BOXEO

"Decidí dibujar tetas en unas vendas para reflejar que las mujeres también queremos nuestro espacio"

La emprendedora Bárbara Quecedo explica a Relevo su proyecto, Gladiatrix, con el que intenta visibilizar el papel cada vez mayor que tiene la mujer en el boxeo.

Bárbara Quecedo./
Bárbara Quecedo.
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

La incursión de la mujer en el boxeo es evidente. En la competición poco a poco va habiendo un mayor número de púgiles femeninas que permiten, por ejemplo, que empiecen a darse campeonatos de España. Joana Pastrana fue campeona del mundo y de Europa, pero no pudo disputar un Nacional ante la falta de oponentes. La dinámica es lenta, pero consistente.

Bien diferente es el caso del boxeo como deporte para mantenerse en forma. La entrada de mujeres en los gimnasios es grande desde hace varios años y en algunos clubes se llega a ver casi una paridad en las clases, algo impensable hace una década, ya que el deporte era tradicionalmente de hombres.

El cambio en la manera de ver la disciplina hace que las necesidades también cambien. Gran parte de los equipamientos están pensados para varones y no para la morfología de la mujer. De esa necesidad nace el proyecto de Bárbara Quecedo, una emprendedora que se ha propuesto romper esa barrera de género, la cual ella misma ha sufrido en primera persona.

"No he pensado en competir, pero me gusta practicar boxeo. También me gusta tener un guante, por ejemplo, que se adapte a mi mano y no sea grande. Si hay guantes para niños, ¿por qué no iba a haberlos para mujeres?", apunta Quecedo a Relevo. Con esa premisa encontró en 'Gladiatrix', manera en la que se llamaba a las gladiadoras en la antigua Roma, el nombre perfecto para su proyecto. Quiso montar una empresa, pero va mucho más allá.

"Mi primer producto, ya que era lo más económico, fueron unas vendas. No obstante, tenían mensaje. Quise dibujar tetas, de todos los tamaños, y les puse purpurina para reflejar que las mujeres también queremos nuestro espacio", relata la fundadora de Gladiatrix. La aceptación fue un éxito y, tras las vendas, llegaron guantes para principiantes y boxeadoras, bucales, camisetas… pero, sobre todo, ha generado una comunidad que buscaba un mismo fin. "Además de la fisionomía, busqué algo bonito. A mí no me gustaba el material que usaba y creía que había más mujeres con la misma inquietud. Tardé poco tiempo en descubrir que era verdad", añade.

El camino ha encontrado el apoyo de muchas mujeres, pero también trabas. Parte de la industria sigue anclada en el pasado. "Hay gimnasios o propietarios que piensan que tener material deportivo de boxeo específico para mujeres es algo innecesario. No queremos desplazar a nadie, buscamos sentirnos cómodas y tener el espacio que merecemos en este deporte tan bonito. Muchas veces sentíamos que estábamos de prestado, ahora nos sentimos como una más y eso busca este proyecto", concluye Quecedo.