BOXEO

Fury, Chisora y otro baño de masas del rey del boxeo

Tyson Fury espera mas de 60.000 fans en el estadio del Tottenham en una pelea sencilla ante Dereck Chisora. Usyk, en el horizonte.

Tyson Fury y Derek Chisora posan en la rueda de prensa previa a su combate. /Reuters
Tyson Fury y Derek Chisora posan en la rueda de prensa previa a su combate. Reuters
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

Tyson Fury es un personaje que trasciende al deporte. Su historia de superación hace que haya conectado con aficionados fieles y también con los ocasionales. Ver cómo el inglés derrotó a Wladimir Klitschko en 2015 fue un shock para muchos, pero lo más impresionante llegó después. No asimiló bien la fama y se volvió adicto al alcohol y las drogas. Ha reconocido que estuvo al borde del suicidido, pero logró salir de esa espiral de autodestrucción. Con verle saludable sus fans se conformaban, pero logró regresar al boxeo y ganar, en dos ocasiones, a Deontay Wilder, uno de los grandes dominadores de la división en la década pasada.

Sus dos victorias y la conexión especial que tiene con el público le han convertido en la punta de lanza del boxeo mundial. Fury es un fenómeno de masas y lo demuestra cada vez que se sube al ring. Su último combate no era muy relevante deportivamente, ya que era amplio favorito, pero congregó a 94.000 espectadores en Wembley. Este sábado, en el estadio del Tottenham, se esperan por encima de 60.000 aficionados (la capacidad oficial es de 62.850 personas, pero la prensa inglesa especula con que podrían llegarse a las 65.000). El pleito está más decantado a su favor, pero da igual, ver al 'Gypsy King' siempre merece la pena. El duelo frente a Derek Chisora parece un trámite. Ya le ha ganado dos veces (la segunda, en 2014, antes del límite) y Chisora siempre ha sido un buen challenger, pero nunca ha llegado a ser campeón mundial. Pese a ello, el carácter de ambos hace que haya morbo. Se llevan mal y eso vende, aunque si Chisora no logró ganarle en su prime, con 38 años y ya de salida parece inviable.

Esos dos combates 'menores' se dan por mala suerte en los despachos. Fury y Joshua tenían la intención de pelear en 2021 para unificar la división, pero una cláusula de revancha de Fury y Wilder obligó al inglés a disputar la trilogía. Esa demora la aprovechó Anthony Joshua para mantenerse activo ante Usyk, quien le ganó. Obviamente, AJ quería revancha y la tuvo, aunque se demoró porque el ucraniano estuvo en la guerra en su país varios meses. Fury aprovechó para quitarse la pelea mandatoria frente a Whyte en abril y después anunció que se retiraba. Era uno de sus faroles, ya que tras la segunda victoria de Usyk dijo rápidamente que quería unificar el peso pesado. El campeón WBA, IBF y WBO pidió tiempo para regresar a su país. Con la situación que vive Ucrania es más que entendible y Fury buscó un plan B.

La pelea entre Fury y Joshua volvió a estar muy cerca de cerrarse, pero por detalles que todavía se desconocen, no se concretó. AJ tiene dudas con respecto a su futuro y, aunque había aceptado todas las condiciones del campeón WBC, Fury es así. Inexplicable. Tardó poco en encontrar en Chisora una alternativa. No le importa el rival, solo quiere estar activo. En la previa ha afirmado que quiere tres combates en 2023. El primero, en febrero, sería ante Usyk (por parte del ucraniano existe la misma intención). Ojalá se dé. Mientras, el 'Gypsy King' se volverá a dar un baño de masas en su casa. Es el número uno en repercusión y lo demuestra cada vez que pisa el ring.