Una rodilla destrozada, una enfermedad degenerativa y unas canastas con Pedro Sánchez
Daniel Parra jugó el viernes un partido de baloncesto en silla con el presidente del Gobierno. "Tiene buena mecánica de tiro", dice.

Daniel Parra se rompió la rodilla en 2017 por múltiples sitios jugando un partido de baloncesto en Bogotá. Durante la recuperación le diagnosticaron una enfermedad degenerativa. Se pasó al baloncesto en silla de ruedas. En 2022 aterrizó en España para fichar por un equipo de Getafe y este viernes vio su cara, anónima hasta ahora, en incontables medios de comunicación.
La razón es que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se citó en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid con dos equipos de baloncesto en silla de rueda , el BSR Getafe y el Fundación Villa de Leganés, para dar visibilidad al cambio que quiere hacer en el Artículo 49 de la Constitución. Actualmente en ese artículo se habla de "disminuidos" y en el futuro se quiere hablar de "personas con condición de discapacidad".
"Había momentos en los que me miraba para que le diera el balón, pero no le veía en una posición idónea. En el momento que vi la oportunidad le di el balón y le grité: ¡Tira!", cuenta Daniel Parra, del BSR Getafe. Pedro Sánchez encestó. "Sabía que había jugado en las categorías inferiores de Estudiantes y conserva una buena mecánica de tiro. Lo que nunca me imaginé cuando llegué aquí hace unos meses es que iba a jugar con el presidente del Gobierno".
Esta mañana hemos lucido con orgullo el 49 en la camiseta.
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) February 3, 2023
Lección de baloncesto pero, sobre todo, lección de vida.
Ha sido un placer echar unas canastas con vosotros @fdifundbsr y @GetafeBSR. pic.twitter.com/rOZmdmkGpC
Daniel Parra, de 27 años, tampoco se imaginó que una lesión cambiaría su vida. Fue en 2017: estaba jugando un partido con su equipo en Bogotá cuando se destrozó la rodilla derecha. "Me fracturé los platillos tibiales, me rompí el ligamento cruzado y se me desinsertó el menisco", recuerda. "Me dijeron que no iba a poder volver a practicar deporte de alto rendimiento". Pero el peor diagnóstico no fue ese.
Un pinzamiento femoroacetabular
Desde pequeño, Daniel había andado siempre como cojo. Nunca le habían hecho un estudio. Le decían que era algo genético, ya que su abuela y un tío suyo también les pasaba. Pero con la lesión en la rodilla descubrieron que tenía una malformación en la cadera. Le diagnosticaron la enfermedad de Legg-Calveé-Perthes. Tenía la pierna izquierda 2,5 centímetros más corta. Pero después, los doctores, cambiaron el diagnóstico. "Ya no era esa enfermedad, sino un pinzamiento femoroacetabular", dice sobre un trastorno que deriva en artrosis a edades tempranas.
Daniel Parra estuvo siete meses con muletas, recuperándose, cuando un día se encontró con un entrenador suyo. Le contó todo el proceso y le animó a probar con el baloncesto en silla de ruedas. Estuvo cuatro años jugando en Bogotá y en 2022 dio el salto a la Liga española de baloncesto en silla de ruedas.
Fuera de las canchas, el jugador colombiano puede llevar de momento una vida prácticamente normal. Cuando anda mucho, necesita un bastón para evitar dolores. "Y más adelante puede que tenga que hacer uso de una silla de ruedas", comenta.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, disputa un partidillo contra @fdifundbsr y @GetafeBSR en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid luciendo el dorsal 49, número del artículo de la Constitución que pretende reformar para seguir dando pasos hacia la igualdad 🏀🏀🏀 pic.twitter.com/DDvFWZZRgJ
— FEDDF (@FEDEDDF) February 3, 2023
La que vive en una silla desde que tiene uso de razón es su capitana, Lucía Soria, que también jugó el viernes junto a Pedro Sánchez. "Siempre que hay alguien que se sienta a jugar en una silla por primera vez es divertido porque es un deporte diferente. Al final en el baloncesto usas mucho las piernas para generar fuerza, pero en la silla es todo brazo", dice Lucía de 32 años.
Lucía nació con espina bífida, una lesión medular de nacimiento, y desde los 14 años está metiendo canastas desde la silla de ruedas. "Queremos que se nos trate con respeto. La palabra disminuido es como si no valiésemos. Somos personas con una discapacidad, que es muy diferente. No somos personas que valemos menos, sino que tenemos algo diferente".