Un año y medio, cinco finales, cuatro títulos y un 'secreto' llamado Ibon Navarro
Unicaja vive su mejor momento y se consagra como uno de los equipos grandes del baloncesto nacional.
Murcia.-Eran las once en punto de la noche. Hacía apenas una hora que el Unicaja se había coronado supercampeón de España y entonces apareció, otra vez, él en el parqué. Sonrisa de oreja a oreja y aplaudido por los voluntarios presentes, Ibon Navarro se sentaba con su nuevo trofeo, el de la Supercopa, para atender al departamento de comunicación de la ACB. Pregunta que le lanzaban, pregunta que respondía con una sonrisa. Y no era para menos. Porque más allá del título, lo que ha conseguido Unicaja es consagrarse, de una forma descomunal, dentro de los grandes clubes del baloncesto español. Y él tiene la mayor parte de culpa de todo ello.
Ha pasado año y medio desde la primera vez que España conoció que, como se coreaba (y corea) desde la afición malagueña, "Ibon tiene un plan". Por entonces, era febrero de 2023 y el Unicaja, que ya venía haciendo las cosas bastante bien, se acababa de meter en el que sería el torneo con el que empezó todo. Esa Copa del Rey de Badalona que marcó un antes y un después en lo que ya es la nueva era del equipo cajista. Esa en la que ha demostrado que es uno de los rivales a batir, sea cual sea la competición que juegue.
"Es la forma de entender el baloncesto, de transmitirlo, de hacernos a todos soñar con lo que vemos, sea cual sea el resultado", comentaba Antonio, uno de los hinchas del Unicaja desplazado hasta Murcia para la Supercopa. Y no le falta razón. En los dos últimos años (o, mejor dicho, año y medio), Unicaja ha jugado cinco finales: la de la Copa de Badalona, la de la Supercopa 2023, la de la Basketball Champions League (BCL) 2024, la de la Copa Intercontinental y la de la Supercopa de Murcia. Y ha ganado cuatro de ellas. Dos, en sólo siete días. Algo que demuestra el antes y el después que vive el baloncesto malagueño.
🏆 ¡Nuestro OCTAVO título!
— UnicajaCB (@unicajaCB) September 22, 2024
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"Ibon es el capitán del barco", reconocía Yankuba Sima, nada más coronarse campeón. Y no se equivoca. Primero, porque el técnico ha sido capaz de convencer y hacer que sus jugadores se crean, de verdad, que pueden ganar a quienes se lo propongan. Segundo, por haber sido capaz de elaborar ese famoso "plan" (que el año pasado logró tumbar al imbatido Real Madrid durante la liga), que es capaz de adaptarse a lo que tiene -aunque sea con siete pívots y le cueste elegir a quién dejar fuera-, después por haber logrado que sus jugadores se diviertan cada vez que saltan al parqué y a la par que hagan disfrutar a todos aquellos que los ven. Algo que demuestra que aquella apuesta que hizo el club en verano del 2021 por el técnico vitoriano ha sido la mejor que podía haber hecho.
Y si hay un año que confirma todo ello es este 2024. El club en toda su historia, tiene ocho títulos. Pero es que tres de ellos -casi la mitad- los ha ganado en sólo seis meses: BCL, Intercontinental y Supercopa. Algo que hace poner aún más en valor lo que está viviendo el baloncesto malagueño. Sobre todo en la última semana en la que es la segunda vez que las cervezas vuelan (aunque menos que la emoción) dentro del vestuario.
"Fue durísimo, pero es que no puedes pretender ganarle al Madrid sin sufrir y pasarlo mal. Ellos volvieron una y otra vez, pero acabamos ganando y estoy contento porque los chicos se lo merecen y trabajaron muy bien", reconoció el propio Ibon Navarro nada más proclamarse supercampeón de España. Y lo cierto es que si Unicaja sabe 'sufrir' es precisamente porque él ha conseguido que sepan hacerlo. Y tampoco lo tiene fácil.
Bien es cierto que la plantilla de Unicaja de cara a la temporada que acaba de iniciar está un punto por encima que la del pasado año o la del anterior -hay incluso quienes la equiparan a la de 2006, aquella consiguió la primera y única Liga Endesa que tiene el club-, pero para el técnico tampoco es fácil. Sobre todo, cuando no está acostumbrado a lidiar con esas rotaciones en el juego interior que le toca hacer este año, como ya dijo él mismo. Más que nada, porque lo cierto es que también es difícil convencer a un jugador de que, aunque en un partido se quede fuera, no pasa nada y que al siguiente tiene que estar al 100%. Aún es pronto para ver cómo se desenvuelve en ello, pero, de momento, lo está consiguiendo hacer a la perfección.
"Trabajamos juntos y haciendo un esfuerzo común y por eso salen las cosas. Hay que darle mucho valor a la tarea del entrenador y a nuestra ambición, que fue clave para ganar", decía Kameron Taylor tras la final y eso también es algo que ha conseguido hacer la pizarra de Ibon. Por eso, que los propios jugadores consideren que el secreto de todo está en su técnico no es casualidad.