro cobró fuerza durante alguna semana, aunque parece improbable por mucho que nadie pueda entrar en su cabeza. Por tanto, el tira y afloja queda entre dos escuderías que son la noche y el día en cuanto a su tradición e ideología: Ferrari y Aston Martin.

La primera posee un caché al que nadie más podrá equipararse. Su mono rojo mueve montañas. Incluso atrae a todo un heptacampeón como Lewis Hamilton para que abandone la casa en la que ha residido los últimos 12 años, la que le ha dado un nombre, para se mueva a Maranello. Sin nada más que ganar, sin nada más que demostrarle a nadie. La segunda, también con un gran nombre al volante (Fernando Alonso) pero con más páginas en blanco que ya escritas en su libro, no utiliza su componente místico para atraer manos y talento. Más bien sigue una estrategia de promesas y visiones futuras para convencer a sus pretendidos. Aunque los cheques que adjuntan en esas ofertas no escatimarán en ceros, claro.

Es lógico si detrás de esta marca están dos pozos -aparentemente- sin fondo como Lawrence Stroll y la petrolera Aramco. Sí, los famosos petrodólares. Es difícil competir contra algo así, contra una estructura que está a punto de finiquitar la obra de su nueva y lujosa casa y parece capaz de ser un proyecto convincente para cualquier nombre que se ponga entre ceja y ceja de los que manejan sus hilos. Fred Vasseur, actual jefe de la opción más 'tradicional' que tiene Newey encima de la mesa, es consciente de esa dificultad y da prácticamente por perdido el caso.

Sus palabras comienzan a sonar a resignación, un poco tirando a pasotismo. Y con la partida a punto de entrar en jaque mate para Aston Martin, Ferrari tiene que dignificarse, sacar pecho. "Siempre he dicho que el grupo es lo primero, y eso vale para los ingenieros, los pilotos y todo el personal. No es la suma de talentos lo que genera el rendimiento, sino la combinación adecuada de los factores", decía el viernes el suizo en Corrière dello Sport. El argumento se compra poniendo la lupa sobre la diferencia cultural: ¿Podría encajar Newey (ingeniero inglés) en Ferrari (escudería italiana) cuando la base de este está conformada por personas de su misma nacionalidad o de culturas más afines? Pero claro, ¿funcionará la sociedad entre Hamilton (piloto británico) y Ferrari (escudería italiana) por el simple hecho de que Lewis es siete veces campeón mundial e innegablemente bueno?

"El Paris Saint-Germain siempre ha fichado a los mejores, y sin embargo, nunca ha ganado la Champions League", argumentaba Vasseur de manera curiosa. "Nosotros, en cambio, vamos por buen camino", sentenciaba.

Escuchando esto, en el bando 'rival' se han dado por aludidos, considerando que eso del PSG es una clara comparación de la política de Aston Martin con la del club francés. Al fin y al cabo, desde que Stroll pone el dinero en el equipo (todavía eran conocidos como Racing Point) el número de empleados no ha parado de multiplicarse, añadiendo a la plantilla nombres como Dan Fallows, Enrico Cardile (procedente de Ferrari), Andy Cowell, Bob Bell... Está prohibido olvidar que Alonso heredó el asiento de Sebastian Vettel. Poniendo las cartas sobre la mesa está claro de qué pasta está hecho el ambicioso proyecto que se cocina desde hace años en Silverstone.

Pero ellos se defienden: "Es como si estuviera Messi en el mercado, ¿vas a decirle que no?". El símil (muy atinado, por cierto, aunque es algo malpensado creer que podría llegar a ser intencionadamente premonitorio) lo hacía Pedro de la Rosa en la previa de la sesión de clasificación en Zandvoort. El embajador, otro nombre que no pasa desapercibido en el paddock, defendía en DAZN la lógica que tiene interesarse y pelear por tales oportunidades de mercado. El plan de Aston Martin a largo plazo pasa por pelear por mundiales y victorias, aunque no rehúyen de la realidad, pero su convicción es firme y su sueño inamovible. Y De la Rosa está contento con la forma que va tomando: "El equipo está haciendo un trabajo espectacular a nivel de reforzar el equipo humano".

"Tenemos que crecer si queremos luchar contra Ferrari, contra Mercedes, contra todos los grandes, que tienen más personas y eso se consigue con el paso de los años". Y claro, si uno de los que ficha cada día en la oficina es toda una leyenda como Adrian Newey, mejor.