Fernando Escartín sobrevive a la DANA años después de la letal riada de Biescas: "Tantos muertos en un camping tan pequeño... se te queda en la cabeza"

Vivir en primera persona uno de los desastres naturales más crueles de la historia de tu país es estremecedor. Sufrir en tus propias carnes, además, otra catástrofe más severa casi treinta años después ya roza el mal fario. Muy pocas personas, o tal vez nadie, haya vivido lo que Fernando Escartín, exciclista y director técnico de La Vuelta a España desde 2013: vivir con sus propios ojos la dureza de la riada de Biescas de 1996 y de la DANA de Valencia.

El caprichoso destino ha colocado a quien fuera podio en el Tour de Francia de 1999 en el epicentro de ambas tragedias. Escartín es natural de Aragón, pero residente en Alfafar, localidad valenciana devastada por el temporal. "De desgracias así no te olvidas nunca, las vives con mucha tristeza; pasan poco pero te hacen mella. Por fortuna y gracias a Dios, he podido sobrevivir a ambas", confiesa el exciclista a Relevo.

En su Biescas natal, provincia de Huesca, el agua dejó 87 fallecidos y 187 personas heridas hace casi tres décadas. Psicológicamente, asegura, "uno nunca se recupera". "Estuve allí cuando pasó, recuerdo que al día siguiente seguía sin bajar el agua, no daba crédito, me dolió mucho. Tantos muertos en un camping tan pequeño te pega muy fuerte, se te queda en la cabeza. Me acuerdo especialmente de la posición de los coches, uno encima de otro. Idéntico a ahora", explica sobre la tragedia del Camping Las Nieves, en 1996.

Escartín tiene clara la diferencia de aquel trauma con la DANA que ha arrasado estos días los alrededores de Valencia: "Allí pasó todo en una recta de unos 500 metros y aquí es un pueblo, y otro, y otro, y otro...". Las pérdidas humanas y materiales son igual de dolorosas. En Biescas o en Alfafar. "Ves gente que lo ha perdido todo, casas, empresas, coches, por aquí hay muchas pequeñas empresa y mucho autónomo que no va a llevar un sueldo a casa", lamenta.

Al oscense le pilló la DANA fuera de España, alejado de su familia, que sí se encontraba en Alfafar. "El martes volaba de vuelta pero se canceló y tuve que ir a Málaga. Allí cogí un coche hacia Valencia y me tuve que quedar en casa de una amiga de mi mujer", recuerda.

Tras dos eternas jornadas de incertidumbre, sin cobertura y con una comunicación intermitente con su mujer, hijo y suegros, Escartín volvió a casa. "Tenía la incertidumbre de no saber nada", relata. Su familia no sufrió las consecuencias climáticas ya que su inmueble se encontraba en una zona elevada. "Nos entró algo de agua, pero tuvimos mucha suerte porque hay gente que lo ha perdido todo".

Alfafar, zona muy afectada una semana después del día 'D', "ha mejorado levemente, aunque todo sigue muy destrozado". Escartín tiene claro que la reconstrucción "va a tardar mucho, hay mucha basura y parece que el barro no se va". Ahora, pide a gritos "maquinaria pesada porque esto es muy grande para despejarlo todo, antes, con los militares solo, no era suficiente".

El exciclista está impresionado con el tremendo esfuerzo de los voluntarios, sobre todo de los jóvenes. "Se asoman a las casas y preguntan si hace falta algo, veo muchos jóvenes echando una mano". Así, el aragonés reclama ayuda cuando la atención mediática disminuya en los medios: "Hay que estar ahí dentro de veinte días, cuando ya no estén las televisiones".