BALONCESTO

Matteo Spagnolo: "Estoy agradecido al Real Madrid, pero quería jugar y sentirme importante"

El excanterano blanco atiende a Relevo durante la preparación del Mundial con Italia.

Matteo Spagnolo, este verano, durante el amistoso entre Italia y Grecia. /STEFANOS KYRIAZIS/GETTY IMAGES
Matteo Spagnolo, este verano, durante el amistoso entre Italia y Grecia. STEFANOS KYRIAZIS/GETTY IMAGES
Julio Ocampo

Julio Ocampo

Trento.- La alegría es doble para el joven base Matteo Spagnolo (Brindisi, 2003). Primero porque acaba de entrar en la lista definitiva del seleccionador Gianmarco Pozzecco para disputar el Mundial con Italia. Y después, porque su reciente fichaje por tres años con el Alba Berlín, equipo en el que compartirá vestuario con su compatriota Gabriele Procida, provocará su debut en la Euroliga.

El último gran canterano en marcharse de la Casa Blanca atiende en exclusiva a Relevo durante la concentración de su selección en el norte de Italia. Ya se ha hecho mayor, y es entonces cuando ha decidido cambiar su vida con la soltura con la que mueve el balón en una pista de basket. Como playmaker, ha elegido coger la manija de grandes retos mundiales y continentales. Ya no es niño prodigio; ahora es una realidad consumada e intrépida. No es aún Brunamonti, Marzorati o Gentile, pero ya rezuma liderazgo y velocidad mental. Sueña en futuro, porque el presente ya lo tiene.

Sonaste para el Madrid como segundo o tercer base, pero finalmente te marchas a Alemania. ¿Cómo estás?

Muy contento, porque supone un importante crecimiento en mi carrera. Han apostado muy fuerte por mí y eso me llena de orgullo.

En tu última temporada (cedido por el Madrid a Dolomiti Energia Trento) jugaste la Eurocup promediando casi doce puntos por partido, 3,6 rebotes y 4,3 asistencias. Abandonas Italia, pero sobre todo dejas el Madrid, donde te convertiste en el primer italiano en jugar en la cantera. ¿Cómo se gestó todo?

Llegué a Roma con catorce años para jugar en la Stella Azzurra (un laboratorio de talento imitado en toda Europa). De allí salieron jugadorazos como Andrea Bargnani, número uno del Draft en 2006. Con ellos disputé muchos torneos internacionales. Hasta cuatro veces el de Tenerife. Jugábamos contra el Madrid, y lo hacía bien. Recuerdo que me llamó el club en mi segundo año romano. Me invitó a ir allí para ver la estructura y ver si me gustaba.

Jugaste en España de 2018 a 2021. Después encadenaste dos cesiones en la liga italiana. ¿Cómo fueron tres años allí?

Maravillosos. Hemos ganado mucho, además de haber significado una grandísima experiencia personal y deportiva. He aprendido el español, he hecho grandes amigos. Ha sido clave para crecer. Les estoy agradecido.

Con el primer equipo comenzaste a entrenar en 2019. ¿Qué recuerdas de ello?

Eran los mejores y yo, un afortunado por poder entrenarme con ellos. He aprendido de los más grandes de Europa. Me quedo con la personalidad y la calidad de Sergio Llull, aunque también fue una experiencia haber coincidido con Rudy, Tavares, Rudy. Me sentí un privilegiado allí.

Pero Pablo Laso, Chus Mateo… ¿Qué te decían?

Sólo me decían lo que tenía que mejorar. Había que corregirlo cuanto antes para pasar al siguiente step.

Aunque es cierto que debutaste en ACB, es en ese paso al siguiente nivel donde todo se atascó.

Jugué treinta segundos contra el Zaragoza. Tenía 17 años recién cumplidos. Luego se paró todo con la pandemia.

Después te marchaste a Italia dos años cedido. Primero a Cremona y después a Trento. Eres, junto a Juan Núñez, Almansa, Sarr, Vukcevic, Garuba, Miller o Jan Vide, otro canterano que se le escapa al Madrid. ¿Por qué no apostaron por ti en el club blanco?

No lo sé. Cuando terminé los tres años en las categorías inferiores pensé que la mejor opción era debutar en Serie A. Suponía una gran oportunidad. La pude aprovechar para estar hoy aquí, con Italia a punto de debutar en un Mundial.

Minnesota te eligió hace un año para jugar la Summer League. ¿La NBA, donde está tu amigo Fontecchio (Utah Jazz), es hoy una utopía?

Es un objetivo, aunque hablamos de una competición muy singular. Muy diferente a todo. Tienes que estar muy seguro de ti mismo, de tus cualidades para ir allí y quedarte. No ir para luego volver en uno o dos años. Pero sí, mi objetivo es llegar allí y consolidarme. No tengo prisa por llegar, porque ahora estoy contentísimo con mi nuevo club. No me arrepiento de nada.

Te quedaba un año de contrato con el Madrid, pero con el Chacho y la vuelta de Campazzo las puertas estaban cerradas. Quizás hablamos de dos de los mejores bases de los últimos veinte años. ¿Te fijabas en ellos?

Sergio Rodríguez jugaba en el Olimpia Milán. Nos conocimos cuando él estaba allí. Tenemos amigos en común. Ambos me daban buenos consejos para comprender mejor la lectura de los partidos. Yo tenía la costumbre de pasar saltando, por ejemplo, después de un pick and roll. Esto suponía mucha aceleración, pero menos control. Me decían también que alternara constantemente cambios de velocidad en la misma acción en lugar de hacer todo rápido o todo lento. Tener esa capacidad camaleónica hace que sean estrellas.

¿Laso te hizo mejor?

Sí. Esa experiencia me formó. Sentía que estaba en el ambiente perfecto. Entrenar con el campeón de Europa con 16 o 17 años era lo máximo, pero repito que es un capítulo ya cerrado.

¿Te habría gustado seguir allí?

No lo sé; depende. Había que analizar muchos factores. Yo quiero jugar y demostrar mi valía en la escuadra que me de la oportunidad de hacerlo.

Es inevitable que a todos los canteranos del Madrid os comparen con Luka Doncic. ¿Cómo te abstraes de eso?

Yo escribo el libro de mi vida. El de Doncic es sensacional, pero yo tengo el mío. Nos conocimos y le admiro. Una vez le pedí la camiseta. Soy un jugador con la autoestima muy alta, pero él es de los mejores del mundo. No hay comparación que valga. Eso sí, es un ejemplo para mí. De hecho, me inspiré en él cuando acepté la oferta del Madrid. Veía lo que hacía en la Euroliga cuando tenía 18 años y… Fue clave en mi decisión final.

Ahora, ajeno a todo, estás concentrado en lo que será tu primer Mundial. Además de los pesos pesados ya consabidos (Datome, Melli o incluso el propio Fontecchio), ¿qué destacarías de esta 'Azzurra'?

Su gran autoestima. Creemos en nosotros, en nuestras fuerzas, nuestras posibilidades. La pista habla, y si jugamos como sabemos te digo que no somos inferiores a nadie.

España, con Juan Núñez por Ricky, defiende el título.

Grandísima selección con jugadores que se conocen muy bien, aunque el baloncesto es impredecible. Ahí hay que hacerse fuerte con nuestra determinación, coraje y personalidad.

Además de Datome, será un 'Last Dance' para viejos conocidos como Rudy, Llull…

Es un honor vivir de cerca los últimos años de estas estrellas, de una magnitud increíble. Han escrito la historia, han ganado todos la Euroliga. En mi caso, intento disfrutar hasta el último minuto de mi capitán Gigi Datome. Un grande.