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Guille Giménez y el "infierno" de ser narrador de la NBA: "En los festivales he llegado a ponerme una careta para ver los conciertos tranquilo"

El narrador de Movistar+ habla de música, sus estudios de solfeo y piano, los pinitos en el ping pong o el precio de dormir a deshoras... Y, a su pesar, también un poco de la temporada que empieza.

Guille Giménez. /INSTAGRAM
Guille Giménez. INSTAGRAM
Mario Ornat

Mario Ornat

La primera vez que cruzamos una palabra con Guille Giménez ocurrió en el tercer tiempo de un concierto de la banda norteamericana Wilco, en el Jardín Botánico de Madrid en 2022. Él no recuerda aquellos minutos, claro, y enseguida entenderemos por qué. Aun así, intuimos que por sincera amabilidad, murmura una disculpa innecesaria: "El caso es que tu cara me sonaba". La suya es mucho más fácil de recordar para cualquier aficionado a las noches de NBA en Movistar +. La competición arranca en la madrugada del miércoles con el partido entre los actuales campeones, Boston Celtics, y uno de los más renombrados aspirantes en el Este: los reforzados Knicks de Jalen Brunson. Pero de eso nos ocuparemos sólo al final de esta conversación, un poco por dignidad profesional y otro tanto por el qué dirán. Como sostiene Guille Giménez, de lo que aún no ha comenzado tampoco merece demasiado la pena hablar.

Qué prefieres, ¿hablamos de música o de la NBA?

Pues casi prefiero de música, ¿no? Ya que vengo de tantos festivales este verano, lo tengo bastante más reciente. La NBA es que ni ha empezado y a mí me gusta hablar de cosas que están ocurriendo. A los periodistas de la NBA siempre nos piden que hagamos predicciones. Nos preguntan: "¿Quién va a ganar este año?", como si fuéramos adivinos. A los periodistas de fútbol nadie les pregunta quién va a ganar la Champions. Como todo el mundo piensa que sabe de fútbol, no hacen esas preguntas. A nosotros sí nos preguntan. ¡Y yo qué sé quién va a ganar!

Haznos un resumen de tu veraneo por los festivales.

En mayo estuve en el Warm Up en Murcia. Después he pasado por el Vida en Vilanova i la Geltrú, que es un festival increíble. He estado en el FIB, en el Sonorama, en un concierto de Simple Minds en el Botánico... La verdad es que he hecho menos festivales este verano, porque había Juegos Olímpicos y yo soy de esos que, cuando hay Juegos, me pongo el despertador a las ocho de la mañana, me siento en el sofá para ver triatlón y disfruto un montón.

Es que lo clásico de los Juegos es engancharte a deportes que no verás nunca más el resto del año: a mí me pasó en los últimos con el ping pong.

Yo he jugado mucho al ping pong de chaval. Una vez me apunté a un campeonato y perdí en primera ronda, en tres sets. El último set lo perdí 21-19. Me ganó el que luego acabaría siendo campeón del torneo.

Derrotado por el campeón: es una forma de prestigio vicario.

Sí señor, el campeón me ganó por los pelos.

Y aparte de la 'cobertura' desde el sillón, ¿has llegado a estar en unos Juegos Olímpicos como profesional?

He estado en dos. En Barcelona cubrí varias pruebas: vi a Carl Lewis ganar la medalla de oro en el salto de longitud. Y me hice una foto con él, además, cuando iba con la bandera de Estados Unidos dando la vuelta al estadio. También estaba en Londres el día que Usain Bolt ganó los 200 metros y Rudisha batió el récord del mundo de 800 metros.

"A los periodistas de la NBA siempre nos preguntan quién va a ganar cada año. A los de fútbol nadie les pregunta quién ganará la Champions: como todo el mundo cree entender de fútbol... ¡Y yo qué sé!"

