Abel Serdio, en el nombre de su padre: "Me duele que no me pueda ver debutar en un Mundial"
Después de quedarse en varias preconvocatorias, el asturiano se estrena con los Hispanos en un gran campeonato.
Abel Serdio ha sido un nombre habitual en las convocatorias de los Hispanos en los últimos cuatro años pero siempre se ha quedado a las puertas de los grandes torneos. El asturiano ha acabado con la miel en los labios una y otra vez, siendo uno de los descartes de las listas oficiales de Jordi Ribera en el último momento. El pivote de Avilés no ha dejado de intentarlo y se ha convertido en el mejor ejemplo del "quien la sigue, la consigue". Su primera convocatoria fue en diciembre de 2018 y, ahora en 2023, va a debutar en un Mundial de balonmano.
Las ganas de llevar el apellido Serdio a un gran campeonato, heredado de su padre, un apasionado de este deporte y un pilar fundamental de Abel para que este sueño se haya hecho posible. Atiende a Relevo a pocas horas de su debut, con una sonrisa que entremezcla la alegría, la ilusión y el orgullo.
Ahora, sí. Abel Serdio ya puede decir que es un Hispano en un Mundial.
La verdad es que sí. Llevo unos cuantos años intentándolo y al final, por fin, Jordi me ha dado la oportunidad de verdad. Me refiero a la de estar en un Mundial. Hasta ahora, llegaba a las concentraciones, entrenaba y quizá, me ilusionaba y siempre llegaba el jarro de agua fría. Pero, ahora sí, ha llegado y estoy muy contento.
Vaya cambio llamar a tu familia, a los tuyos con este notición… ¿Cómo lo recibieron?
Muy, muy bien. Están muy contentos por mí, porque saben que es una de las ilusiones que he tenido desde hace años. Quizá, cuando empecé en el balonmano jamás me lo hubiera imaginado. Yo, cuando empezaba, estaba todavía por aquí Jules Aguinagalde o Viran Morros, estaba ya Gedeón y mira, he conseguido jugar con ellos. Por desgracia para mí, hay gente de mi familia que no ha podido ver este éxito. Y bueno, también me gustaría recordarles a ellos.
¿De quién te has acordado especialmente?
Un mes antes de mi primera convocatoria con España en 2018, mi padre falleció. Él era un gran aficionado al balonmano y se agarró y lo vivió mucho durante su enfermedad. Entonces, me duele que no esté aquí y me pueda ver jugar un Mundial. Lo tengo conmigo en todos los partidos que juego, en todos los entrenamientos. Mi padre ha sido un ejemplo para mí y estoy muy contento de poder llevar su apellido en la camiseta, que para él seguro que hubiera sido una gran ilusión. Pero bueno, así es la vida y hay momentos buenos como este, debutando en un Mundial, y momentos muy malos como los que he pasado.
El duro momento de quedarte fuera
¿Cómo era ver que siempre te quedabas a las puertas? ¿Cómo afrontabas recibir la noticia del seleccionador?
Yo suelo ser bastante realista conmigo mismo y bueno, los últimos años han demostrado que el nivel de pívots en España está muy alto. Y sigue así de alto. Y es verdad que vas ilusionado, pero eres realista de que es muy difícil entrar. Jordi cuenta contigo, te habla, que es muy bueno de él, que te habla con mucha sinceridad y sabía que esta podría ser la gran oportunidad que tuviera porque así me lo ha demostrado.
Ahora que ya tenemos buenas noticias… ¿Qué pasa por la cabeza del que se queda fuera? ¿Le dabas muchas vueltas?
Claro, claro. Yo sé lo que quiere Jordi de mí, de los jugadores, de mi puesto. Y al final tengo que hacer hincapié en eso, en qué tengo que mejorar. Yo sé que mi espíritu es más atacante. Siempre he tenido más responsabilidad en el ataque que en la defensa y sabía que mejorando en defensa podría estar aquí.
Has tenido que marcharte de España para tener esas mejoras…
Sí, eso es. Estuve en España, llegué a jugar en el Barça antes del COVID. Por falta de oportunidades, me tuve que ir fuera, como muchos de nosotros, como dicen, a buscarnos el pan. Y al final, estoy aquí, en Polonia, en el Wisla Plock y muy contento. Esto es también por el trabajo con mi equipo, en el trabajo diario.
Bueno, en esta selección no es tan raro: todos menos Gonzalo Pérez de Vargas jugáis fuera de España. Son como los Hispanos menos Hispanos…
(risas) Sí, la España más extranjerizada. Cada uno estamos en una punta, en un país diferente y la verdad es que es la tónica, por desgracia, del balonmano en España. Quizás quitando Barcelona, o últimamente también está Irún. El nivel de España es el que es, desafortunadamente, y por eso todos nos tenemos que ir fuera a buscar las mejores condiciones posibles. Al final, nuestras carreras duran muy poco.
Hablábamos de ello con Ian Tarrafeta hace unos días en Relevo y sobre cómo se valora fuera al jugador español por su inteligencia...
Sí, es verdad que yo creo que una de las diferencias que hay entre España y los demás países es que tácticamente somos muy buenos, estamos muy bien preparados y eso lo notas también en el día a día. En conceptos muy básicos, tanto en ataque como en defensa. Por ejemplo, en Polonia ves cosas en mi posición que has trabajado, que en otro país, en países de tradición como Polonia, no hacen. Yo creo que eso es uno de los éxitos de la selección.
Abel juega el Mundial 'en casa'
Juegas en la liga polaca y el Mundial es en Polonia. Juegas en casa y puedes prepararlos para lo que se van a encontrar…
Sí, yo que vivo ahí y sé cómo es, y lo que echas de menos España. Tampoco tendremos mucho tiempo para probar y ver las cosas diferentes que hay en Polonia, también por suerte te digo.
¿Por qué?
Como aquí no se come en ningún lado. Al final, hace mucho más frío que aquí. Vamos en enero, que es la peor época. Eso sí, seguro que disfrutaremos de las cosas buenas. La gente de Polonia es muy amable, es muy acogedora y vamos a estar muy a gusto.