LA VUELTA

Juegos de estrategia para la crono más rápida de La Vuelta: los equipos apuestan con el viento, los dientes y los horarios

La crono inaugural de la gran ronda española en Lisboa sirvió a todos los equipos para poner en juego sus tácticas de carrera.

Roglic, acoplado en su bicicleta durante la contrarreloj. /EFE
Roglic, acoplado en su bicicleta durante la contrarreloj. EFE
Fran Reyes

Fran Reyes

Todo el mundo está ansioso antes de la contrarreloj individual de una gran vuelta. Los nervios lógicos por el inicio de uno de los principales objetivos de la campaña se suman con el hartazgo por una anticipación demasiado larga. "Llegamos aquí el lunes y tantos días esperando a que arranque la carrera cansa", confía un mecánico. "Esta mañana hemos llegado aquí con el autobús a las 8:30 y el Movistar Team ya estaba aparcado en 'pole', junto a la salida", dice un masajista de un equipo rival. Cuando el aparcamiento es tan alargado como el dispuesto en la Rúa de Bélem lisboeta, entre el primer y el último autobús median más de un kilómetro de incomodidad y marea humana para ciclistas y técnicos.

En las conversaciones, predominan los dientes. Dientes por las sonrisas: todo el mundo está repleto de energía y feliz, pese al calor de la canícula lusa. Dientes por los platos y coronas: uno de los campos donde los equipos se miden, eligiendo cuidadosamente los desarrollos de sus corredores en busca de una ventaja competitiva. Dientes por Primoz Roglic: el esloveno se extrajo uno de sus incisivos el viernes por la tarde, resolviendo un problema que contaba con tratar durante la post-temporada y, sin embargo, requirió una solución urgente.

Con los desarrollos de la bici, la evolución ha sido enorme. "Hace 10 años estábamos con los platos ovalados, hoy con los platos de máximos dientes posibles, y supongo que dentro de 10 años nos habremos movido en otra dirección", resume un director deportivo. Cuantos más dientes delante (y menos atrás), más avanza el ciclista con cada pedalada… y más energía gasta. Siendo que la cadencia ideal oscila entre las 80 y las 100 por minuto, en función del deportista y de las circunstancias, el 'patrón oro' es dotar al ciclista del máximo desarrollo que pueda soportar durante la crono manteniendo la cadena lo más recta posible.

Un aspecto a tener en cuenta es el 'torque': la fuerza de rotación. Hay técnicos y ciclistas que priorizan un plato lo más grande posible, so pena de sumar uno o dos piñones más atrás; otros, en cambio, apuestan por limitar el número de dientes en el plato para no forzar dicho 'torque'. Otro factor importante es la tensión de la cadena: 'cruzarla' en exceso hacia la corona más pequeña o más grande puede ser peligroso (por forzar averías) o ineficiente (por provocar rozamiento). Lo óptimo, especialmente si va a haber cambios de desarrollo, suele ser una corona más central: en una piñonera normal de 11-32, tirar del 13 o el 15. No obstante, un buen cálculo puede permitir a la cadena ir recta también en los extremos.

La cifra que suele epatar son los piñones del plato. De los 55 dientes que se estilaban a inicio de siglo, hemos pasado a auténticas 'paelleras' como los 68 que usaron Joshua Tarling y otros Ineos Grenadiers, Wout van Aert y los Visma | Lease a Bike, Mathias Vacek y los Lidl-Trek o Nelson Oliviera (Movistar Team); también los 64 de Primoz Roglic y el resto de los 'gallos' de Red Bull-Bora-Hansgrohe son llamativos y casi antinaturales. A su lado, los 62 por los que apostó el UAE Team Emirates del ganador Brandon McNulty parecían pequeños.

El enorme plato de Affini.
El enorme plato de Affini.

Otro aspecto en que los equipos han jugado con la estrategia de cara a la contrarreloj son los horarios. El pronóstico meteorológico ha variado muchísimo en las últimas horas, particularmente en referencia al viento. Así, conjuntos como Movistar Team o EF Education-Easy Post optaron por colocar a sus líderes, Enric Mas y Richard Carapaz, entre los primeros en tomar la salida con idea de aprovechar un viento menos agresivo… y de ganar tiempo de recuperación durante la tarde. Terminar el ejercicio tres horas antes significaba, también, tres horas menos de estrés y nervios previos a la competición.

Cuando acaba la carrera, todo el mundo está tranquilo y casi aliviado. El recorrido ha estado azotado por rachas que ayudaban, de costado y favorables conforme avanzaba el recorrido. Las velocidades han sido altas: de hecho, ésta ha sido la contrarreloj más rápida de la historia con 57,2 km/h. Las diferencias han sido mínimas: nadie ha perdido más de un minuto, y la inmensa dureza acumulada a lo largo de La Vuelta anima a relativizar. Esto no ha hecho más que empezar.