Guille Giménez Narrador de Movistar+

Las narraciones de la NBA constituyen, por su impacto popular, la parte más relevante de la carrera profesional de Guille Giménez (Madrid, 1973). Pero sus inicios periodísticos fueron en Diario 16, antes de ingresar en 1995 en Canal+. Ya ha contado alguna vez sus comienzos con el fútbol australiano, los reportajes de fútbol con Antoni Daimiel, su compañero hoy en los comentarios, y los encuentros de Premier League y otras ligas a los que estuvo dedicado durante 11 años. El fichaje de Andrés Montes por La Sexta abrió un hueco en las emisiones del baloncesto estadounidense y Guille Giménez literalmente se entrenó para optar a ello: se grababa por su cuenta relatando partidos, hasta aquilatar el estilo que lo define. Y con el tiempo llegó a ser la voz y el rostro de una competición que había seguido desde los días de "Cerca de las estrellas", el programa pionero sobre la NBA en TVE, con Ramón Trecet.

Trecet, Montes y tú: tres melómanos, narradores NBA y con un estilo muy propio de narración. ¿Te explicas esa coincidencia?

Es curiosa, sí. Ramón Trecet incluso alternaba sus narraciones de la NBA con el programa de música que tenía. En el caso de Andrés Montes... su casa era como la Fnac. Tenía más discos que la Fnac. También tenía cierta tradición de músicos en su familia y tal. Llegamos a ir juntos a algún concierto de Van Morrison. En mi caso, desde pequeño mis padres me daban la paga y, según recibía el dinero, me metía en la primera tienda de discos que encontraba y me lo gastaba todo. Tengo estudios de música, también: cuarto de solfeo y hasta tercero de piano. Y desde hace 20 años mis veranos consisten en ir de festivales. Es verdad, hay una conexión ahí que no sé bien de dónde viene. La cantidad de aficionados de la NBA que hay en los festivales es algo impresionante. Estás en un concierto, miras alrededor y no paras de ver camisetas de la NBA. Tienen una cosa en común. La gente que va a festivales es porque no se conforma con la música más fácil de escuchar, quiere más, no se conforma con la corriente principal. Y el seguidor de la NBA tampoco se conforma con la corriente principal del deporte, que es el fútbol. Quizá a esos dos mundos los une el inconformismo.

¿Cómo gestionas lo de los selfis en los conciertos?

Bueno, bueno. Me abrasan. No paran de pedirme fotos y hay conciertos que apenas los puedo escuchar. He llegado a estar con una careta en algún concierto para que me dejaran escucharlo. Esos conciertos que más quieres ver, el grupo que más te gusta... Ahí careta porque, si no, te pierdes el concierto.

¿En serio llegas a ese punto?

Sí, sí, me ha pasado, me ha pasado. Este año en el Sonorama me ocurrió una cosa increíble. Saliendo de un concierto, iba toda la gente ahí en masa y un coche de la Policía, entre medio de todo el mundo, la gente ahí a los lados. El coche derrapa delante de mí y se baja un policía corriendo. Claro, la gente pensaba que me iban a detener. Y viene el policía, me agarra así... selfi. "Guille, por favor una foto". Lo de los festivales es una locura.

El que no va a un festival hoy en día es que es un don nadie.

Hay mil festivales en España al año. Creo que hay 400 en julio y 400 en agosto. Muchos de ellos sold out, además. Sobre todo ha sido después de la pandemia: como se nos negó salir y todo eso y los festivales estuvieron suspendidos dos años, pues ha habido como una necesidad de recuperar todo ese tiempo perdido. Y es una locura total. También hay un tinte económico ahí. Bueno, esto es una teoría mía: yo creo que, después de la pandemia, ha cambiado la mentalidad de la gente. El concepto ahorro ha desaparecido. La gente ya ni aspira a comprarse una casa. Un coche, tampoco. Entonces, dinero que tienen, al festival. A gastárselo y a disfrutarlo.

Ahora de lo que trata la vida es de tener experiencias, ¿no?

Eso es, "se vive la experiencia". Eso está muy de moda.

Durante los partidos habláis mucho de anécdotas culturales y sociales de Estados Unidos en los viajes. ¿Te interesa esa cultura? ¿Tienes un interés especial relacionado también con la música americana?

