CICLISMO

El 'Squalo' Vincenzo Nibali, 14 años después: "La gran emoción de esa Vuelta fue mi duelo con Ezequiel Mosquera"

El legendario ciclista italiano evoca en Relevo su victoria en la Vuelta a España de 2010.

Vincenzo Nibali ganó La Vuelta en 2010./La Vuelta
Vincenzo Nibali ganó La Vuelta en 2010. La Vuelta
Julio Ocampo

Julio Ocampo

Vincenzo Nibali (Messina, 1984), retirado desde hace dos años, forma parte de ese selecto club de vencedores seriales y caníbales. A su triple corona (Giro -2-, Tour y Vuelta), se le suman además algunas clásicas-monumento. De todo eso habla con Relevo, con quien se detiene particularmente para desgranar el origen de todo, concretamente en esa escalada de la Bola del Mundo en 2010. Ese Alto de las Guarramillas, bastión de la cadena montañosa de la Sierra de Guadarrama (2.200 metros de altura), el lugar donde el tiburón fue un toro que ya venía de subir el Puerto de Navacerrada y esprintar en Alpedrete. ¡La Vuelta duele!

Venciste La Vuelta 2010, dos décadas después del último italiano: Marco Giovannetti. Recuerdo la rivalidad con el gran escalador que era Ezequiel Mosquera, quien ganó -con asteriscos- esa etapa lluviosa y con niebla (tramos del 20% de pendiente). Tú venías de ser el gregario perfecto de Ivan Basso en el Giro.

Recuerdo la crono inicial de Sevilla. Estábamos muy fuertes ya desde el inicio. Después, lógicamente, la batalla con Mosquera hasta el final, concretamente hasta la etapa de Bola del Mundo.

Era tu debut en la Vuelta a España, y lo culminaste con una gran victoria en la Bola del Mundo.

En realidad, fue Mosquera quien ganó. Yo llegué segundo, pero después me dieron el triunfo. De todas formas, en esa penúltima etapa ya saboreé la sensación de haber logrado ese triunfo en una gran vuelta, aunque aún faltara el paseo de Madrid.

Para los que no lo sepan: Mosquera -segundo en la general- fue posteriormente procesado por dopaje. Fue suspendido, aunque años después la justicia ordinaria le absolvió. Peter Velits y Purito Rodríguez completaron el podio reestructurado. ¿Hubo algún pique con Joaquim en aquella Vuelta?

Con Purito Rodríguez me enfrenté mil veces en otras tantas batallas. Fue un gran rival, pero sobre todo un amigo. Pero la gran emoción de esa Vuelta fue, sin duda, con Ezequiel Mosquera. De principio a fin.

¿Por qué la corriste?

Fue una decisión compartida con el team (Liquigas), aunque sin duda la que más me gustaba correr era el Giro. Ese año quedé tercero. La Vuelta a España ha sido un capítulo importante, sobre todo porque la corría por vez primera como líder. Tengo muy buenos recuerdos, sí. Especialmente de la etapa final en Madrid. Fue sensacional.

Antes de adentrarnos en el décimo aniversario de tu victoria en la Grande Boucle, queremos preguntar por tus impresionantes dotes en el sterrato. Ese dominio fue un valor añadido importante en toda tu carrera.

Siempre me gustó. Lo veía, entraba, controlaba la bicicleta y, simplemente, me divertía. Mucho.

El Tour, ya en Astana, lo ganas delante de dos franceses: Péraud y Pinot.

No te olvides de Valverde, cuarto tras perder el podio en los últimos días. A propósito, magnífico también Purito, que optaba a ganar etapas individuales. En definitiva, fue un Tour complicadísimo. Llovió mucho, y todos teníamos miedo de caer, especialmente en los días que tocaba pavé.

Tu simbiosis con el pavé fue total.

Teníamos todos un cierto temor, pero al final hay que afrontarlo siempre con la debida precaución. No con miedo, sino incluso con la malicia necesaria para poder dominarlo. Así es como se enfrenta uno a él, pero no es fácil.

Los favoritos, inicialmente, eran Contador y Froome. ¿Cómo gestionaste la rivalidad con ambos?

No era nada nuevo para mí. Estábamos habituados a competir por la victoria final ya los tres. Comenzamos en algunas pruebas italianas, como la Tirreno-Adriático que gané en 2013 (Froome y Contador segundo y tercero, respectivamente), luego coincidimos en el Dauphiné antes de ese Tour que mencionas… Ellos fueron mis grandes rivales durante muchos años, sí. Fue bonito de ver.

Alberto Contador se cayó a falta de 95 kilómetros de meta en la etapa de La Planche des Belles Filles. Antes lo habían hecho Cavendish o el propio Froome. Todos se retiraron antes de tiempo. ¿Respiraste?

Siempre respiro, pero sobre todo porque estoy muy seguro de mí mismo. Por nada más, sinceramente.

Anquetil, Merckx, Gimondi, Hinault… De todos los que han conseguido la triple corona, ¿quién crees que ha sido el mejor de todos los tiempos?

Quizás, Bernard Hinault.

¿Podríamos comparar -superficial y maniqueamente- a Hinault con Pogacar?

Es el fenómeno del momento. Con la edad que tiene ya ha ganado todo lo habido y por haber. Eso sí, le faltan La Vuelta y el Mundial. Hablamos de un ciclista estratosférico. Muy rápido, muy diferente también a mí.

De tus clásicas-monumento mención especial para el Giro de Lombardía del 2015, delante a Daniel Moreno (Katusha). ¿Lo recuerdas? También ganaste en 2017. La vitrina la completaste con la Milán-San Remo de 2018.

Claro que lo recuerdo. También estaba por ahí Valverde, a quien temía mucho más. Luego, en 2017, me enfrenté a un grandísimo Gianni Moscon (3º) … Pero, volviendo atrás, no pensaba en Moreno, sinceramente. Sólo estaba centrado en preservar la distancia adquirida en la bajada. Nada más.

¿Cuánto tardaremos en ver un Alejandro Valverde de nuevo?

El más similar está ya aquí: Tadej Pogacar.