Ben O'Connor da un golpe en la mesa, se pone líder y es favorito para La Vuelta

Hay días que parece que no, pero al final sí. Etapas en las que en la salida se apunta siesta pero de repente la carrera se pone a rodar más rápido, los nervios se disparan y ocurre algo, cualquier cosa, que hace de esa tarde anodina una que termina por marcar lo que queda de La Vuelta.

El recorrido entre Jerez y la Yunquera no daba para pensar en todo eso, pero las etapas no solo lo que dice el libro de ruta tanto como lo que dictan los propios ciclistas. Y Ben O'Connor decidió que esta tarde pasasen cosas.

El australiano se metió en la fuga del día, que arrancó a 110 kilómetros de meta. Era, al principio, un grupo grande, de esas fugas medio consentidas que marcan la fisionomía de los primeros días de cualquier gran vuelta de tres semanas. Se supone que el guion siempre es el mismo, unos pocos ciclistas se van, colaboran, el pelotón controla y, en algún momento, deciden subir el ritmo para engullir a los valientes y proponer un sprint final en la etapa.

Lo que pasa es que, en ocasiones, los corredores que está adelante son un poco mejores y los de detrás se confían. Las distancias se alargan y, cuando atrás se quieren dar cuenta, se ha montado un circo importante y ya no hay espacio para recortar distancias y dejarlo todo igual.

O'Connor hizo un etapón, ganó en La Yunquera y se puso líder. Eso en otros muchos tampoco querría decir nada, un día de gloria para perder pronto esa condición, pero con el australiano no es tan sencillo. Él es un gran corredor, tan bueno que aunque no fuese de antemano favorito para ganar la carrera no se le puede descartar tampoco. Menos con la exhibición que ha dado por Andalucía.

Al fin y al cabo, en su historial hay un cuarto puesto en el Tour, otro en el Giro y un octavo en La Vuelta. No ha ganado, no todavía, pero esos resultados son una demostración de que aguanta, es capaz de resistir las tres semanas a buen nivel. Y la ventaja que le ha sacado a Roglic esta jornada, es significativa.

6.35 sacó al pelotón, que cuando se dio cuenta del drama fue incapaz de ponerse de acuerdo para tirar bien, poner velocidad y recortar la distancia. 4 minutos y 51 segundos sobre Roglic, que es mucho. Ahora el esloveno pierde el rojo en su maillot y tiene que empezar a pensar en O'Connor como un rival. Quizá como el rival. Uno, además, que le saca cierta ventaja, así que en su equipo tienen que empezar a plantearse cuál es la mejor manera de desbancar al rodador del Decathlon AG2r La Mondiale.

Queda mucho, por supuesto, mucho llano, mucha montaña, muchos días para trabar emboscadas. Ben O'Connor ahora es el líder y también es un corredor con galones suficientes para pensar en cosas grandes. Los que van primeros vuelan, sobre todo si no están acostumbrados. Es cierto, hay corredores de mayor talento en el pelotón, habrá mucha guerra por el camino. Pero para desbancarlo van a necesitar mucho, mucho esfuerzo.