BOXEO

El dinero saudí pone fin al culebrón entre Artur Beterbiev y Dmitry Bivol tras cinco años

Los rusos, considerados dos de los mejores púgiles de la actualidad, se enfrentan este sábado en Riad. En juego estarán los cuatro títulos del peso semipesado.

Artur Beterbiev y Dmitry Bivol en la rueda de prensa previa a su combate./Matchroom Boxing
Artur Beterbiev y Dmitry Bivol en la rueda de prensa previa a su combate. Matchroom Boxing
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

En 2019, Artur Beterbiev ofreció una de las peleas del año frente a Oleksandr Gvozdyk. El pleito, disputado en Philadelphia y que unificó las fajas WBC e IBF, presentó al ruso al gran público. Tenía un gran bagaje amateur, pero por su división (semipesado) y por los rivales que había tenido, no generó mucho interés hasta ese momento. Seguía siendo invicto y había noqueado a todos sus rivales, pero le faltaba foco. Lo adquirió ese día. Su intención, tras esa gran victoria que retiró durante casi cuatro años al ucraniano, era seguir sumando cinturones. Sin una afición masiva detrás, el dinero estaba en peleas de entidad.

Casi desde que culminó ese pleito se empezó a hablar de un duelo entre los dos reyes de la división. Dmitry Bivol era el campeón WBA del semipesado desde 2017. Su estilo, más reservado, y el poco brillo en la división hacía que tampoco fuese muy seguido. Aún así, los aficionados mas acérrimos ya empezaron a fantasear con la posibilidad. Se veía que había potencial de dos grandes estrellas. Además, Beterbiev no podía esperar. Con 34 años en ese momento debía ir a por los grandes carteles sin titubeos.

En ese punto entró también el factor Canelo Álvarez. El mexicano, rey indiscutible de la industria en ese momento, noqueó a Kovalev (monarca WBO) un mes después del Beterbiev vs Gvozdyk. El Beterbiev vs Bivol pintaba a combatazo, pero la opción de ir contra Canelo era suculenta para cualquiera. Ambos dejaron correr el tiempo y la pandemia frenó todo. Ninguno de los dos campeones rusos son de pelear mucho. Beterbiev no hace más de dos combates en un mismo año desde 2014 y Bivol, desde 2018, tampoco. Como suele suceder en el boxeo todo se coció demasiado lento.

Bivol volvió tras la pandemia en mayo de 2021 y Beterbiev lo había hecho en mayo. En ese punto el enfrentamiento era inevitable, pero no cuajó. Ambos volvieron a pelear en diciembre y nuevo Canelo entró en juego. Eligió a Bivol para pelear en mayo de 2022. Beterbiev, inteligente, se fue a por Joe Smith para unificar sus coronas WBC e IBF con la WBO. Es decir, se quería cargar de razones para que el ganador del duelo entre Bivol y Canelo no le rechazase. El mexicano era el favorito, pero el tamaño del ruso fue una losa muy grande para el rey del boxeo. Ese era el momento. El campeón WBA estaba en la cresta de la ola y Beterbiev tenía tres cinturones. No pasó nada. Bivol desaprovechó su oportunidad esperando una revancha que no llegaría.

Bivol tomó la opción de Gilberto Ramírez en noviembre de 2022. Era coherente, pero no lo que reclamaba el público. Le ganó y se tiró sin pelear hasta diciembre de 2023. Beterbiev, más acuciado por la edad, pedía la pelea. Él tampoco estuvo mucho más activo. Peleó en enero de 2023 y todo hacía indicar que era el momento, pero el contexto político frenó todo. Beterbiev vive en Canadá desde hace más de una década y tiene pasaporte de ese país. Bivol también es residente fijo en Estados Unidos. La idea era que se enfrentasen un canadiense contra un estadounidense, pero de facto eran dos rusos peleando y eso lastró. Les servía para sortear las sanciones a deportistas de Rusia (los púgiles de esos países fueron sacados de los rankings mundiales en marzo de 2022), pero otra cosa era enfrentarlos.

Había que esperar y Beterbiev cerró un duelo para agosto de 2023. Se lesionó y tuvo que moverse a enero de 2024. Ahí el negocio parecía hecho porque el factor Arabia Saudí entró en juego. El país asiático tiene como premisa organizar los mejores combates posibles y quienes le asesoran le dejaron claro que el duelo entre los dos reyes del semipesado era necesario. Hubo conversaciones, pero la lesión de Beterbiev rompió todo. Pese a ello, Bivol peleó a final de 2023 en Arabia Saudí. La otra parte cumplió y acabó con facilidad con Callum Smith. Ya nada les separaba. Había acuerdo y se anunció para el 1 de junio… pero de nuevo medió un contratiempo. Beterbiev se lesionó el menisco y tuvo que ser operado. Otro retraso más que situó el pleito este sábado 12 de octubre.

Una pelea al 50-50

Con todo cerrado, el combate soñado entre Artur Beterbiev (20-0, 20 KO) y Dmitry Bivol (22-0, 11 KO) se presenta como uno de los más abiertos en años. Prácticamente se deben dar las mismas posibilidades de vencer a uno que a otro, aunque quizá quien viene de lesión tiene un mínimo debe. La igualdad es lo justo. Beterbiev, de 39 años, ha terminado con todos sus oponentes antes del límite. Su dureza y la pegada son sus principales bazas. En el debe está su larga carrera. Tiene 300 peleas amateur (dato extraoficial) y ha estado en los Juegos de 2008 y 2012. Lleva muchos años al primer nivel y en un pleito tan exigente eso puede ser un factor que juegue en su contra.

Bivol también goza de una amplia experiencia (283 peleas amateur), pero es seis años menor. El campeón WBA es un boxeador estilista que sabe pelear sin arriesgar, lo que ha provocado que muchas veces no sea vistoso y le hayan criticado, aún así, la balanza se mueve hacia su lado si no se puede quedar neutra. Ambos son de la escuela rusa y Bivol está acostumbrado a enfrentase con gente como Beterbiev. Tiene más recursos y el ímpetu del campeón de tres organismos no debería ser un problema. Aún así, el escenario obligará a dar un poco más a Bivol. Ahí está la clave de todo: ¿dónde jugará Dmitry? Si se mantiene en distancia puede ganar, pero no gustar. Mientras, si arriesga puede encontrarse con una mano que ponga punto final a todo. Beterbiev no titubea cuándo ve sangre. Guerra de guerrillas o fina estrategia bélica son las dos opciones. Sea una u otra, Arabia Saudí ha logrado lo que ya casi parecía imposible: el semipesado tendrá un único rey.