LA VUELTA

Roglic sentencia La Vuelta cumpliendo la profecía de sus rivales

El esloveno triunfa prácticamente sin oposición en Moncalvillo, descabalgando a O'Connor y distanciando a Mas y Carapaz, que ya sólo pueden pensar en el podio.

Roglic celebra su triunfo de etapa y el liderato de la Vuelta. /EFE
Roglic celebra su triunfo de etapa y el liderato de la Vuelta. EFE
Fran Reyes

Fran Reyes

Para conseguir algo es muy importante creérselo, claro, pero también que se lo crean los demás. Todo el pelotón de La Vuelta preveía que este viernes, en el riojano Alto de Moncalvillo, Primoz Roglic iba a recortar los cinco segundos que le separaban de Ben O'Connor para ponerse líder de la general. "No me ha sorprendido que me atacara", reconoció el australiano, ya resignado a pelear por el podio, en Eurosport. "Estoy deseando que llegue el lunes para echarme una cervecita en una terraza". Tal era el espíritu derrotista de los rivales que nadie contestó a la aceleración del esloveno y sus compañeros a 6 de meta. Todos se rindieron a la profecía autocumplida: etapa y general para Roglic.

Red Bull comenzó a desequilibrar la etapa en su favor en torno al kilómetro 40. Fue entonces cuando, después de un largo tira y afloja, cuajó una escapada de cinco ciclistas con Isaac Del Toro (UAE Team Emirates), Edward Planckaert (Alpecin-Deceuninck), Fran Miholjevic (Bahrain Victorious), Simone Petilli y Vito Braet (Intermarché-Wanty) que el conjunto alemán podía controlar fácilmente.

El objetivo de partida era claro: que hubiera bonificaciones en juego en la cima de Moncalvillo. No obstante, los Red Bull consiguieron mucho más: convencer a todos sus rivales de que eran superiores, de que la carrera era suya. La ventaja nunca superó los seis minutos y fue anulada justo al pie de la ascensión final, discurriendo la competición sin más sobresaltos que un ensayo de abanicos mediado el recorrido y la invasión de la calzada por parte de un perro al paso por Haro.

Culminado el trabajo de Patrick Gamper y Nico Denz, fueron Giovanni Aleotti y Roger Adrià los Red Bull encargados de reducir el pelotón en las primeras estribaciones de Moncalvillo. A 6 de meta, el catalán se abrió y tomó su testigo Daniel Martínez con Aleksandr Vlasov, Primoz Roglic y Florian Lipowitz a rueda. Este último empezó a sufrir, incapaz de seguir el explosivo paso de su coequipier colombiano, y cedió un par de metros de hueco antes de abrirse, reventado. Richard Carapaz y Enric Mas se miraron entre sí, y no se movieron. "Ni Richard ni yo reaccionamos porque sabemos que Primoz es muy bueno en este tipo de esfuerzos", reconoció el español en meta.

Martínez y Vlasov continuaron su trabajo y dejaron a Roglic con medio minuto de ventaja sobre sus desorganizados y diletantes perseguidores con sólo cuatro kilómetros para el final: un paseo triunfal para un ciclista como el esloveno, que como Mas asume es excelente en estos contextos. Por mucho que el mallorquín lograra despegarse de los demás, no le sirvió para acercarse al líder de Red Bull y nuevo dueño de La Roja en detrimento de un Ben O'Connor que la ha defendido de forma valerosa, pero limitada. El jefe de filas de Movistar Team acabaría siendo superado por actores secundarios como David Gaudu y Mattias Skjelmose antes de meta; Carapaz, por su parte, cedería más de un minuto respecto a Roglic.

Con este inapelable triunfo en Moncalvillo, Primoz Roglic (Red Bull-Bora-Hansgrohe) se aúpa al primer puesto de la general con 1'54" sobre Ben O'Connor (Decathlon-Ag2r La Mondiale), 2'20" sobre Enric Mas (Movistar Team) y 2'54" sobre Richard Carapaz (EF Education-Easy Post) a falta de dos jornadas para la conclusión de La Vuelta. La etapa de este sábado, en Burgos, encarna el punto débil del esloveno con una acumulación de esfuerzos que frisa los 5.000 metros de desnivel y un agónico final en alto en Picón Blanco. La del domingo, contrarreloj final en Madrid, juega en su favor frente a sus rivales, todos escaladores puros.