Canelo Álvarez se rinde a Arabia Saudí para asegurarse una millonada en una pelea de 'transición'
El mexicano, campeón mundial WBC, WBA y WBO del supermedio, se enfrenta al campeón IBF de la división, William Scull. Quiere tener los cuatro cinturones en su poder de nuevo antes de chocar con Terence Crawford.

Este sábado, bajo las luces de un pabellón levantado en el desierto saudí, Saúl Canelo Álvarez subirá al cuadrilátero para enfrentarse al cubano William Scull. No será solo una pelea. Será una declaración de poder, una transacción entre el talento y el capital, un eslabón más en la transformación del boxeo en un espectáculo global impulsado por Arabia Saudí.
Canelo no pelea por pelear. Cada golpe que lanza tiene un propósito, cada contrato que firma responde a un plan. Esta vez, su objetivo es claro: recuperar el título de la Federación Internacional de Boxeo (IBF, en inglés) que tuvo que dejar vacante al rechazar al aspirante oficial. Así planea llegar con los cuatro cinturones de campeón supermediano a su esperada batalla contra Terence Crawford en septiembre. Pero la historia de esta pelea no solo se escribe con guantes y títulos. Se escribe con dólares, con geopolítica y con la inevitabilidad de que incluso los más grandes deben adaptarse para seguir en la cima.
A comienzos de 2025, Canelo firmó un contrato de cuatro peleas con Riyadh Season, una iniciativa dirigida por Turki Al-Sheikh, el hombre detrás de la expansión saudí en el deporte mundial. Fue un movimiento lógico. A sus 34 años, el mexicano sigue siendo el boxeador más rentable del planeta, pero las bolsas millonarias que solía garantizar en Estados Unidos y México ya no son tan seguras. Las ventas de pago por evento han caído, las promotoras tradicionales se resisten a pagarle lo que pide y las opciones realmente atractivas en Las Vegas se han reducido. Solo un país con recursos aparentemente ilimitados podía ofrecerle lo que buscaba: grandes cheques y peleas de alto calibre.
Turki lo dejó claro al anunciar el acuerdo: "Canelo solo pelea con peleadores reales". Para Arabia Saudí, que ha convertido el boxeo en un eje de su estrategia global, tener a la mayor estrella del deporte en su cartelera es un trofeo, un símbolo de que ahora ellos dictan las reglas del juego. En el pasado, Canelo había rechazado la idea de pelear junto a los saudís. Pero los tiempos han cambiado. El dinero sigue las oportunidades, y las oportunidades, en este momento, están en el Golfo Pérsico.
William Scull: el desconocido que lo puede arruinar todo
Frente a Canelo estará William Scull, un cubano invicto con un récord de 23-0 (9 KO), que hasta hace poco era un nombre desconocido fuera del círculo más especializado del boxeo. Pero Scull tiene lo que Canelo necesita: el cinturón de la FIB, el único que falta en su colección para ser nuevamente campeón indiscutido de las 168 libras.
El cubano, de 31 años, no ha enfrentado a rivales de la talla de Álvarez, pero su boxeo técnico, su velocidad y su hambre de gloria lo convierten en una amenaza real. No tiene nada que perder y todo por ganar. "Esta es la oportunidad que he estado esperando toda mi vida", dijo Scull en la conferencia de prensa en Nueva York. "Estoy preparado para demostrar que pertenezco a la élite del boxeo mundial". Pero la noche no está diseñada para él. Es un obstáculo en la historia que ya se ha empezado a escribir. Para Canelo, Scull es el último trámite antes de la pelea que todos quieren ver.
Si Canelo vence a Scull, el siguiente paso es una de las peleas más grandes de los últimos años: un enfrentamiento contra Terence "Bud" Crawford en septiembre, programado para el Allegiant Stadium de Las Vegas, con capacidad para 65,000 espectadores. Crawford, considerado uno de los mejores libra por libra del mundo, ha dominado las divisiones inferiores y ahora subirá dos categorías de peso para desafiar al mexicano. Es una apuesta arriesgada, pero la recompensa es inmensa: la oportunidad de destronar a Canelo y dejar una huella imborrable en la historia del boxeo.
Crawford lo tiene claro: "Estoy esperando a Canelo en septiembre y voy a sorprender al mundo", dijo el estadounidense. "La gente piensa que soy demasiado pequeño, pero van a ver lo que puedo hacer en la temporada de Riad". Será un choque de estilos, de egos y de legados. Pero para que esta pelea se haga realidad, Canelo primero debe hacer lo que todos esperan de él: ganar el 3 de mayo.
El futuro del boxeo pasa por Arabia Saudí
Más allá de los títulos y las rivalidades, esta pelea es un reflejo de hacia dónde se mueve el boxeo. Arabia Saudí ya no es solo un anfitrión ocasional de grandes eventos. Se ha convertido en el epicentro de los combates más lucrativos, el lugar donde se firman los contratos que definen el futuro del deporte.
Canelo, como el estratega que es, lo ha entendido antes que muchos. Ha hecho las cuentas y ha visto que, si quiere seguir ganando lo que cree que merece, su camino está en Riad. La pregunta ya no es si Arabia Saudí ha tomado el control del boxeo. La pregunta es quién será el próximo en aceptar su oferta. Porque, como lo demuestra esta pelea, quien quiera seguir en la cima, tarde o temprano, tendrá que subir a un ring en el desierto.