LA VUELTA

Otra muesca en el revólver de Jesús Herrada: la "buena persona" que se convirtió en "un 'killer'"

El conquense, definido por sus rivales como un "monstruo" de las escapadas, sumó su tercera victoria de etapa en La Vuelta para ampliar un palmarés de impresión.

Jesús Herrada celebra su victoria de etapa en La Laguna Negra de Vinuesa. /UNIPUBLIC / SPRINT CYCLING
Jesús Herrada celebra su victoria de etapa en La Laguna Negra de Vinuesa. UNIPUBLIC / SPRINT CYCLING
Fran Reyes

Fran Reyes

Vinuesa. - "Hay ciclistas que destacan por su talento, otros por su raza… y yo a Jesús lo destacaría por su elegancia". Así definía Pablo Lastras a Jesús Herrada en 2015 cuando eran compañeros de equipo en Movistar Team. En aquel entonces, el abulense era su tutor sobre la bicicleta. "En su primer año de profesional le llevaba a cabeza del pelotón para ponernos a relevar a tope, y que sufriera a mi ritmo, y él respondía. Muy pronto, Jesús se hizo más fuerte que yo". Lastras le veía un futuro de "campeón", con una salvedad: "Su único defecto es que es demasiado buena persona. Eso, en un mundillo como el ciclista, puede ser contraproducente. Debe aprender a hacerse valer, a pegar un golpe sobre la mesa de vez en cuando".

"Es un 'killer'". 8 años y 14 victorias después, Jesús Herrada (1990, Mota del Cuervo) es definido así por Rubén Fernández, su compañero de equipo tanto en Cofidis como en Movistar. La experiencia es un grado y el tiempo no pierde tiempo. Herrada sigue siendo buena persona, pero ha aprendido a dar golpes sobre la mesa. El mayor lo propinó en el invierno ciclista de 2017, cuando abandonó la rígida jerarquía de un conjunto telefónico entonces entregado a Nairo Quintana y Alejandro Valverde para convertirse en jefe de filas de Cofidis. El equipo galo le brinda un espacio deportivo a su medida: tanto como para permitirle no acudir al Tour de Francia, cita que no le gusta, para centrar el tiro en La Vuelta, una prueba a la que profesa "un cariño especial".

Esta mañana apuntó a la fuga. Todo el pelotón sabía que la escapada contaba con grandes opciones de prosperar: por lo amable de la altimetría, que no permitía escaramuzas para la general, y por lo insidioso del final en alto en la Laguna Negra de Vinuesa, que descartaba a los velocistas. Fueron más de 50 kilómetros de pelea a brazo partido en los que Herrada gastó alguna bala, pero acabó acertando en la diana de un grupo de dos docenas de ciclistas que amenazaba con romperse en cualquier momento. En él figuraba Geraint Thomas, líder de Ineos Grenadiers, junto a su poderoso rodador Filippo Ganna: una solución, por cuanto marcaría un ritmo sostenido que impediría una 'fuga de la fuga'. En él figuraba Romain Grégoire, talentino de Groupama-FDJ: un problema, por cuanto le había derrotado en una etapa del reciente Tour du Limousin.

"Pero que no he podido hacer nada", decía el galo a posteriori, en los micrófonos de Eurosport. "Herrada es un monstruo en escapadas como ésta". Efectivamente, el conquense se gestionó a la perfección: "Sabía que era un buen final para mí, que debía guardar hasta el último momento y que tenía 300 metros buenos en las piernas". Un 'killer'. "Cada uno con sus características. Yo tengo esa capacidad, ese esfuerzo final; ese sprint, especialmente si la meta pica para arriba… Y lo aprovecho cuando puedo, sufriendo mucho como todos".

No estaba siendo una Vuelta sencilla para Herrada. "Con los primeros días de lluvia en Barcelona y Andorra, acabé medio acatarrado". No pudo jugar sus bazas en las dos escapadas que cogió, camino de Javalambre y Xorret del Catí. "Ahora que ha salido el sol ya estoy mejor y voy guardando fuerzas pensando en las victorias de etapa, que son muy importantes para Cofidis". Al conjunto francés le ha regalado tres triunfos en La Vuelta, siempre escapado: ésta de la Laguna Negra, una en Ares de Maestrazgo (2019; vengando la derrota de su hermano José frente a Ángel Madrazo, precisamente en Javalambre) y otra en Cistierna (2022). También dos días con el maillot de líder en 2018, cuando por fin conoció la gran ronda española.