Antonio Tiberi, el ciclista que la romperá en 2024 para dejar atrás su sambenito: "Escojo el perfil bajo"
El prometedor ciclista italiano busca dejar atrás la mala fama causada por el asesinato de un gato en San Marino a base de brillantez deportiva y contrición.

La reputación es oxígeno, nitrógeno y argón; aire que se acumula a lo largo de una vida y se esfuma en un segundo. Todos los seres humanos estamos sujetos a un momento de debilidad que marque nuestra existencia; a un acto idiota, una frase equivocada o una decisión irreflexiva que nos despoje de todo lo que hemos cultivado con hechos, palabras, deseo, esfuerzo y las mejores intenciones. La espada de Damocles del descrédito pende sobre nuestras cabezas, y sólo hay una manera de que su punta nos hiera menos: ser indulgentes con los demás y juzgarles desde la conmiseración. Una empatía, si se quiere, egoísta: hoy eres tú quien porta el sambenito; mañana puedo ser yo.
"Pregúntale por el gato", grita desde la puerta del ascensor Damiano Caruso cuando nos ve saludar a Antonio Tiberi (2001, Frosinone), que tuerce el gesto ante la broma de su compañero de habitación. "El gato" es la fallecida mascota del ministro de Turismo de San Marino, el país donde reside este ciclista 'laziale' que, en un acto "estúpido e irresponsable" según sus propias palabras, el 21 de junio de 2022 disparó con una escopeta de aire comprimido por la ventana de su apartamento y mató al animal.
Este absurdo costó a Tiberi un proceso legal que se saldó con unos 4.000€ de multa; también su contrato con el equipo Trek-Segafredo, que le despidió; y, todavía hoy, un sambenito de 'matagatos' que jibariza su talla deportiva, que lamenta con pesadumbre y que le incomoda. Desoyendo a Caruso, no le preguntaremos directamente por el tema durante la entrevista; ya se ha hablado bastante sobre él, y hay asuntos más interesantes y menos manidos que abordar.
Team statement:
— Lidl-Trek (@LidlTrek) April 28, 2023
Trek-Segafredo and Antonio Tiberi have mutually agreed to part ways, effective immediately, after the rider's actions during his suspension did not meet our criteria for a return to competition.
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Campeón del mundo de contrarreloj como juvenil en 2019, Tiberi pasó por la categoría Sub-23 de forma efímera en el vivero Colpack donde también se formó Juan Ayuso y, después de tres temporadas conociendo el UCI WorldTour con Trek, se halla asentado desde junio del año pasado en un Bahrain Victorious que le mima como una joya y confía en sus opciones de despuntar ya este mes de mayo en el Giro de Italia. En cada carrera demuestra, con piernas y una actitud generosa, un talento desbordante. Conversa con Relevo en vísperas de la nonata Vuelta a Andalucía, en cuyos 4,95 kilómetros de contrarreloj finalizaría 3º. En su programa, antes de la 'corsa rosa': Tirreno-Adriático y Tour de los Alpes. Posteriormente, la posibilidad de La Vuelta.
¿Cómo ha sido tu pretemporada?
Muy intensa, y un tanto dura respecto a las anteriores; como tiene que ser, porque es mi cuarto año como profesional y las cargas de trabajo deben ir en aumento. He combinado la bicicleta con el gimnasio para fortalecer mi espalda porque arrastro secuelas de caídas pasadas.
Queda feia de Antonio Tiberi @uae_tour pic.twitter.com/BEz5SIn1IC
— O País Do Ciclismo (@opaisdociclismo) February 22, 2021
¿Cuáles son esas caídas que te han dejado secuelas?
Una se produjo en la meta de una contrarreloj del UAE Tour, en 2021. Otra fue también en una crono, en la Vuelta a Polonia, en la que fui arrastrando la espalda contra las vallas. Pero la peor, sin duda, se produjo en la Vuelta a Suiza de mi primer año como profesional: me caí en un descenso y me desportillé la escápula con un guardarraíl. Eso me provocó un defecto postural que debilitó un lado de la espalda e hipertrofió el otro.
En un ciclismo donde se evoluciona a toda velocidad, tú has optado por una progresión paulatina.
Así es. Pese a haber pasado muy pronto como profesional, no siento que haya quemado etapas demasiado rápido. He sido afortunado porque he estado en excelentes equipos, con técnicos muy buenos que han sabido hacerme crecer y llevarme por el camino correcto. También me han acompañado mis agentes, Johnny y Alex Carera; y mi propio padre, que compitió como ciclista y conoce el mundillo. Él ha sido fundamental para mi crecimiento: siempre me ha apoyado en mis entrenamientos y además me ha ayudado en cada decisión que he debido tomar.
¿Te genera incertidumbre ver la progresión fulgurante de 'quintos' como Pogačar o Evenepoel, que llegan al WorldTour y besan el santo mientras a ti se te resiste la victoria en primera división?
No. A mi parecer, cada persona tiene sus propios tiempos para crecer y desarrollarse y acaba por demostrar su valía tarde o temprano. Es una mera cuestión de tiempo, de trabajo, de dedicación: lo que todos los profesionales consagramos a la bici. Y, cuando el talento deba expresarse, se expresará.
¿De quiénes has aprendido el oficio del ciclista?
Mi referente en Trek era mi preparador Josu Larrazábal: me seguía muy de cerca. En mi primer año de profesional compartí habitación a menudo con Vincenzo Nibali para aprender de él: consejitos, formas de hacer y de ser, su perspectiva sobre la vida, cómo se comporta un ciclista importante centrado en las generales… También hice buenas migas con Jacopo Mosca, uno de los mejores gregarios que he conocido, que me ha enseñado a entender muchísimos errores que cometía y cuál era el momento correcto para hacer según qué cosas en carrera.
