Argentina enloquece con el "efecto Colapinto" en la F1 y se agarra a la combinación 23 + 23: "Esto no se había dado nunca"
El argentino correrá lo que resta de temporada en Williams y la noticia ha provocado un estallido de emoción en su país.
Buenos Aires.- Son 23 años sin un piloto en la Fórmula 1 y serán, con él, 23 los argentinos en disputar carreras en la máxima categoría del automovilismo mundial. Cuando este domingo Franco Colapìnto acelere en Monza, todo un país recuperará una costumbre perdida, la de vibrar con uno de los suyos.
Es el "efecto Colapinto", un 23+23 que está llenando de emoción a una Argentina eminentemente "tuerca", que es como se conoce allí a los amantes del automovilismo. Amantes que son legión: aunque sin cifras concretas que sostengan la afirmación, los expertos coinciden en que las carreras de coches son el segundo deporte nacional, solo superado por el fútbol.
El problema que tenía el automovilismo era que hacía tiempo que Argentina se había convertido en espectadora distante de algo que amaba, que ama. No en vano, por años, una frase se repetía cuando alguno al volante se excedía en velocidad o audacia: "¿Pero quién te crees que sos, Fangio?".
Juan Manuel Fangio, cinco veces campeón mundial de la Fórmula 1, un récord que parecía inalcanzable hasta que Michael Schumacher lo igualó en 2002 y lo pulverizó luego con siete títulos en 2004. Más tarde llegaría Lewis Hamilton, con siete títulos entre 2008 y 2020 para situar a Fangio en el tercer escalón del podio de los más ganadores de la historia.
Pero la Fórmula 1 en Argentina no es solo Fangio, también es José Froilán González, que en 1961 logró en el Gran Premio de Gran Bretaña la primera victoria de Ferrari en la categoría. O Carlos Reutemann, que corrió 146 Grandes Premios con 45 podios y 12 victorias.
Subcampeón mundial en 1981, a sólo un punto del brasileño Nelson Piquet, aquella fue una temporada envuelta en polémicas y sospechas por parte del argentino hacia Williams, precisamente el equipo que hace debutar a Colapinto en la F1.
La pregunta es si estos recuerdos que se remontan a los años 50, 60, 70 y 80 enfriaron el entusiasmo argentino por la Fórmula 1. Y la respuesta es clara: no.
"Hay euforia y pasión por la Fórmula 1 en las generaciones más jóvenes desde hace al menos cuatro o cinco años", explica a Relevo Pablo Vignone, uno de los periodistas que mejor conoce y cuenta el automovilismo en América Latina.
"Drive to Survive", la serie de Netflix, "entusiasmó a esa generación que tiene una edad similar a Colapinto", de 21 años, añade Vignone, comentarista de automovilismo de ESPN y anfitrión de un encuentro virtual que reúne a los fanáticos del motor, el "Taller de Racing Class Latinoamérica".
El ascenso de Colapinto a la Fórmula 1 era esperado, pero no de forma tan fulminante como finalmente sucedió. Tras las experiencia relativamente fallidas de Esteban Tuero y, sobre todo, Gastón Mazzacane, hace un cuarto de siglo, Colapinto llega de una manera diferente. "Es una experiencia inédita", destaca Vignone. "Está sostenido por empresas privadas, con la excepción de [la petrolera] YPF. Esto no se había dado nunca".
Así, el recuerdo de Fangio y Reutemann, combinado por la pasión derivada de la serie de Netflix, reunirá este domingo ante la pantalla a un amplísimo público intergeneracional: abuelos, padres y nietos, por lo menos.
Aunque eso tendrá un costo. Históricamente, la Fórmula 1 se vio en la televisión abierta en Argentina, pero al irse perdiendo el vínculo con ella, la categoría terminó formando parte de la oferta de Disney: hay que pagar para ver las carreras, aunque más cerca del domingo quizás surja alguna sorpresa.
Es el regreso del automovilismo a lo más alto del deporte argentino, a la atención de todos después de un cuarto de siglo en el que la atención fuera del fútbol pasó sobre todo por el tenis y el baloncesto, además de otros deportes menos populares como el rugby, el hockey o el voleibol.
Entretanto, los argentinos se entretienen con su nueva estrella del deporte y los principales medios del país le dedican generosos espacios a todo lo que haga y diga. Generó risas y burlas el comentario de Ralf Schumacher, molesto porque Williams no eligió a su sobrino Mick, de que Colapinto al volante en Monza es "absurdo y no tiene sentido", y despertó admiración el ágil intercambio entre el joven piloto argentino y la entrevistadora de DAZN Christine Giampaoli Zonca.
En un país en crisis económica casi eterna, los ojos de los más fanáticos ya están puestos en el 3 de noviembre en Sao Paulo, sede del Gran Premio de Brasil: las reservas de vuelos y alojamientos en la mayor ciudad de Occidente comenzaron a crecer con fuerza desde que Colapinto devolvió a Argentina a la Fórmula 1.