BOXEO

Ryan García fue deslumbrado por el brillo de Romero en Times Square

Arabia Saudí organizó una velada en Times Square que dejó postales para el recuerdo. Rolly Romero se impuso a Ryan García en el duelo estelar de la noche.

Ryan García y Rolly Romero, durante su combate./ DAZN Boxing
Ryan García y Rolly Romero, durante su combate. DAZN Boxing
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

Times Square, que ha sido escenario de propuestas de matrimonio, celebraciones de año nuevo y protestas históricas, vivió algo completamente nuevo: un cuadrilátero sobre el asfalto, rodeado por miles de curiosos y aficionados, atrapados entre la cotidianidad urbana y la épica de una noche pugilística. Arabia Saudí, bajo la marca de la revista The Ring, montó un evento llamado Fatal Fury: City of the Wolves, como si la ciudad se transformara por una noche en un videojuego ochentero, donde cada combate representaba un nivel por superar. Pero la realidad, como siempre, fue más compleja.

El combate más esperado fue el de Ryan García contra Rolando Rolly Romero. Y si bien todos esperaban ver a un García eléctrico, incisivo y rápido, lo que encontraron fue a un boxeador contenido, casi espectral. Ya en el segundo asalto, un contragolpe preciso de Romero mandó a la lona al californiano. No fue una caída aparatosa, pero sí simbólica. El resto del combate lo dominó Rolly con tranquilidad, aprovechando los errores de un García que pareció aceptar su destino mucho antes del último asalto.

Y sin embargo, ocurrió algo inesperado. Cuando se anunció su derrota por decisión unánime (115-112, 115-112, 118-109), García no bajó la mirada ni protestó. Se acercó a Romero, le estrechó la mano… y lo aplaudió. Un gesto que desconcertó a muchos y emocionó a otros. "Rolly fue mejor esta noche. Me alegra haber podido ir 12 rounds después de un año parado", dijo Ryan al micrófono, en lo que pareció más un susurro que una excusa.

Haney ganó a Ramírez en un combate que nadie recordará

Era, en papel, una guerra técnica. Devin Haney, el cerebral campeón, contra José Carlos Ramírez, el excampeón que quería recuperar lustre. Lo que ocurrió fue una danza sin ritmo, un vals sin música. Ambos boxeadores lanzaron poco y conectaron menos. Según CompuBox, apenas 110 golpes aterrizaron en 12 asaltos, el registro más bajo en una pelea de título en los últimos diez años. El público, que esperaba fuego, recibió agua.

Haney ganó cómodamente con puntuaciones de 119-109 (dos veces) y 118-110. Pero ni él ni Ramírez salieron victoriosos en los ojos de los asistentes. En la sexta fila, un niño dormía en los brazos de su madre. En la octava, un periodista bostezaba con descaro. "Fue un combate táctico", dijo Haney, con un rostro que parecía pedir perdón más que celebrar. Pero el silencio del público al sonar la campana final fue más elocuente que cualquier declaración.

Teófimo salvó el espectáculo

El tercer gran combate de la noche fue entre Teófimo López y Arnold Barboza Jr. Fue el único duelo que encendió verdaderamente a la multitud. López, con su mezcla de furia y arrogancia, encontró en Barboza a un rival digno, aunque superado. Barboza sorprendió en el cuarto asalto con una combinación que hizo tambalear a Teófimo. Pero el campeón WBO del superligero se repuso con oficio y cerró con una ráfaga en el décimo que hizo levantar al público. Ganó por decisión unánime (116-112, 116-112 y 118-110), y esta vez, el veredicto fue acompañado por aplausos reales. "Si no hay drama, no es Teófimo", dijo en la entrevista post-pelea, mientras saludaba a los fanáticos que se agolpaban contra las vallas.