Ciclismo para valientes: Yates, Carapaz y Mas alegran La Vuelta en Granada
Una gran escapada dio al británico la victoria de etapa. El ecuatoriano, que también atacó, se queda tercero y el español lo intentó aunque no recortó distancia a O'Connor
Tres hombres y tres historias, tres grandes ciclistas que no han ido a la Vuelta a pasearse. Yates, Carapaz y Mas, tres corredores que aprovecharon el terreno que proponía la carrera, escarpado y duro, para despejar algunas cosas que podían estar en duda. Ataques, resistencia y sorpresa, muy buena mezcla para una muy buena etapa.
Por el paso de Hazallanas llega el primero Adam Yates. Le espera al final de la carretera Granada, con el sol en el cielo y abrazos para el ganador. Yates lleva todo el día escapado, primero muy acompañado, con 25 corredores más, en una de esas fugas enormes que se forman cuando nadie controla nada. Poco a poco el grupo se fue cribando, el paso de los kilómetros y el calor exprimía las piernas de los primeros valientes hasta dejarle solo. También tiene cierta lógica, Yates puede no haber empezado del todo bien la Vuelta, pero nadie duda de su talento como corredor. Tercero en un Tour, muchas veces aspirante. Ese nivel de ciclista.
El día había empezado con la retirada por Covid de Joao Almeida, su compañero y líder del equipo UAE. Eso proporcionaba al británico la opción de liberarse, no tener que vigilar, ni que acompañar, ni que marcar a nadie. Podía volar en solitario y es lo que hizo. A casi diez minutos que estaba en la general necesitaba demostrar que no había venido a España a pasearse. Así que desde el principio enseñó su gran motor y tiró y tiró hasta que se vio solo en Granada, retorciendo las ruedas sobre el asfalto, ya muy cansado después de tanto tiempo peleando contra el viento y la carretera en solitario.
Fue la mayor exhibición, pero no la única. Richard Carapaz no iba en el grupo de arranque, pero a 90 kilómetros de la meta, cuando quedaba un mundo, le entraron las ganas de obligar a los espectadores a jalearle. Fue un ataque seco al arrancar Monachil y los primeros espadas del gran grupo no vieron necesidad de seguirle. A seis minutos como estaba en la general el ataque sonaba más a locura transitoria que a poder culminar nada. Se equivocaron, el ecuatoriano, que también es un corredor de bandera, fue engullendo corredores de esos que iban goteando desde la fuga de delante. Uno tras otro hasta que le quedó solo Yates, el mejor de todos a quien no pudo cazar.
No solo fue segundo, sino que además logró recortar lo suficiente para pensar que se ha metido en la competición, ¿por qué no va a ganar Carapaz esta Vuelta? Puede no ser favorito, pero ha hecho lo posible por comprarse algunas opciones. La clasificación general dice que el ecuatoriano es tercero, a 4.32 de O'Connor que sigue líder y a solo 39 de Roglic, que llegó a esta carrera con la vitola de favorito y cada día ve más rivales acechando en el horizonte.
Atrás los favoritos miraban los cronómetros con preocupación. Estaban resucitando dos ciclistas más, mala receta cuando todavía queda tanta Vuelta. La jornada era muy dura y no había equipo que valiese para jerarquizar la carrera, todo un reto de supervivencia. Solo las piernas son la respuesta y, entre los favoritos, el que quiso intentarlo en la última subida a Hazallanas fue Enric Mas.
Es verdad que el reflejo del pasado hace que la afición española viva un poco decepcionada, pero en este caso en Mas no hay reproche posible. Quedaban 30 kilómetros para meta y los primeros iban a ser en una subida durísima, un puerto especial como aperitivo de la bajada tendida hasta Granada.
El español podía haberse refugiado en ese grupito en el que caminaba cómodo, pero quiso enseñar el maillot, acelerar el ritmo y dejar en el molde a Roglic y O'Connor, que son legítimamente sus rivales para ganar esta carrera. En la subida les clava un minuto de distancia, mucho tiempo para tan poco terreno.
Tiene un bonito montar, suelto en la bicicleta, como si las piernas no doliesen y las cuestas no le empujasen hacia atrás. Si alguna vez faltó la ambición, esta vez demostró lo contrario, quiere ganar esta carrera y no va a esperar a que le caiga del cielo. Rema y rema Mas incluso cuando llega la adversidad, que llegó. Cuando enfilaba la bajada la bicicleta le dio un susto, un resalto raro en el que solo su pericia a los mandos le hizo mantenerse en pie. Pudo ser una tragedia, pero lo salvó.
¡QUÉ SUSTO, ENRIC! 😱😱😱
— Eurosport.es (@Eurosport_ES) August 25, 2024
Salvadón de Mas en el descenso. Se libró de puro milagro de una durísima caída contra el quitamiedos.#LaVuelta24 | #LaCasadelCiclismo pic.twitter.com/7huAQQW3Jo
Mas no es el mejor bajador, en el pasado tuvo caídas y miedos que tuvo que tratar, pero en esta ocasión descendía a toda la velocidad posible y demostró también cierta fuerza mental para no resquebrajarse cuando estuvo cerca de caer. Lo que pasa es que la soledad es mala compañera para bajar un puerto y sus rivales fueron capaces de ir recortándoles poco a poco en el camino a Granada. Terminaron llegando todos en grupo, pero Mas ya había demostrado que no está en esta competición para ganar. Roglic y O'Connor ya lo saben.
"La sensaciones han sido muy buenas, ha servido más para el espectáculo que para coger algo de tiempo en meta. Nos quedamos con eso", decía el corredor tras la llegada. El lamento era lógico porque el esfuerzo "no ha servido de nada" aunque también sabe que estas demostraciones de fuerza nunca sobran. El resto ya sabe lo que hay y puede temerle.
En cuanto al susto, cuando estuvo cerca de irse al suelo, él mismo sabía que podía haber sido un drama mayor: "No sé si han sido las carreteras que he tenido unos cuantos sustos en las bajadas. Antes en la rueda de adelante y por culpa del viento, por querer corregir la trayectoria. Menos mal que había gravilla porque si no hubiera caído".
Mas, como Carapaz, también puede pensar en lo que queda con cierto optimismo. Ha demostrado que las piernas están a la altura, que si el nivel es este, él estará ahí. Mas lleva años siendo un corredor notable, la pregunta es si es capaz de dar un paso más y ganar una grande. Con todo lo difícil que es eso, quizá pueda ser esta la oportuna.