Yunio Barrueta, el héroe de una jugada que no era para él y de una 'lotería' que tampoco llevaba su nombre

Domingo, 29 de septiembre de 2024. Faltan segundos para que suene el bocinazo final y la tensión en el Coliseum coruñés es máxima. El Leyma Coruña está debutando en la Liga Endesa y está sólo dos puntos abajo ante el Real Madrid. Y entonces, hay un jugador al que solo le bastan dos segundos para escribir su nombre en la historia del club. Él es Yunio Barrueta (Cuba, 1993), uno de los héroes del ascenso, que coronó con un 3+1, tras sacarle la personal a Dzanan Musa, la primera victoria de la historia del Leyma Coruña en la ACB ante el vigente campeón de liga. Un alero que salió de su país gracias a que le tocó la "lotería" a su padre y que, aunque llegó al baloncesto de forma tardía, le ha demostrado a ese entrenador de la universidad que le dijo que "mejor cambiase de programa" que estaba totalmente equivocado.

No será el MVP de la jornada, ni el más valorado de su partido, ni tampoco de su equipo, pero sin duda alguna, Barrueta se ha convertido en el gran protagonista de la primera jornada de la Liga Endesa. El alero, que cumple su tercer año en Coruña, decidió arriesgarse con un triple en una jugada que, como él mismo reconoció, "no era" para él y le salió redondo: "No era una jugada para mí, pero Brandon Taylor me la pasó, la tiré y la metí con una pata. Increíble", dijo tras terminar el partido en los micrófonos de Movistar Plus+, una jugada con la que demostró esa confianza que tiene en él su entrenador, Diego Epifanio, para que, si cree que debe jugársela, lo haga. "Epi me da siempre la confianza para tirar, tengo la luz verde. Él cree que cada tiro que yo hago es el mejor para el equipo, yo le agradezco esa fe que tiene en mí", reconocía el propio Barrueta en una entrevista a La Opinión de Coruña.

Pero más allá de ser el protagonista de la jornada y de saber que lleva tres años en Coruña, la gran pregunta para muchos es: ¿quién es Yunio Barrueta? Y es que la suya es de esas historias de constancia, persistencia y trabajo hasta lograr alcanzar la élite. Porque no, este alero cubano no era de los que desde niño o adolescente ya despuntara en el baloncesto… sino casi que lo contrario.

Aunque es cubano, lo cierto es que con apenas cinco años puso rumbo a los Estados Unidos con su familia. Concretamente a Florida. Todo ello gracias a algo que casi puede tildarse de milagro: ganar una lotería. "Cuando tenía cinco años, mi padre ganó el bombo, que es una lotería de visados que se realiza cada año en Cuba y por eso salimos de ahí. Te pagan el billete de avión y tienes libertad para ir a los Estados Unidos", reconoció el propio alero en la citada entrevista en la que aseguró que aquello le "cambió la vida".

Instalado ya en Florida, como a casi cualquier niño, los deportes le llamaron la atención. Aunque lo cierto es que su relación con la pelota naranja tardó algo más en empezar a forjarse. A los nueve años hizo kárate y fútbol americano, deportes que dejó porque su madre no quería ver a su hijo recibir golpes. Y fue ya a los 12, estando ya en el instituto, cuando probó el baloncesto. Y sí, aquello fue una especie de amor a primera vista, aunque como en cualquier relación tuviera sus más y sus menos.

Cuando le tocó entrar en la universidad lo hizo a través de un programa de baloncesto en la East Tennessee State University. Directamente a la NCAA. Sin embargo, no todo fue como esperaba. Sus números ese primer año fueron bastante pobres (2,4 puntos y 2,3 rebotes de media), y esto hizo que su entonces entrenador le recomendase cambiar de programa… Pero no lo hizo. Por lo que optó fue por cambiar de universidad. Bajar un peldaño, a la NCAA II -la segunda división- en busca de otra oportunidad. Y acertó de lleno.

Se enroló en los Buccaneers de la Universidad de Barry, cerca de su casa, fue elegido debutante del año de la Sunshine State Conference en 2014 y los tres años que estuvo allí promedió 19,4 puntos y 9,3 rebotes, además de graduarse en Criminología. Pero aunque lo de resolver casos se le diera bien, resolver partidos -como demostró este domingo- parecía que se le daba mejor, así que optó por probar suerte en la Summer League con los Orlando Magic. Y aunque finalmente no terminase de cuajar, lo que sí que consiguió aquel verano de 2016 fue cruzar el charco rumbo a su primera experiencia profesional.

Barrueta se enroló en el Okapi Aalstar belga y una temporada después pasó a jugar en Francia, en la Pro B -la segunda división, desde donde -tras un año intermedio en Israel, con el Maccabi Ashdod BC- acabó recalando en Coruña, en la entonces LEB Oro, en el año 2022. Eso sí, no sin antes haber logrado firmar 13 triples en un partido (el récord en la categoría gala).

La realidad es que desde que llegó al equipo gallego, encajó con el vestuario y el cuerpo técnico. Tanto que hasta le pusieron el mote de 'papi', una forma cariñosa que demuestra que el alero es un jugador querido y respetado dentro del club… y tras lo que firmó este domingo en el Coliseum, también fuera. Porque no pudo haber mejor presentación que la suya para darse a conocer en la ACB.