Joe Mazzulla se lleva todos los 'palos' del fracaso de Boston
Tras la tercera derrota seguida de los Celtics ante Miami, las críticas se están centrando en el entrenador, pero el problema viene de años anteriores.
Cuando los Heat cerraron el tercer cuarto treinta puntos arria, 93-63, en el tercer partido de las finales de conferencia, Joe Mazzulla decidió quitar a todos los titulares y apostar por la tercera unidad para finalizar un partido imposible de remontar. Miami ponía el 3-0 en la serie, virtualmente sentenciada a falta del trámite de la cuarta victoria. Porque nunca en la historia de la competición un equipo ha conseguido remontar un 0-3 en contra en la NBA. Los Celtics, finalistas del año pasado y con una mejor plantilla, están a punto de ser barridos por Miami. Y antes incluso de que la eliminación se haga oficial, se han empezado a repartir culpas en Boston, con Joe Mazzulla recibiendo la gran mayoría.
Joe Mazzulla fue nombrado entrenador interino la última semana de septiembre, apenas cinco días antes del inicio del training camp de la temporada tras la sanción a Ime Udoka de una temporada. Mazzulla no era el principal entrenador asistente de los Celtics el año anterior, ni iba a serlo esta temporada, pero fue el hombre elegido por Brad Stevens para entrenar un equipo que apenas 30 días antes de debutar en la temporada, tuvo que cambiar de entrenador. Fue elegido a dedo por Brad Stevens, general manager de la franquicia, quien apostó por Mazzulla por ser de su confianza y su vieja guardia, mientras que el resto de asistentes, como la gran mayoría del vestuario, eran fieles a Udoka. Fue un proceso de transición duro que Joe tuvo que improvisar por el camino.
Cambió la identidad del equipo, que pasó de ser la mejor defensa de la NBA a ser el segundo mejor ataque de la liga. En parte por la lesión de Robert Williams, quien jugó solo 35 partidos, y en parte por la libertad de juego que Mazzulla decidió entregar a sus dos estrellas, Jayson Tatum y Jaylen Brown. Ambos han sido All Stars, All NBA y han firmado la mejor campaña estadística de su carrera. Y los Celtics acabaron, además, con la segunda mejor defensa de la NBA, el segundo mejor récord de la liga tras Milwaukee y el mejor diferencial de la competición. Mazzulla cambió por completo al equipo y lo hizo estadísticamente mucho mejor que el de Ime Udoka, un año antes.
Pero como viendo siendo habitual, el equipo ha rendido por debajo de lo esperado en playoff. Sufrieron ante Atlanta, a quien acabaron ganando en seis, y tuvieron que remontar un 3-2 en contra en semifinales ante Philadelphia. Ahora los Heat están siendo muy superiores ante un equipo que, en papel y las casas de apuestas, debería haber dominado la serie. Falta de intensidad, no saber cerrar partidos en el último cuarto y desconexiones de periodos enteros han sido algunos de los motivos. Pero es un problema que arrastran de otros años, y otros entrenadores. Porque este es el mismo equipo que pudo cerrar las series de 2022 en casa, pero se vieron forzados a un séptimo ante Miami y Milwaukee; o que estuvo 2-1 arriba en las finales y ganando en el último cuarto, cuando Golden State le dio la vuelta al partido y a la serie.
Incluso en la burbuja, ante Toronto en una serie que deberían haber barrido y acabaron ganando en siete, o estos propios Heat de Jimmy Butler, el equipo de Brad Stevens se vio sobrepasado. El caso más lejano, el séptimo partido de las finales del este en 2018, con Tatum rookie en un lado, y LeBron asaltando el TD Garden. Y el común denominador es que, habiendo cambiado el rival, el entrenador, el factor pista, el núcleo de este equipo sigue siendo el mismo. Siguen Tatum, Jaylen Brown, Marcus Smart, Al Horford (que se fue y volvió) y el resto de sospechosos habituales. Y de hecho, Brad Stevens es también un nombre habitual, antes como entrenador y ahora como manager.
Pero prensa, aficionados y redes sociales han enfocado la culpa en Joe Mazzulla, quien ayer dijo que era su responsabilidad, una frase que se sacó de contexto. Fue preguntado sobre si ha perdido al equipo y sobre si hubo una desconexión, a lo que respondió que sí (a la segunda pregunta). "Tengo que asegurarme de que mis jugadores estén centrados, sean físicos y estén unidos", decía desolado. Y es que una barrida sería un final tétrico para un equipo que solo ha perdido 0-4 cuatro veces en su historia. Volver a caer por 30 como en el tercer partido sería un fracaso, pero uno del proyecto, no de Joe Mazzulla. El entrenador abrió el paraguas para proteger a sus jugadores, pero por el camino, se llevó toda la culpa.