Franz Wagner, la historia del pupilo de Aíto García Reneses que puede ser campeón del mundo
El alero de Alemania, actual jugador de los Orlando Magic, debutó en la Bundesliga de la mano del técnico español.
Talento e inteligencia a partes iguales mezclados con confianza y buen hacer. Lo que ha hecho hasta ahora Franz Wagner (Berlín, 2001) con Alemania en este Mundial es algo que, dada su corta edad, está a la altura de muy pocos. Más aún cuando empiezas el torneo con un susto en la rodilla que casi te deja fuera del mismo. Quizá aquello fue sólo un punto de inflexión para el alero de los Orland Magic. Y si no, que se lo pregunten al Team USA porque ha sido un auténtico quebradero de cabeza para ellos. Tanto, que este viernes se vistió de líder para llevar a los de Gordie Herbert hasta la final del Mundial. Alemania ha tumbado a la gran favorita al oro y lo ha hecho gracias al impulso de un jugador de sólo 22 años cuya trayectoria tiene acento español.
No hay que echar mucho la vista atrás para encontrar su debut en la élite. Aunque este llegase cuando sólo tenía 16 años. Aquello fue en el año 2017 y detrás estaba un entrenador que sabe muy bien lo que es hacer despegar el talento joven. O si no, que le pregunten a Pau Gasol, a Ricky Rubio o a un Kristaps Porzingis que, aunque una fascitis plantar le impidió estar sobre el parqué con Letonia, sí que ha sido uno más de la expedición letona este Mundial.
Sí, Aíto García Reneses fue el culpable de que aquel chaval de instituto berlinés debutase en la Bundesliga con el Alba Berlín. Y como el propio técnico reconoció hace unos meses a la agencia Efe, ya entonces se veía su "buena cabeza e inteligencia", dos cualidades que, sin duda, le han seguido acompañando durante su evolución. De hecho, Aíto no se equivocaba. Y en su primera temporada como profesional fue elegido el Mejor Joven de la Bundesliga.
Por eso tampoco resulta extraño que Wagner siempre se haya desenvuelto en elogios con el entrenador que apostó por él. De quien siempre ha considerado que no sólo le enseñó como jugador, sino también como persona. Eso sí, aunque no le hiciera mucho caso en eso de irse tan joven a probar suerte al otro lado del charco. Más que nada porque, se lo dijera o no, Aíto siempre ha defendido la formación continental.
Al pasar a la universidad, decidió seguir los pasos de su hermano mayor -y ahora compañero de equipo y selección- Moritz, que en 2015 se fue a EE. UU. a la Universidad de Michigan. Y en 2019 aterrizó en unos Wolverines en los que estuvo dos temporadas. Ahí, este alero de gran envergadura (mide 2,08 metros) comenzó a hacer de las suyas hasta que en 2021 se declaró elegible para el Draft. No defraudó.
Franz fue elegido en el pick 8 por los Orlando Magic, franquicia en la que unos meses antes había aterrizado su hermano, y en la que no tardó en hacerse un hueco. Tanto es así que en su primer año fue elegido dentro del Mejor quinteto rookie de la NBA. Aunque no fue el único éxito de ese año.
Durante el verano fue convocado con Alemania, su gran debut con la selección absoluta, con la que se acabó colgando el bronce continental en el Eurobasket. Por eso, nadie dudaba de que Gordie Herbert volvería a contar con él para este Mundial en el que, precisamente, le tocó soplar las velas (su cumpleaños fue el 27 de agosto). Y aunque empezó con un susto por un golpe en la rodilla que incluso le obligó a hacerse pruebas para descartar algo grave y a perderse algunos partidos, se ha convertido en uno de los referentes.
Así se vio en la semifinal contra EE. UU., donde firmó una gran actuación que ayudó a los suyos a derrotar al llamado Dream Team. Quizá el posible deseo de Wagner al soplar las velas fuera precisamente este. El meterse en la final y, cómo no, ganarla. Pero sea o no, bien se puede decir que ya han hecho historia. Porque Alemania está a un sólo partido de ser campeona del mundo, pero, como mínimo, será plata Mundial. Y eso ya será el mayor logro en una Copa del Mundo para la selección.