Cuando piensas en la época de Trek, ¿qué sensación prima? ¿El agradecimiento por la oportunidad? ¿La amargura por el final?
Qué puedo decir… El final de mi estancia en el equipo no fue el que quería ni el que me esperaba. Fue muy feo, para mí y para el equipo. Pero, en otros aspectos, siento que me han dado mucho, que me han enseñado, que he aprendido, que me brindaron la oportunidad de pasar a profesionales… y que se portaron muy bien conmigo, porque supieron darme tiempo y me permitieron crecer sin meterme demasiada presión. Es raro pasar a profesionales con un equipo WorldTour que no te presiona ni te revienta hasta la muerte trabajando para compañeros. Se portaron fantásticamente conmigo en ese aspecto. Me hicieron progresar, paso a paso, año a año, de la mejor forma posible.
¿Cuándo te diste cuenta de que eras un hombre de generales?
Desde que empecé a montar en bici, mi sueño era disputar las grandes vueltas. Mis carreras favoritas eran el Giro, el Tour… Y mis ídolos eran los vueltómanos: Alberto Contador, el propio Nibali… Luego fui creciendo dentro del ciclismo y vi que mis características se ajustaban a este tipo de carreras: que en la contrarreloj me sé defender muy bien, casi como si fuera un rodador nato; y que en las subidas me siento muy cómodo. Todo esto me hizo pensar que podía dar el 'do de pecho' en rondas por etapas. En estos últimos dos años, ya más concentrado en ellas, me he dado cuenta de que puedo llegar muy lejos.
Tu planta, 1,82 metros y 62 kilos de peso, corresponde con la del vueltómano moderno. Sois tan diferentes del escalador pequeñito y muy delgado que se estilaba hace 15 ó 20 años…
Sí, ¡qué finitos eran! [ríe]. Ahora no se puede ser especialista; hay que andar en todos los terrenos. Porque hay jornadas que son duras, pero con subidas no muy largas en las que prima potencia. Luego hay etapas de alta montaña en los que se necesita ligereza. Y, encima, en estos años la contrarreloj se ha convertido en una faceta fundamental. Las grandes vueltas se están resolviendo en las cronos…
En la Vuelta a España de 2022, tu primera 'grande', Mads Pedersen elogió tu trabajo de cara a los sprints contando que habías logrado estar con el 'treno' hasta tres kilómetros de meta.
Sí… Aquella Vuelta me vino muy bien. Me hizo crecer mucho en el aspecto ciclista; recogí muchísima experiencia. Sobre todo, por compartirla con Mads Pedersen, un campeón con mucha autoestima que sabe cómo sacar siempre el 100% de sus compañeros, creando un ambiente de grupo que te daba energía para rendir mejor. Es un ejemplo que se queda dentro de ti, que te ayuda a entender cómo se disputa de verdad una carrera.
Pedersen tiene autoestima. ¿Y tú?
Creo que sí. Cómo decirlo… No demasiada, pero tampoco demasiado poca. Pretendo mantener un perfil bajo, sin desequilibrarme ni hacerme pajas mentales. Con autoestima, pero sin creerme el mejor. No obstante, sé que si quiero llegar a ser un campeón debo estar convencido de mis posibilidades.
En este momento, ¿qué estás convencido de poder hacer en el ciclismo?
Um… Es una buena pregunta. No estoy completamente convencido del nada. He visto estos años que tengo potencial para hacer cosas bonitas, y que cada temporada mejoro muchísimo. Eso me empuja para hacer las cosas cada vez mejor. Me motiva la sensación de que todavía no he llegado a mi 100%, de que me faltan cosas por hacer. Por hoy, no sé hasta dónde puedo llegar. Ésta es mi gran curiosidad respecto a esta temporada: quiero dar el máximo y añadir matices a mi preparación, métodos que no he abordado antes, y afinar también el modo en que encaro las carreras desde el punto de vista de la mentalidad. Quiero ver hasta dónde llego. Todavía estoy descubriéndome a mí mismo. [ríe]
Damiano Caruso dice que en el Giro de Italia puede tocarle ejercer de líder o de gregario; que dependerá de ti.
Yo espero hacerle feliz… Ir al Giro, tener buenas piernas y buenas sensaciones, y hacerlo bien para que Damiano pueda trabajar para mí, como me ha pedido él mismo. El objetivo es llegar en la mejor forma física posible; buscar un buen puesto en la general de su mano; y, después, dilucidar quién de los dos anda mejor.
¿Cómo es tu relación con Damiano Caruso?
Desde que llegué a Bahrain Victorious, me pusieron en sus manos. En las concentraciones y en las carreras solemos compartir habitación, tal y como hicimos en La Vuelta del año pasado, e incluso en alguna concentración en altura. Diría que ya nos conocemos muy bien, casi como si fuéramos hermanos. Nos compenetramos bien porque siempre estamos bromeando y, no obstante, sabemos concentrarnos cuando nos toca competir; incluso nos picamos entrenando. Nos ayudamos a sacar lo mejor del otro.
¿Cuál es tu sueño como ciclista?
Mi sueño como profesional es llegar a un punto de mi crecimiento en el que me diga: "Vale, he alcanzado el nivel necesario para ganar un Giro de Italia". Sí. Ése sería mi sueño. Ganar el Giro de Italia.