El poder sanador de los Harlem Globetrotters: "Un niño me pidió un autógrafo para venderlo y costear una cirugía cerebral"
El equipo, que cumple 99 años de historia baloncestística, realiza su visita anual a Madrid.

Los Harlem Globetrotters nacieron en 1926 como un equipo competitivo. Sin embargo, la ausencia de rivales que les hicieran sombra y la vista empresarial de sus fundadores cambiaron el mapa de una escuadra mítica, que en 1929 cambió el baloncesto de competición por una mezcla entre el deporte y el espectáculo. Un mix que terminó convirtiendo a los neoyorquinos en uno de los equipos más famosos y queridos del mundo.
Hoy esa franquicia sigue viajando por todo el mundo para hacer las delicias de miles de fans que disfrutan con sus tiros imposibles, sus vuelos sin motor y sus innumerables bromas con el público. Hoy, fiel a su cita de cada primavera con el público español, los Harlem Globetrotters vuelven a hacer las delicias de los aficionados al baloncesto en España que disfrutan con los vuelos sin motor y los tiros imposibles de un equipo legendario que se niega a envejecer.
Uno de esos acróbatas del aire que estará hoy en el Movistar Arena es Moose Weekes, tan conocido por sus mates como por su afro con el que hace las delicias del público y que empezó en el equipo un poco por casualidad. "Jugué un partido benéfico contra algunos de los Globetrotters y jugadores de la NBA y gané el MVP. Además me vieron hacer algunos mates locos y, sobre todo, el que no hice porque me tiraron el balón muy alto y aun así conseguí cogerlo. Casi machaco, pero dio en la parte de atrás del aro. Fue entonces cuando me dijeron que me uniera a ellos", apunta en conversación con Relevo.
Su sueño comenzó cuando su madre, madre soltera que también jugaba al baloncesto, le inculcó el amor por este deporte a su hijo. "En tercer grado, recuerdo haber construido una canasta de baloncesto con algunos amigos. Tomamos una tabla de madera, la clavamos a un árbol, cortamos el fondo de una caja de plástico y clavamos la caja a la tabla", recuerda sobre sus comienzos en el baloncesto.
Un deporte que le ha dado todo, aunque los Globetrotters le han enseñado que el baloncesto es sólo un vehículo para conectar y ayudar a la gente. "Siendo globetrotter entendí el propósito de ello", recuerda Moose señalando un partido en Oklahoma donde todo cobró sentido para él.
"Estaba firmando autógrafos y vi a un niño con dos balones esperando. Era el más emocionado de todos y le pedí que se acercara. Le adelanté al resto y me dijo que estaba emocionado, que si podía firmarle los dos balones", apunta Weekes antes de emocionarse. "Le dije que por qué dos y me dijo que uno era para él y el otro era para subastarlo y conseguir dinero para una cirugía cerebral que tenían que hacerle. En ese momento todo me golpeó. Estaba luchando por su vida, pero en ese momento era el niño más feliz del mundo".
Esa conexión con la gente es lo que hace que Moose y el resto del equipo neoyorquino siguen con esta aventura en lugar de dedicarse al basket profesional. 'Oh, wait'. Porque quien considere que este baloncesto no es profesional, se equivoca. "Entrenamos muchas horas y viajamos mucho. Tenemos que estar en buena forma. Mucha gente no tiene ni idea de lo agotador que es y las expectativas que hay sobre nosotros cada noche. Todos esperan que sea perfecto". Y así lleva siendo casi 100 años y así será hoy en Madrid.