Estados Unidos tiene muchos mundos diferentes en sí mismo. No tiene nada que ver estar en Miami con estar en Salt Lake City. No puede haber dos sitios más opuestos en la tierra que esos dos. En el downtown de Salt Lake City viven 37 personas. Censadas, 37 personas. Tú sales ahí a las nueve de la noche y no hay nada ni nadie. Hicimos la prueba de que en Salt Lake City, por internet, es fácil comprar una pistola, un arma de fuego, pero es imposible comprar una botella de vino. Eso es Estados Unidos. ¿Miami? Cuando vamos a las finales no salimos ninguna noche. Cenar, con una cervecita, y a la cama. Pues en Miami salimos todos los días. Estados Unidos es así de diverso. Me encanta la cultura porque, como melómano que soy, la música americana me parece la cuna de la música popular. Allí están los géneros puros, el blues, el folk, las mezclas, el rock, el pop... Estas últimas finales estábamos cenando en un sitio y la música que sonaba era una maravilla. Aquí siempre tienes el mismo ritmillo de fondo. Ya sabes a qué me refiero.

"La vida del narrador de la NBA es un infierno. Nos encanta lo que hacemos, pero es un desastre para la vida personal y familiar. Un día me encontré en la puerta con un amigo de la redacción: ¡Llevaba más de tres años sin verlo!"

Guille Giménez Narrador de la NBA en Movistar+

Volvamos a la NBA y a la televisión. ¿Por qué aquí triunfa tanto ese estilo singular, de coletillas burlonas y conversaciones espontáneas? La NBA no se cuenta así en otros países...

Shaquille, Barkley y tal hacen mucho cachondeo en sus transmisiones, pero en el plató. No mientras se está narrando el partido. En Estados Unidos las narraciones son más convencionales, digamos. Nosotros lo hacemos de otra manera. Pero es por el horario. En primer lugar, de madrugada se te va más la cabeza. Es lógico. Pero luego, a esa gente que está haciendo el esfuerzo de escucharte de madrugada hay que darle algo más que no sea la pura retransmisión del partido. Hay que engancharla, entretenerla. En los partidos hay momentos de mucho parón, un equipo se va de 20... Y si la gente ahí se marcha, ya no vuelve. A veces te quedas viendo el partido porque te están contando algo divertido y el partido luego se iguala, hay tres prórrogas y acaba siendo el partido del año. Si no te han enganchado con una conversación sobre, yo qué sé, la Semana Santa, el tiempo, la tortilla de patatas con o sin cebolla o lo que sea, te has ido a dormir y te has perdido el partido del año.

¿La espontaneidad de la narración es en realidad una estrategia?

Es espontáneo todo lo que decimos en el momento, pero el tono en que lo hacemos está totalmente reflexionado. Hay que hacerlo lo más entretenido posible, eso de partida. Luego hay días que estás mejor o peor, más o menos cansado. A Antoni, en cuanto lo veo en maquillaje ya noto si tiene el día que va a estar o no. Si le noto muy espabilado, si hay buenas vibraciones, le saco cositas para hablar de la vida en general y vamos a muerte. Pero hay noches que estamos muy cansados y lo haces como puedes. Sales a empatar. Yo hago a lo mejor 120 o 130 retransmisiones al año: no puedes estar siempre al mismo nivel.

Las conversaciones de tiempo muerto, eso que luego sirve para hacer «las historias de toda la vida» en las redes, ¿las habéis llegado a pensar o preparar de antemano?

Nunca hemos pactado una conversación, eso no ha ocurrido en la vida. Pero sí es pactado el tono. Las charlas de los tiempos muertos la mayoría de las veces son improvisadas, son cosas que se me ocurren a mí o a Antoni en ese momento. Y después, hay cosas que traigo, pero no sé cuándo las voy a sacar. Por ejemplo, estoy en un bar y escucho una conversación. Y veo que está todo el mundo hablando con la i: "Holi, vamos a hacernos unas fotis, he quedado con mis amiguis...". Y yo escucho eso y digo: ¿Qué está pasando? Y pienso que se lo tengo que sacar a Antoni. Pero no sé cuándo lo voy a sacar. No digo: después del tercer tiempo muerto... No. Llego ahí con cosas que he estado escuchando durante el verano, que tengo varias, y sé que en algún momento las sacaré. Y entonces, algo te lo recuerda y lo sacas.

