Unos segundos que pasan a la historia de la Vuelta con el inicio de la etapa al lado de las cajas de un supermercado

La sexta etapa de La Vuelta a España aúna en su punto de partida a un periodista belga, que toma fotos del ambiente, un danés que graba varios totales y recursos para la televisión, un británico que habla con distintas personas en busca de pinceladas diferenciadoras... y a su alrededor, una fiesta nunca antes vista. Es el efecto logrado por la organización en Jerez de la Frontera. ¿Por qué? Hoy las bicicletas no han salido de una calle ni plaza, de un espacio común para el arranque de una etapa. Lo ha hecho desde un Carrefour.

Aunque más que un supermercado, parecía un circo. Se ha convertido en una especie de feria, repleta de gente -los aficionados se han hecho notar más que cualquier otro día de este vuelta ciclista- que gozaba antes de la salida de las colchonetas y castillos hinchables que completaban la experiencia. Pero lo verdaderamente flipante es ver a Wout van Aert, Primoz Roglic, Joao Almeida o Enric Mas salir desde la caja en la que los jerezanos ayer compraban provisiones para el hogar.

Parece una locura, pero es así. La Vuelta ha comenzado hoy su camino hacia Yunquera desde el Carrefour Sur Jerez de la Frontera. Y por mucho que costara imaginarlo, la organización ha medido al milímetro las necesidades de los ciclistas en un terreno que no ha resultado peligroso ni delicado. Todo estaba perfectamente montado, con vallas que marcaban el camino a seguir y protecciones en las columnas que podían llegar a obstaculizar el paso.

De los 185,5 kilómetros que dura en total el recorrido comprendido entre la ciudad andaluza y el municipio malagueño, unos ocho han sido dedicados para realizar el recorrido neutralizado y solamente 200 metros se han corrido dentro del supermercado. Menos de un minuto, vaya, pero unos segundos que pasan a la historia de esta competición. Años atrás se intentó hacer algo del estilo en Burgos, dentro de su emblemática catedral, pero las dificultades para diseñar el recorrido y el respeto de la organización por el monumento hicieron que los ciclistas tomaran la salida desde fuera del mismo.

En la edición de 2024 se ha dado el paso definitivo a materializar la idea, aunque en un edificio con algo menos de culto. Inma, trabajadora del local, asegura a Relevo que se sienten "como si les hubiera tocado la lotería". Han juntado a más de 400 trabajadores -entre su propia plantilla y otras sedes de la zona- para recibir y saldar con buena nota ese "premio", como lo califican entre los compañeros. Eso sí, a partir de las 15:00 horas, a vender de nuevo.

Entre los entendidos, se ve como una "evolución lógica". "Esto es ciclismo moderno, no me gustaría que se hiciera todos los días pero hacerlo de vez en cuando me parece bien", explica un periodista belga. Aunque no para todos es una noticia positiva, aunque sí les parezca una genialidad desde el punto de vista publicitario. Entre los 22 equipos participantes hay dos que no le encuentran la gracia a la iniciativa: Intermarché-Wanty (Bélgica) y Lidl-Trek (Estados Unidos), que como sus propios nombres indican, incluyen a otras dos importantes firmas de venta de productos. La competencia, básicamente.

Para la carrera, el negocio es redondo. Para ellos es una demostración de lo que una competición de ciclismo-de la misma manera podrían hacerlo el Tour de Francia y el Giro d'Italia, las otras dos grandes- puede llegar a generar en cuestiones económicas por cualquier negocio. En este caso, salir desde un supermercado atrae a fans de la competición (compren donde compren en su día a día) y los convierte en posibles clientes, claro. Los invita a su casa. Por tanto, hoy el departamento de marketing de La Vuelta está de enhorabuena.