OPINIÓN

Los Reels contra la liga regular

Willy Hernangómez hace un mate en un partido de Liga Regular esta temporada. /GETTY IMAGES
Willy Hernangómez hace un mate en un partido de Liga Regular esta temporada. GETTY IMAGES

¿Te domina el algoritmo o eres capaz de ver un partido bien visto? El baloncesto (y todos los deportes) luchan con ansiedad y ganas de cambiar cosas para que haya más atención del público. ¿Cosas? Formato de competición, reglas, afecto hacia los protagonistas. Se busca que la exposición sea constante para que el consumidor crea que puede tocar a los que juegan. A cambio de su visualización, de su suscripción o de algo que sea mínimamente monetizable. Ofrecer un partido de baloncesto se ha convertido en un experimento de lucha entre los expertos que lo juegan, que lo entrenan, que lo arbitran y que lo comentan contra una audiencia que tiene el tronco en perpendicular hacia la televisión o hacia la cancha pero el cuello flexionado y la cabeza humillada mirando la otra pantalla pequeña donde se suceden alertas y reels continuamente.

Nota: según la RAE humillar es inclinar o doblar una parte del cuerpo, como la cabeza o la rodilla, especialmente en señal de sumisión y acatamiento.

En la NBA muchos dicen que la liga regular no vale para nada. Pregunten a Doncic, Garuba o Willy Hernangómez (los tres campeones de muchas cosas en el mundo FIBA, incluso MVP´s de Eurobaskets) si desde octubre hasta abril de 2023 sus equipos no se han jugado nada. En Euroliga se minimiza ese impacto porque todos o casi todos los equipos que no han clasificado ahora tienen opciones sino obligación de ganar su liga nacional: Bayern, Panathinaikos, Alba Berlin o Asvel. Jugar duro y compacto desde final de verano es un valor al que se le da poca importancia. Ganar esos meses te coloca en mejor posición, frase que suena a perogrullada, pero a los jugadores y los entrenadores les pagan por ganar cuanto más, mejor. No por pegarse puñetazos, decir burradas en ruedas de prensa o estar bailando en tiktok. Perogrullo fue coetáneo de Pedro Mentiras al que hoy llamaríamos Peter Postverdad. Antes era tratada con socarronería la celebración de la naturalidad de las verdades. Hoy la verdad no vende.

Los departamentos de 'social media' de las competiciones y de los medios de comunicación tienen más peso que los departamentos de competición, los deportivos o de producción. Se contabilizan dos segundos viendo un reel de TikTok igual que un aficionado OG (old gamer) que se traga el partido entero. Sí, ya sabemos que existen el engagement, la tasa de rebote o el click trough. Si en una retransmisión se menciona un flare screen o un high post entry debes traducirlo a riesgo de ser etiquetado como pedante, pero si en una reunión preguntas qué es engagement te mirarán reprobándote que no te hayas quitado la boina.

La atención de los humanos que usamos el teléfono móvil para informarnos ha cambiado radicalmente, las ligas hace años han decidido por marca y exposición regalar a través de sus cuentas de redes sociales los mejores momentos de cada partido. Eso implica que cualquier persona que no haya visto el partido pueda estar en la conversación, incluso que cualquier avezado comunicador pueda impostar una opinión que hasta pueda parecer profunda. Esta práctica la empezaron los periódicos de papel hace más de 20 años, todo el contenido volcado a la web sin coste. Los últimos años están tratando de cobrar por ese contenido que en formato físico nunca fue gratuito.

Los modelos de consumo no han cambiado, están a cada momento mutando. El juego sigue bastante estable en lo que hay que conseguir: meter un balón en un aro, patear una bola a una portería. Pero se buscan fórmulas para generar interés desde el minuto uno, ahí está la Kings League con distintos tipos de reglamentación, aunque al final lo que más les funciona es crear una asamblea de prescriptores en semicírculo y hablar entre ellos. Es como un Cádiz-Real Madrid del año 1985 con el set de Estudio Estadio sobre el césped, pero con menos gravedad y más sonrisas.

El baloncesto tiene momentos increíbles, pases muy diferentes, espacios aéreos donde se dan tapones, mates, alley-oops, ángulos imposibles de finalización de canastas. Para que ocurra lo genial se tienen que dar errores, pero no groseros, sino normales. Y eso es con lo que no puede la atención contemporánea. Pero no hay otra forma de aprender sino fallando y volviendo a intentar.

Los playoffs o los formatos Copa ofrecen emoción porque el que pierde termina de competir. Eso está genial, pero ahora que terminan las ligas regulares, defiendo su existencia porque eso es lo que nos hace aprender, lo que nos hace ganar en concentración para los playoffs y lo que te coloca en mejor posición para conseguir lo siguiente. Solo 4 serán grandes streamers con un gran talento y factor 'x' para ganarse a las masas digitales. Los demás debemos dedicar tiempo al aprendizaje del deporte para saber un poco mejor por qué pasan las cosas.

Prohibir no es el camino, pero saber dosificar cada uno el tiempo que pasa con el dedo bajando y bajando contenidos que te gustan o no es clave. Los partidos son como las películas, como las series, si no los ves enteros, no lo entenderás. Aunque luego trates de opinar. No es hacia fuera, es hacia ti.