"Sólo con las interacciones en X ya nos hacemos una idea muy precisa de la audiencia que tenemos en un partido. Ha habido partidos en fines de semana o días concretos con más audiencia que Nadal. Y luego, un día entre semana no te ve ni Perry Mason"

Guille Giménez Narrador de la NBA en Movistar+

Hablabas de retener al espectador en medio de la madrugada. ¿Sentís a veces ese vacío de pensar cuánta audiencia habrá al otro lado?

Ahora es muy fácil medir cuánta gente te está viendo. Sólo por las interacciones que tienes en X, ya más o menos puedes saber la cantidad de gente que te está viendo. Hay días que no das abasto, es imposible leer la cantidad de tuits que hay. Y hay otros que, en toda la noche, tienes cuatro. Extrapolas y sabes más o menos la audiencia: decimos hoy tantos, hoy no sé cuantos. Unos días después nos llegan las audiencias de cada partido y acertamos bastante. Entre semana, nah, esto no lo ve ni Perry Mason... Pero los domingos son una locura, los partidos de las nueve o nueve y media. Una locura. Ha habido audiencias que en la empresa se han quedado sorprendidos: superiores a partidos de tenis de Nadal, por ejemplo. Sólo con eso te lo digo. Y al día siguiente, el lunes, no hay nadie. La audiencia que sigue la NBA día a día es una cantidad de público escasísima. Pero la cantidad de gente que ve los momentos cumbre de la NBA durante una temporada... el primer día, el doblete del día de Navidad, las finales, algún partido de playoff en domingo: eso es una locura.

La demostración está en la popularidad de quienes lo hacéis. Un día alguien hablará de Guille Giménez como tú hablas de Montes y Trecet.

Alguien vendrá en algún momento claro. Yo me tendré que jubilar y a este ritmo no aguanto muchos años más. Daimiel y yo estamos ya para darnos la puntilla: son 20 años trabajando por la noche. La vida del narrador de la NBA es un infierno, un infierno. Desde fuera no se es consciente de lo que es llegar a las siete de la mañana a casa, no dormirte, y que sea la una de la tarde y todavía no te has dormido. Y al día siguiente tienes que hacer otro partido. Y además hacemos los fines de semana: yo llevo diez años haciendo sábados y domingos. Cuando me voy me despido de la familia y de los míos. Tengo amigos a cuyos cumpleaños no he ido jamás. Psicológicamente eso es durísimo. Y un desastre para la vida social y familiar. Supongo que alguien vendrá después de nosotros, pero tiene que tener mucho aguante. Ya voy avisando a los chavales: que no piensen sólo en la parte buena de lo que hacemos, que la tiene y nos gusta mucho. Si no, sería impensable hacer esto, llevar esta vida. Hacemos algo que nos apasiona, pero todo lo demás es malo, que lo sepan. ¿Si algún día comparan conmigo al que venga? Será un honor. Para mí lo es que me comparen con Trecet y con Montes, que me encantaban los dos. Pero esto es muy duro.

Daimiel me contaba cuando se dio cuenta de que nadie iba a contar profesionalmente con él para ascender en la empresa, porque nunca estaba en la redacción cuando se promovía un cambio...

Si están pensando en nombrar jefe a alguien, en el último en el que van a pensar es en ti. Porque no te ven nunca. Y no te ven nunca durante 20 años. "¿Qué fue de ese?". "Pues sí, sigue trabajando aquí, lo que pasa es que viene por las noches". Mira, el otro día me encontré en la puerta del trabajo con un compañero que hace documentales de fútbol. Un buen amigo, que además va a festivales y tal... ¿Sabes cuánto hacía que no lo veía? Tres años y medio. Y trabajamos en la misma redacción. Ahí está.

Dormir es de cobardes... y de gente normal.

Nosotros no existimos. Hizo una vez un vídeo Daimiel, con un cámara amigo. Grabaron cómo llegaba allí al edificio en Tres Cantos, de noche, entraba en la empresa y no había nadie, más que el de seguridad. Las luces apagadas. Llegaba y yo estaba ahí al fondo, era la única persona en una redacción gigantesca, me saludaba... Y la gente empezó a decir: "Oh, qué soledad". ¿Pero qué os pensabais? Yo, por ejemplo, el timbre de mi casa lo tengo desconectado. Cuesta muchos años mentalizar a tu familia y amigos de que no te llamen a las diez de la mañana. Pero al portero o al cartero es imposible mentalizarlos. Así que lo tengo desconectado.

