LA VUELTA

Roglic y Vingegaard vuelven a torturar a Kuss en el Angliru

Jumbo-Visma arrasa de nuevo en el mítico coloso asturiano, con nueva cuita entre sus líderes y un Mikel Landa voluntarioso plantando cara hasta el final.

Primoz Roglic, victorioso en la cima del Angliru por delante de Jonas Vingegaard. /UNIPUBLIC / SPRINT CYCLING
Primoz Roglic, victorioso en la cima del Angliru por delante de Jonas Vingegaard. UNIPUBLIC / SPRINT CYCLING
Fran Reyes

Fran Reyes

Libertad, reivindican los Jumbo-Visma en esta Vuelta con sus ataques y aceleraciones, y buen rollo, comunican con carantoñas y abrazos en meta. Sepp Kuss en quien más los da, y también quien más recibe cada vez que se abren las hostilidades; el rival más débil frente a dos vueltómanos contrastados como Primoz Roglic y Jonas Vinegaard, y también el líder que se ve desamparado ante el canibalismo de sus compañeros. "Me di cuenta de que Kuss se descolgaba, y fue raro, pero yo sólo puse mi propio ritmo", se disculpa Roglic, ganador este miércoles en el Angliru. "Me gustaría que Sepp ganara esta Vuelta", desea Vingegaard, que el martes le metió un minuto en Bejes. "Acordamos al principio de la semana que todo el mundo puede jugar sus bazas", aclara Grischa Niermann, director deportivo de Jumbo-Visma.

La del Angliru fue una etapa clásica asturiana. Clásica era la meteorología con esa bruma que enfría y asfixia. Clásica era la tesitura, con sensación de jornada decisiva. Clásicas eran las subidas, Colladiella, Cordal, Angliru, pendientes conocidas para obligar a los ciclistas a exigirse y confundir su respiración con el soniquete de cadenas, cambios y pedales, al estilo del 'Barganaz' de Hevia.

Intensa y exigente, cada uno de sus 124 kilómetros contó. De partida, porque se tardó siglos en conformar una escapada que acabó por dejar solo en cabeza a un Remco Evenepoel (Soudal-Quick Step) dispuesto a buscar una victoria épica. Otro amigo de la cabalgada, Marc Soler (UAE Team Emirates), arriesgó y perdió su sexto puesto de la general arrancando ya en la Colladiella tal y como arrancaba en los Lehendakaris, solo y desbocado.

Las ofensivas de ambos se vieron frustradas por la determinación de un poderoso Bahrain Victorious. Antonio Tiberi y Damiano Caruso se fajaron para empatar la carrera en el Angliru, atrapando a los aventureros a 6 kilómetros de meta. En respuesta a un demarraje de Romain Bardet (Team dsm-firmenich), cazador de etapas sin muescas en el revólver durante esta Vuelta, Wout Poels abrió gas y cribó el grupo de favoritos. Primero cayó, cómo no, el siempre sufriente João Almeida (UAE Team Emirates); luego lo haría su compañero Juan Ayuso, y después Enric Mas (Movistar Team).

La Cueña les Cabres, rampas del 24% en las que ponerse de pie sobre los pedales es tan tentador como arriesgado, recibió sólo a cinco hombres y dos equipos en cabeza de carrera: Poels y Landa, por Bahrain; y los trillizos cainitas de Jumbo-Visma, Sepp Kuss, Jonas Vingegaard y Primoz Roglic. Fue el esloveno quien se lanzó cuando la carretera más apuntaba hacia el cielo, separándose metro a metro de Landa y también de Kuss y Vingegaard, pacientes y respetuosos a rueda del alavés hasta que pudieron remacharle y formar al frente una tercia que, para desgracia de Kuss y su maillot rojo de líder, se tornó en dúo a dos kilómetros de meta.

Los últimos minutos de carrera dispusieron una fascinante tensión fratricida. Roglic tiraba con Vingegaard a rueda; Kuss se refugiaba tras un Landa particularmente "motivado" por ganar en el Angliru que se convirtió en su mejor gregario. Una vez más, la sangre de Jumbo-Visma y La Roja no llegó al río: Roglic ganó la etapa sin esprintar con Vingegaard; Kuss retuvo el liderato por 8" tras rebasar, disculpándose, a Landa en busca de la bonificación. La normalidad en esta Vuelta es que domine Jumbo-Visma. En el Angliru todo ha seguido igual; tal vez, un poco más igual de lo normal.