CICLISMO

La realidad que esconde el auge del ciclismo femenino: "Si no consigo un sueldo, busco trabajo mañana mismo"

La ciclista Isa Martín, participante en el critérium Reinas de la Alhambra, refleja a la perfección el sentir de muchas ciclistas en su intento por consolidarse en la élite.

Daniel Arribas
Salvador Fenoll

Daniel Arribas y Salvador Fenoll

Cada vez son más las niñas que sueñan con ganar el Tour de Francia. Puede parecer pretencioso, sí, incluso una afirmación que roza la ensoñación, pero es la realidad en un país, el nuestro, donde el ciclismo femenino ha crecido como la espuma en el último lustro. Primero llegó la fundación del Movistar Team femenino, en 2018, luego tuvo lugar el renacimiento del Tour, en 2022, y lo último, ya este curso, ha sido la consolidación de varias pruebas WorldTour en el calendario.

"Yo he estado desde los 18 años intentando que mi principal fuente de ingresos fuera la bicicleta, pero no lo ha sido hasta este año", reconoce Isa Martín, quien con 25 años se había dado un ultimátum para subirse al tren del profesionalismo. "Justo antes de que en 2024 saliera la normativa de que el pelotón femenino iba a tener unos mínimos [de salarios], yo ya había tenido una conversación con mis padres en la que les dije, si yo no tengo un sueldo de la bici, lo voy a tener que tener de un trabajo".

Las lesiones, claro, no ayudan en una travesía en la que por momentos se emborrona el horizonte. "He tenido una época mala ahora, la verdad. Tuve una fractura de tobillo en 2021 y fue súper duro, pero es que este año he sufrido dos fracturas de clavícula en cinco meses", explica Martín, participante de lujo en la segunda edición de Reinas de la Alhambra, el critérium femenino organizado por Relevo, la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía en colaboración con la Diputación de Granada y el Ayuntamiento de Granada.

Isa Martín, participante en el critérium 'Reinas de la Alhambra', en Granada. SALVADOR FENOLL
Isa Martín, participante en el critérium 'Reinas de la Alhambra', en Granada. SALVADOR FENOLL

"Entre una cosa y otra, esas lesiones han provocado que haya sido imposible para mí estar en un sitio mejor o en un equipo más potente", cuenta la pucelana. "Lo más duro, al menos para mí, era no sentirme competitiva. Yo no me monto en la bici para acabar la carrera; yo me monto para intentar hacer algo, aunque no la vaya a ganar. Ganar una etapa de La Vuelta es muy difícil, imposible casi, pero estar escapada o tener cuota de pantalla es un objetivo real".

Este curso, sin embargo, Martín no alcanzaba ni esos objetivos más tangibles. "Es en esos momentos cuando necesitas a la gente de tu entorno, a tus seres queridos. Sobre todo, para que te puedan apoyar y te ayuden a volver a empezar", indica. "El problema es que luego cuando te montas en la bici no eres la misma. Si eres capaz de llevar ese proceso bien, después de un tiempo volverás a ser tú misma, pero es duro, te lo aseguro".

Isa Martín, participante en el critérium 'Reinas de la Alhambra', en Granada. SALVADOR FENOLL
Isa Martín, participante en el critérium 'Reinas de la Alhambra', en Granada. SALVADOR FENOLL

La realidad, en cualquier caso, es que las grietas que separan el ciclismo formativo de las condiciones ideales todavía no han logrado sellarse. "La base tiene que consolidarse muchísimo más", señala Martín. "Tiene que regularse todo muchísimo más, porque faltan cosas, faltan medios, falta gente, faltan auxiliares, y eso se traduce en precariedad. Al final, vas a las carreras y no estás en igualdad de condiciones con otras profesionales".

"Antes, gente sin sueldo, que trabajaba y estudiaba, estaba disputando La Vuelta a España", sentencia. "Claro, las diferencias eran abismales, y tú eso lo notas en muchísimos detalles. Ahora, las cosas parece que están algo mejor, pero siento que esa profesionalización todavía no ha llegado del todo. Los tiempos han cambiado, sí, pero no en todo, y solo deseo que lo que me pasó a mí no les pase a algunas compañeras, porque probablemente se cansen antes que yo".