"El timbre de casa lo tengo desconectado. Cuesta muchos años mentalizar a tu familia y amigos de que no te llamen a las diez de la mañana. Pero al portero o al cartero es imposible mentalizarlos"

Guille Giménez Narrador de la NBA en Movistar+

¿Y en verano haces cura de sueño?

Nunca consigo llegar a tener un horario de persona normal. Pero de acostarme a las siete o las ocho de la mañana que me acuesto durante el año, pues soy capaz de bajar hasta las tres. Y cuando ya estoy durmiendo normalmente a esas horas... empieza la siguiente temporada.

Es como el jet-lag pero sin moverte de casa.

Cuando ya estás a punto de ser una persona normal... 22 de octubre: comienza la temporada 2024/25.

Seis campeones diferentes en los últimos seis años: ¿Hay un modelo de equipo o una característica que conecte a Toronto, Lakers, Warriors, Milwaukee, Denver y Celtics? ¿Qué factor gana hoy la NBA?

Yo creo que sí que hay una línea de unión: es el tiro de tres. Los Warriors han jugado seis finales y ganado cuatro con la mejor pareja de tiradores de la historia, Curry y Klay Thompson. Este año ganó Boston que es el equipo que más tira de tres de toda la NBA. Hay que tirar mucho pero bien, si no es un desastre. Pero los que lo hacen están ganando anillos. En los Juegos Olímpicos, Francia en la final se pone a un punto, y en los últimos tres minutos Curry mete cuatro triples. Teniendo a LeBron, a Durant, todo el juego interior que tenían con Embiid, con Anthony Davis... al final son los cuatro triples de Curry los que ganan el título olímpico. El triple es el que marca la tendencia del baloncesto actual. Y en la NBA, sin duda.

El baloncesto que se juega hoy está definido por el impacto de Stephen Curry y sus Warriors...

La estadística avanzada demostró hace tiempo que si tirabas muchas veces de tres, aunque te bajara el porcentaje, metías más puntos. Es pura estadística. Y entonces todo el mundo se ha puesto a hacer ataques de siete u ocho segundos y a tirar de tres. Así tenemos partidos de 140 y 150 puntos. Y anotaciones de más de 70 puntos. En los años 80 era inimaginable que un jugador metiera más de 70 puntos. Y ahora tenemos varios jugadores actuales que lo han hecho: Devin Booker, Luka Doncic, Donovan Mitchell, Damian Lillard... todos esos han superado esa cifra en un partido. Y eso es porque se tira mucho de tres. Quizás si se alejara la línea bajarían los porcentajes y volveríamos a ver un baloncesto de más balones interiores, más penetración... Se han hecho pruebas en ligas de desarrollo, con la línea más alejada de cuatro puntos y cosas así. Pero, ¿quién lo sabe? Nadie se atreve a cambiar el juego.

Empezaste a narrar la NBA precisamente en la eclosión de aquellos Warriors y este año Klay Thompson jugará en Dallas.

Es el final de una época, porque los Splash Brothers han marcado el baloncesto moderno. A ver cómo afecta al espíritu del equipo. Porque cuando pierdes esa comunión de dos tíos luchando juntos por lo mismo, todo se vuelve demasiado mecánico e insustancial. Y los Warriors tenían mucha sustancia: era un equipo creado desde el draft, con jugadores jugando juntos muchos años, con los mismos movimientos. Cuando pierdes eso, pasa mucho tiempo hasta recuperarlo. Yo esperaba movimientos importantes en los Warriors y han sido de jugadores secundarios. No sé si Curry podrá volver a luchar por un anillo, este año lo veo muy lejos. Es una gran pérdida, pero vamos a disfrutar de Klay Thompson con Doncic y Kyrie Irving.

¿Hará falta más de un balón para esos tres?

