Un campeón con dudas, Ferrari venido a menos y Fernando Alonso en el limbo deportivo: así vuelve la Fórmula 1 de las vacaciones
Un mes después del Gran Premio de Bélgica, la acción en pista vuelve este domingo 25 de agosto en los Países Bajos.
Poco ha llovido desde el pasado 28 de julio. Hace poco menos de un mes Spa-Francorchamps colgó el cartel de "cerrado por vacaciones" y lo más relevante hasta el día de hoy ha sido el fichaje de Carlos Sainz por Williams (una firma que estaba al caer pero pilló a todos por sorpresa), la lujosa incorporación de Jonathan Wheatley para la futura gestión de Audi en 2026 y la salida a la luz de una radiografía que demostraba la proeza de Oscar Piastri en Hungría: ganó con una costilla fisurada. El resto sigue tal y como lo dejaron las diez escuderías antes de hacer las maletas y parar durante todo este mes de agosto. Aunque eso no son buenas noticias en todos los casos.
Por ejemplo, Red Bull dejó su casa totalmente desordenada y nada más llegar de las vacaciones le tocará recolocar todo en su sitio. Algunos rivales le han comido a tostada a los austriacos en los últimos meses, con Miami como punto de partida del sorpasso, y su corona realmente peligra. Ya no tienen el monoplaza más rápido: hasta Bélgica, circuito para el que se preparan anualmente a medida, no hacían pole desde Austria. Y para colmo, el box es un polvorín.
Checo Pérez se libró del despido tras una reunión con los mandamases solo un día después de Spa. Aun con ese tema caliente (cayó de la segunda plaza a la octava en la carrera), Christian Horner y Helmut Marko decidieron no tomar medidas sobre un contrato que lo vincula a la escudería hasta 2026 y que siga siendo el escudero de Max Verstappen contra todo pronóstico. Del neerlandés poco más puede decirse. Ha sostenido al equipo austriaco en todos estos meses en los que ha estado sometido a una gigantesca presión y el rendimiento no ha sido el habitual. Hay casi unanimidad en el paddock a la hora de hablar de él como el mejor de la parrilla.
McLaren tiene mucho sobre lo que reflexionar en esta vuelta, si es que no lo ha hecho ya en estas tres semanas. El equipo papaya puede decir que tiene un monoplaza a la altura de su marca muchos años después y la posibilidad de que al menos el equipo sea campeón mundial (solo 42 puntos los separan de Red Bull en la clasificación de constructores) es más realista que nunca. Lando Norris y Oscar Piastri por fin tienen un coche capaz de ganar carreras, y ambos han cumplido ya.
Sin embargo, no han demostrado estar verdaderamente preparados para ser campeones. La sensación es que están verdes, que no están hechos aún de esa pasta y que la posibilidad de asaltar la cabeza les ha pillado a contrapié. De ahí la desastrosa gestión en el Hungaroring. Si en el parón vacacional han realizado terapias grupales el Mundial está abierto. Si no, cuesta imaginar que ellos puedan destronar a Verstappen.
Ferrari es la tercera clasificada. Que no es lo mismo que ser la tercera fuerza. Los italianos han dado un importante paso atrás en su rendimiento en pista, algo mortal en la carrera aerodinámica que se vive desde el cambio de reglamento, un error del que no aprenden después de haberlo cometido también en 2022 y 2023. Desde que Charles Leclerc vendiera su alma al diablo para ganar por fin en Mónaco los coches rojos no vuelven a mostrar un potencial similar a aquel fin de semana, en el que hicieron pole, victoria y doblete en el podio.
La mejor noticia para ellos es que la ambición sigue intacta y que Carlos Sainz por fin ha sellado su futuro y puede enfocarse del todo en correr cada fin de semana, libre del runrún que rondaba en su cabeza. Ambos pilotos saben ya lo que es ganar este año y, visto lo visto, nadie puede descartar una sorpresa por parte de un equipo que es capaz de lo peor y de lo mejor. Tanto Sainz como Leclerc siguen en la pomada.
Mercedes sí es la tercera fuerza. O la segunda, depende a quién le pregunten. Las flechas plateadas han resurgido de sus cenizas cuando absolutamente nadie daba un duro por ellos, ni siquiera en su propio equipo se creían capaces de dar un salto tan largo en cuestión de días. Desaparecidos en Mónaco, fueron los más rápidos en Canadá, donde solo los errores individuales de George Russell y Lewis Hamilton evitaron ver la primera victoria de los alemanes. La completaron en Austria (con una abundante pizca de fortuna), y desde entonces no bajan del podio, ganando además en Silverstone y Spa. Tres triunfos, por los dos de Ferrari y McLaren.
Asusta ver cómo Mercedes ha avanzado y ahora es candidata a todo. En la propia institución insisten en que no, en que es tarde para ellos, pero todavía quedan diez rondas por disputar. El ritmo que muestren en Zandvoort, Monza, Bakú y Singapur, las próximas cuatro paradas antes de un nuevo parón de tres semanas y que preceden al tirón final del campeonato, marcarán sus opciones.
De Aston Martin pocas líneas más pueden escribirse. Han corrido ríos de tinta cada semana sobre el estado de sus mejoras y 'peoras', el momento deportivo y emocional de Fernando Alonso y los movimientos internos que no terminan de hacer que el engranaje esté del todo aceitado para funcionar correctamente. A pesar de todos los obstáculos, son el quinto mejor equipo, su principal objetivo, y es lo más importante para ellos.
Las últimas semanas por fin han mostrado un mensaje positivo de Alonso, dejando caer que empiezan a entender los cambios introducidos en su coche en los últimos meses. "Aprender" ha sido la premisa de los británicos en lo que va de 2024, para poder actuar en consecuencia de esos conocimientos en la segunda mitad de temporada y de 2025 en adelante. Ahora mismo poco jugo más pueden sacarle Alonso y Lance Stroll al AMR24.
La mitad baja de la parrilla solo opta a amargar aún más a Aston Martin. RB Visa Cash App es la que más de cerca mira a los ingleses, sextos con 34 puntos por los 73 del equipo de Lawrence Stroll. El rendimiento del filial de Red Bull ha sido irregular, brillante en varios trazados y desastroso en la mayoría, y solo Yuki Tsunoda parece ser consistente. Daniel Ricciardo sigue en medio de un triángulo que hace bailar su futuro: entre la continuidad en RB, el ascenso a un coche campeón o, directamente, el despido de la Fórmula 1.
Haas ha dado la sorpresa y no se espera que se mueva de su actual posición. Después de ser los marginados de la parrilla (esa condición la ha heredado Sauber, sin puntos en 14 carreras y, por tanto, poco más que añadir a dicho dato) han saltado hasta el séptimo lugar gracias a un rendimiento asombroso de Nico Hulkenberg, no tanto de Kevin Magnussen.
Alpine y Williams han sido dos grandes decepciones. Sobre todo los de Grove, que en 2023 mostraron brotes verdes y en 2024 se han estampado contra un muro de realidad. Cabe recalcar que los cuatro mejores equipos, con ocho coches posicionados casi siempre en los diez puestos que otorgan puntos, tampoco dan demasiado su brazo a torcer, lo que limita evidentemente a los que no disponen de monoplazas tan veloces. De Alpine basta con recordar los continuos piques Ocon-Gasly y posterior despido del primero para ejemplificar su horrorosa temporada. Recientemente, también ha salido Bruno Famin, jefe de equipo interino, y la fabricación de un motor propio de este año en adelante está en entredicho. Por tanto, los franceses viven en una incógnita general.