Es la duda. Lo de compartir el balón en Dallas no me preocupa tanto a la hora de atacar, porque Klay Thompson es capaz de meter 60 puntos teniendo el balón en la mano menos de un minuto. Ya lo ha hecho. Es de coger y tirar, y al final el tiempo que ha tenido el balón en la mano no suma ni un minuto. Y así es capaz de meter 60 puntos. Con lo cual es un complemento perfecto en ataque para jugadores que amasan balón y botan mucho como Irving y Doncic. Lo que me preocupa es atrás, defensivamente. Klay Thompson perdió mucha movilidad con las lesiones y los otros dos no son precisamente perros de presa en defensa. Con lo cual, si juegan los tres juntos, defensivamente ese equipo va a sufrir muchísimo.

¿Ves a los Knicks, que ya eran un equipo peligroso, como candidato en el Este tras los refuerzos de este verano? ¿Los Sixers con Paul George? ¿Algún equipo más?

Esos dos, desde luego. Philadelphia se ha reforzado muy bien: también con Yabusele desde el Real Madrid. Ya tenían un gran equipo. Vamos a ver el físico de Embiid porque no ha jugado ni un solo partido de pretemporada. Nueva York ya tenía un equipo muy bueno y añade a Karl Anthony Towns. Pero para mí la gran amenaza del Este son Indiana Pacers. Porque es un equipo que juega un baloncesto tan loco, tan veloz, anotan tantos puntos, que como lleguen bien físicamente Haliburton, Mathurin, etc., que el año pasado llegaron lesionados, son capaces de dar la gran sorpresa.

¿Te apetece ver a un equipo explosivo como los Grizzlies, la vuelta de Ja Morant, Zach Edey, el japonés Kawamura...?

No creo que les llegue para mucho. Me apetece sobre todo ver la progresión de Santi Aldama, que es el único español que tenemos ya en la NBA. El año pasado evolucionó muy bien, con la acumulación de lesiones que tuvo Memphis pudo jugar muchos minutos y lo aprovechó.

¿Y en el Oeste prevés alternativas a Dallas y Denver?

La gente habla mucho de Oklahoma City y para muchos general managers es el gran favorito del Oeste. Yo no les tengo tanta fe, la verdad. Cuidado con Denver: lo de Russell Westbrook puede salir o muy bien o muy mal. Esa es la sensación que tengo. Y si sale muy bien, les veo en la final: a ellos les faltaban puntos de banquillo y en ese papel de sexto hombre, Westbrook les puede aportar cosas positivas. Creo que Christian Braun va a ser titular y es mejor jugador de lo que parece, es un tío muy competitivo. Además, es un tipo que cena a las tres y media de la tarde, que lo hemos visto: de estos ordenados, el jugador que todo entrenador quiere a su lado. Y los otros cuatro siguen siendo los mismos. Así que vamos a ver.

"Para mí la gran amenaza de los favoritos en el Este es Indiana Pacers: si las lesiones respetan a Haliburton, Mathurin, etc., pueden dar muchos sustos. ¿Los Clippers en el Oeste? No tengo fe en Kawhi. ¡Pero cuidado con Minnesota!"

Guille Giménez Narrador de Movistar+

¿Clippers?

Clippers... (hace una pausa). Kawhi, ¿qué va a pasar con Kawhi? ¿Cuántos partidos va a jugar? Si es que todos los años es lo mismo. Si Kawhi estuviera bien, si tuviera una regularidad, si llegara bien a los playoffs, para mí sería un equipo aspirante a todo. Pero no, que no hay manera de que Kawhi tenga un año bueno, con constancia. Desde aquel anillo con los Raptors, nada de nada. No, no tengo fe en Kawhi.

¿Tienes alguna pedrada, un tapado?

Cuidado con Minnesota, que se ha quitado a Towns pero tiene a Julius Randle y a DiVincenzo, que no son poca cosa. DiVincenzo, para mí, es un jugadorazo. No lo descartemos, en el Oeste puede pasar de todo.

Hemos nombrado a Santi Aldama como único español, pero no nos olvidemos de Jordi Fernández. Cerramos con su nombre.

Jordi es amigo. Primer entrenador español de la NBA en la historia, ahí en Brooklyn. Se va a comer una época de reconstrucción, claro. No esperemos nada de Brooklyn porque es para ir poco a poco y a largo plazo. Pero Jordi es un fenómeno, ha ido creciendo desde la base y ahí está: en la cumbre. Le deseamos lo mejor.